INEFABLE

⚜️XXV⚜️

Me gustaba el aniversario de Elia Nebel.

Como todas sus festividades, la gente se concentra mucho en todo el tema festivo y nadie nota a nadie más que a sí mismo.

Las clases transcurrieron con normalidad durante la mañana, pero exactamente a las tres, nos liberamos de toda obligación para recurrir al auditorio, donde se presentaba a los jóvenes talentos de Nebel y se reconocía a los principales benefactores.

Como era ya habitual, Egbert Brown fue uno de los más gentiles con Nebel en cuanto a dinero. No se podía esperar menos de un ejecutivo del monopolio de Lore.

El hombre, en público, irradiaba una presencia serena pero reservada. Tenía una mirada perspicaz que parecía analizar a primera vista pero muy contrario a esto, su sonrisa era bastante afable. Lo había conocido hace un año atrás e incluso su voz era suave, casi sabia.

Claro que no conocía más de lo que aparentaba, pero no podría diferenciarse más de Raiza Brown.

Miré discretamente hacia el sitio que suele ocupar, muy adelante de todos, pero ella no estaba ahí.

No estaba presente en la conferencia de su padre.

Aunque yo también me la habría perdido. Era, de hecho, la parte más aburrida del aniversario.

los benefactores solo repetían lo que mismo que el año anterior, pero con mas dulzura y optimismo.

Conrad es quien siempre me salva de la rutina con algún chisme entretenido.

— Atenta a Egbert — dijo, señalándolo — Un auténtico depravado sexual. Lo vieron después de la última conferencia, en el laboratorio con esa profesora de ahí — señaló a otro extremo a Candy Lacy, quien curiosamente se mordía los labios — mira lo que hace ¡Mírala! Y pensar que hace unos días intentó sobrepasarse conmigo, yo... que soy un muchacho de bien...

— ¿Muchacho de bien? ¿Estamos hablando de ti?

— Oh, oh, mira allá — señaló otra vez, evitando el tema — es la condesa de Baltore. Hace poco se le acusó de fraude, que vergüenza.

Conrad era un chismoso a más no poder, pero oir los trapos sucios de la alta alcurnia, era cien veces más entretenido que oírlos a ellos.

En ese momento, Evelyn de Baltore, con una sonrisa amplia y una postura enderezada, se puso de pie y todos aplaudieron. Incluso yo iba a hacerlo pero Conrad me detuvo, desaprobando con indignación.

— Es un honor para mí, poder presentar al alumno más destacado de este año — dijo ella, mirando al público con entusiasmo — ¡Qué emocionante! Quiero felicitarlos a todos por su impecable esfuerzo y por ser el corazón de esta prestigiosa casa, así que con ustedes ¡El ganador!

Evelyn abrió el sobre plateado y extrajo el nombre de la mente maestra ganadora del galardón más importante y codiciado de Nebel.

— Bueno ¡Ganadora! ¡Demos todos un fuerte aplauso a Raiza Brown!

— ¡¿Es una broma?! — exclamó Conrad en medio de los vítores.

Yo estaba tan sorprendida como el, Porque en realidad, era el segundo año consecutivo en el que Raiza ganaba tal reconocimiento.