PRÓLOGO

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—padre... — intento gritar, pero las palabras no salen, se quedan atoradas en mi garganta. — suéltala, por favor... Por favor

Mi hermana se encuentra de espaldas contra el piso, papá sujeta sus hombros con fuerza mientras extrae un pequeño escalpelo del bolsillo de su abrigo. La mirada de Clara ahora está en mi, y sus ojos llorosos y suplicantes se clavan tanto en los míos como en lo más profundo de mi pecho.

Intento moverme, pero es inútil. no puedo hacerlo, mis pies están plantados en la fría madera del suelo.

¿Por qué no puedo moverme?

¿Por qué no puedo detenerlo?

— por favor, padre... —intento hablar nuevamente, pero mi voz sale a penas en un hilo.
El no me escucha, ahora presiona el cuello de Clara mientras el cuerpo inerte y sin vida de mamá se encuentra a un lado, con los ojos abiertos, como si juzgara la escena.

Una mano. se siente fría.
Tira de mi brazo hacia atrás y a medida que me alejo puedo ver los ojos de mi hermana cerrarse de a poco. El cuchillo ya ha cortado su garganta y el olor de la sangre que emana el lugar llega hasta a mi. Clara, padre, la sangre. Todo se mezcla confusamente en mi cabeza y ahora me siento incapaz de mover un músculo aún cuando inconscientemente me dejó guiar por el extraño hacia afuera.

— ¡Christa! ¡Tenemos que salir de aquí! ¿Lo entiendes? debemos irnos.— el dueño de aquella mano que me alejó de tan cruel escena sigue jalando mi brazo.

Al fin puedo moverme a voluntad e Intento zafarme de su agarre, pero mi afán es en vano, él es más fuerte.

—¡Christa! por favor detente, ¿acaso quieres que él te encuentre?.

Su voz es muy joven. Volteo a ver su rostro y me encuentro con un niño de ojos extraños, es lo primero que veo porque uno es notablemente más claro que el otro. Su cabello... es un poco largo y de un tono azabache a penas visible con la tenue luz de las afueras de la cabaña. Debe tener un par de años más que yo.

Él me mira por unos segundos y tira de mi brazo nuevamente, logrando así que nos sumergiéramos en una borrosa y fría oscuridad.

———

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