Perdidos

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3 años después ...

Se celebraba el gran torneo de las artes marciales, esta vez Bulma acompañaba a Yamcha. La chica ahora ya una mujer, se había reconciliado con su novio de toda la vida, sin embargo sus sonrisas jamás fueron las mismas de antes. Desde que el príncipe y su pequeño amigo dejaron la tierra, ella aguardaba la esperanza, solo deseaba verlo una vez más.

Ella tenía un plan, había hablado con su padre para poder crear una nave que la ayudara a surcar el universo en busca de los saiyajin, era eso o soportar la soledad. Sin embargo, aquel ambicioso proyecto iba a tomar años, aún vanidosa, no quería desperdiciar su juventud, no iba a dejar que su vida se perdiera en un sueño. Por eso estaba con él, un espejismo en medio de un desierto sin fin.

—¡Bulma! ¡Hola Bulma! Aquiii...—- gritaba un chico, su cabeza calva y gran sonrisa no habían cambiado, era Krillin, un poco más alto, con su traje de pelea naranja. Lo acompañaban Ten, chaos y el maestro Roshi.

—¡Hola chicos!, los extrañé tanto.— corrió la joven a saludarlos, un fuerte abrazo coronó el momento en el que ella se reencontraba con sus amigos. Rieron y caminaron hacia el registro, era hora de que todos los participantes llenaran los formatos e hicieran las preeliminares.

Mientras caminaban, una niña soltó un globo de helio y se atoró en un árbol, Bulma intentó bajar el globo, pero era inútil. No alcanzaba.

—Lo siento pequeña, ten compra otro globo.— ella le dio unas monedas y continuaron su camino hacia el registro.

Ya entre los participantes observaron a un hombre con turbante, estaba de espaldas y su ki era imperceptible. Era alto y misterioso. Krillin se acercó curioso y el hombre volteó en dirección a los muchachos. No había dudas, Piccolo estaba allí, Krillin sonrió y corrió efusivo a saludar, Piccolo por su parte, no reaccionó al saludo.

—Es una pérdida de tiempo, odio a los humanos.— mencionaba Piccoro serio, mientras observaba el resto de la competencia.

—Nosotros también te extrañamos mucho Piccoro, sabes, creo que el torneo será interesante aunque seguro serás el campeón.— Krillin hacía fiesta mientras sonreía Bulma y entrecruzaba sus manos sobre su pequeño vestido negro.

—No has contactado a los saiyajin, ¿Cierto?— Preguntaba Piccoro a Bulma sin mirarla, seguía con sus ojos fijos al horizonte, pensando, pero esperando respuesta.

—No, no he tenido suerte.— Bulma agachaba la mirada y cerraba los puños con cierto coraje, ella deseaba con todo su corazón tener noticias de sus amigos.

—Entonces esto no vale la pena.— se dio la vuelta Piccoro y echó una mirada a todos los contrincantes, negó con la cabeza y comenzó a caminar hacia la salida.

—¡No te vayas! Eres muy fuerte, deberías por lo menos quedarte y ganar ese dinero para comprarte ropa bonita, te verías muy galán.— Comentaba Bulma, sonriendo y algo nerviosa.

—¡Oye Bulma! Se supone que me vienes a apoyar a mi, tu novio.— refunfuñaba Yamcha, cruzaba los brazos y miraba enojado, trataba de imitar las posturas del príncipe, incluso cortó su cabello para parecerse a él, pero era una mala copia, nada tenía que ver con el saiyajin que habían conocido.

— La verdad es que tú jamás serás tan fuerte Yamcha, admite que, eres solo un humano, nada fuera de lo que ya conocemos.— Bulma daba media vuelta y caminaba, sin darse cuenta chocó con una chica. Su tez era blanca, muy pálida, su cabello oscuro y mirada penetrante. Estaba segura de haberla visto, le dolió la cabeza sólo de intentar recordar.

—¡Oye Bulma! — Yamcha tomó del brazo a la peli azul de manera violenta, entonces Bulma volteó con la mirada furiosa pero llena de miedo. No era el primer arranque de violencia de Yamcha, era tanto su deseo de imitar a los saiyajin que su furia comenzaba a descontrolarse.

Un amor de verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora