⚜️XXXI⚜️

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Sabía que estaba mal lo que acababa de hacer.
Pero no había tenido suficiente.

Una ira descomunal comenzaba a fastidiarme en cada parte del cuerpo.

Aún viéndola en el piso, adolorida, me coloqué a horcajadas sobre ella y la golpeé tanto que por primera vez en mi vida, sentí una paz embriagante. Una tranquilidad que no era normal.

Los gritos a mi al rededor se oían distantes. Mis ojos se habían clavado en los suyos mientras mis manos se movían solo por impulso y propinaban golpe tras golpe.

Recuperé la razón cuando escuché el sonido del ascensor, cuando los brazos de Conrad me tomaron con fuerza y me dirigieron hacia el interior.

— Leo... — musitó tomando mi rostro — ¿Estás bien? Leo

— Enloquecí...

— Shhh, no fue culpa tuya.

— me expulsarán... van a expulsarme...

— No — negó, sosteniéndome con más firmeza — tu no hiciste nada ¿Okey?

— ¿Acaso no viste su cara? ¡¿No viste como yo le hice eso a su cara?!

— Yo no vi nada — dijo con seguridad — nadie ahí ha visto nada, y aquí muere el tema, solecito.

«¡¿De qué diablos hablas?! ¡Me echarán, y muy probablemente me denuncien!»

Las palabras «Expulsión» y «prisión» me entumecieron la cabeza por un momento, haciéndome incapaz de mover algún músculo.

Solo pude pensar en Logan. En su trabajo, en su apellido. En el prestigio y la impecable trayectoria de la casa Knox.

— Solo déjamelo a mí — agregó, suspirando profundamente — confías en mí ¿no?

Sus ojos desprendían más confianza en sí mismo de la que yo podía ofrecerle. Y eso hizo que mi respiración se regulara. Esa postura firme y decidida ya la había visto antes.

Sea lo que sea que tuviera en mente, tenía que confiar en él.

— Conrad...

— Mañana te trasladarán al hospital a primera hora — mencionó, tomando mi brazo.

— Pero... no

— y no quiero escuchar que no quieres o no puedes.

El ascensor se detuvo en mi piso. Conrad abrió la puerta mientras esa expresión reservada se mantenía en su cara.

— Conrad. De verdad, no puedo.

— ¿Si? Explícame por qué no.

— Esta tarea es importante.

— ¿Tu salud no es tan importante como una tarea?

— Iré a ese pueblo mañana — refuté, sentándome en el sofá — al regresar, iré a donde tú me digas.

— Leora...

— Lo siento.

Alcé la mirada hacia Conrad. Lucia apenando.

Hasta hace unos minutos se le percibía un enojo palpable, pero ahora la culpa se me había acentuado en el pecho cuando un suspiro cansado escapó de su boca.

No dijo nada más. Asintió indeciso antes de dirigirse a la puerta.

— Solo una cosa, Leora — dijo mirándome otra vez — hay personas que te aman... debe parecerte una sorpresa ¿Eh?... pero hay personas que bajarían al infierno solo por ti, espero que puedas verlo algún día.

INEFABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora