⚜️XII⚜️

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La mañana era tranquila, el olor fresco del otoño impregnó el aire y transmitía una sensación de paz a cualquiera que caminase por los extensos e impecablemente iluminados pasillos que Nebel ofrecía.

Eli sedman se encontraba justo en la entrada, y su corazón latió tosco en su pecho en cuanto vio a la chica que buscaba. Se encontraba de espaldas, sacando algo de su casillero, así que se acercó sin medir mucho sus pasos.

Se posicionó frente a ella, entonces, cuando sus ojos conectaron, colocó firmemente su brazo contra en el locker, de modo que Knox quedó frente a él sin oportunidad de ir a ningún lado.

Ella lo miraba fijamente, y el inclinaba la cabeza para poder mirar sus ojos oscuros, ya que había una diferencia de once centímetros. O doce. Entonces, las esquinas de los labios de la chica se curvaron ligeramente hacia arriba, formando una sonrisa sin ápice de diversión, casi irónica.

— ¿Disfrutas hacer esto? — preguntó ella.

— ¿Hacer que?

— Intimidarme, ¿lo disfrutas porque me hace ver débil e indefensa?

Esa sonrisa era distinta que en otras ocaciones en las que no era genuina, pero sus ojos oscuros desprendían la misma desidia de siempre.

— Se lo que quieres — dijo ella — no te molestas en ocultarlo. Descarado.

— Leora...

— No puedo darte lo que quieres, no te importo en absoluto.

— Me importas más que nadie...

— ¿y como voy a saberlo?

— Regresé a este infierno por ti.

Sedman acercó lentamente su rostro al suyo, pero ella lo hizo aún más rápido, provocando que sus labios se encontraran y se enredaran en un beso apasionado. Sintió la mano de la pelinegra deslizarse sobre su abdomen, bajo su camiseta, y luego recorrer sutilmente su cuerpo hasta llegar a su pecho. Un gruñido escapó de los labios de Eli, incapaz de contener su deseo. El cuerpo le ardía, necesitaba tocarla.

Leora Knox lo empujó sobre los sofás claros de descanso que quedaban frente a los ventanales, logrando que Eli cayera sentado, seguido de esto, se colocó sobre el a horcajadas y lentamente desabrochó su camisa.

El frío otoño ahora era más caluroso que nunca, en el momento en que la ropa pasó a un plano lejano.

— Leora... — Se quejó Eli con la respiración entrecortada.

Echó la cabeza hacia atrás por instinto, de esa forma ella besó su cuello, haciendo un recorrido con su lengua desde su clavícula hasta su barbilla.

— ¿Disfrutas esto? — preguntó Leora, luego de un rato, cuando cada prenda ahora estaba regada sobre el piso del solitario pasillo.

— Que... — logró susurrar, mientras estaba nublado hasta el cuello por el extasis que le provocaba la situación.

— Disfrutas... ¿Disfrutas esto? — preguntó nuevamente entre jadeos.

Él no podía responder de inmediato, ¿Qué pregunta era esa?

Él disfrutaba cada segundo, estaba disfrutando incluso del sudor que le corría por la frente, disfrutaba de cada jadeo que salía de su boca casi en susurros. por su puesto que lo estada disfrutando...

No.

Había algo raro el ella.

Algo que el calor del momento no le permitió ver antes. Sus ojos no dejaban de mirarlo fríamente.

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