El emperador

342 28 9
                                    

Las naves se acercaban a la tierra y el modo de hibernación se desactivó, el emperador abrió lentamente los ojos y comenzó a escuchar toda la información sobre el planeta al que estaría llegando. No pudo esperar su sonrisa malvada al darse cuenta que era un lugar sumamente valioso, lleno de recursos y seguramente pagarían muy bien por el. Más aún, saber que los humanos no eran capaces de defenderse. Bostezo y prendió el comunicador para hablar con. Zarbon y Dodoria.

—¡Zarbon, Dodoria, despierten! Es un nuevo día.— El emperador se tallaba un poco los ojos esperando la respuesta de sus subalternos.

—Estoy listo emperador.— contestaba Zarbon.

—Atento emperador, espero con ansias el momento en el cual pueda matar a Vegeta, ¡ese enano desobediente va a pagar!.— comentaba Dodoria esbozando una sonrisa malvada con sus morados labios.

—¡Ni se te ocurra!, tengo planes para ese chiquillo, con los demás puedes hacer lo que quieras.— Freezer movía sus manos golpeando sus uñas en su gran sillón mientras esperaba a sus tenientes en la sala principal. Aburrido bostezaba y caminaba de un lado a otro, pensaba en cómo hacer pagar a ese saiyan desobediente, era un elemento valioso para su ejército, no podía sacrificarlo así como así, pero tampoco dejarlo sin castigo.

La gran nave hacia su aparición en el cielo, misma que iba seguida de varas pequeñas naves en forma de esfera, el descenso fue tranquilo y aterrizó sin inconvenientes.

Al notar el lugar de aterrizaje, no dudaron y volaron los cuatro saiyan y el namek, eran cinco contra un ejército completo.

Sin perder tiempo, al notar que Vegeta y los demás ya se habían  alejado lo suficiente, Bulma subió a su avión y siguió a los saiyan, pensaba que si la invasión extraterrestre era su culpa, ella debería ser parte de la solución. No sabía cómo pero creía que podía ser de ayuda.

Acercándose a la zona de aterrizaje de Freezer, Piccoro y Goku contabilizaban los Ki. —Son más de doscientos individuos, la mayoría son débiles— decía Piccoro

—Son muchos los ki que se están desplegando en la zona, no se si...— Goku comenzaba a dudar sin bajar la velocidad a la que volaba.

—Ni siquiera lo pienses Kakarot, somos mucho más poderosos que cualquiera de esos insectos. Te aseguro que solo hay unos cuantos que podrían hacernos daño.— Radditz animaba a su hermano, no tenía por ninguno de sus inútiles soldados, pero si por el poder de Zarbon, Dodoria y Freezer. Pues sabía que si moría, uno de ellos sería el autor de su aniquilación.

—¡Me lleva, hay humanos en el área!.— Reclamaba Vegeta al sentir el ki de los amigos de Goku y Bulma, pues los veía más que como apoyo, como unos entrometidos. Más aún, si algo les pasaba, Bulma sufriría. Ya bastante era saber que posiblemente él no regresaría como para dejarla completamente sola.

—Daños colaterales, no podemos hacer nada.— Comentaba Nappa, quien solo deseaba ocultar la debilidad del príncipe, pues en caso de sobrevivir, no habría problemas de torturas.

—Son unos idiotas.— Vegeta seguía volando y no se detendría por los humanos, haría todo lo que estuviera en sus manos para salvar a Bulma y su hogar.

Los saiyan y Piccoro aterrizaron y observaron las naves, Nappa cerró los ojos, respiro y puso una mano en la espalda de Vegeta. Era como si se despidiera. Comenzó a caminar hacia la nave de Freezer.

—¿Que haces?.— Dijo Vegeta mirándolo, pues desconocía el plan de Nappa.

—Voy a negociar con Freezer, con suerte será una muerte rápida e indolora.— avanzaba seguro hasta que escuchó a Vegeta gritar.

Un amor de verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora