— ¡¿Qué?! — Conrad habló tan fuerte que algunas personas se tornaron hacia nosotros con desdén.— Que bajes la voz — musité en reclamo — Carter dará un anuncio en unos minutos.
— ¿Carter? — preguntó rápidamente tragando un sorbo de su verdoso y para nada apetecible batido — ¡Pero si no lo hemos visto en meses!
— ¡Baja la voz, Conrad! Entiéndelo, él estuvo ahí anoche.
— si, si. Entendí esa parte ¿Pero por qué hacerlo en secreto? Estamos hablando de un presunto asesinato... ¡Un asesinato!
— ¡La voz, baja la voz! — antes de seguir regañándolo, nuestras alarmas sonaron al mismo tiempo. Me enderecé de un salto y, con un agarre firme, tomé la mano de Conrad para apresurarnos hacia el auditorio.
Al llegar, se sorprendió tanto como yo al ver que el lugar se encontraba sumamente ordenado e impecable. Ni una sola mancha, ningún rastro del olor insoportable a sangre.
A lo lejos, la chica de cabello rosa llamada Elena se acercaba con seriedad.
— ¿Claudia?¿Que haces aquí?— preguntó Conrad extrañado.
— Carter dará un anuncio. Creo que tengo en mente lo que va a decir.
— No digan nada hasta que el haya hablado primero — dije girándome hacia el estrado.
Un silencio sepulcral envolvió el lugar, y fue entonces cuando lo entendí. Mis ojos se posaron en el hombre de porte imponente que se acercaba a paso firme al micrófono, con un rostro serio y marcado con una cicatriz ominosa que se extendía desde su mejilla hasta su labio.
— Buenos días estudiantes de esta noble universidad, me apena anunciar que el maestro George Lee falleció esta mañana. A penas supimos que batalló durante mucho tiempo con una enfermedad severa.
Nuestras miradas se cruzaron en sincero desconcierto, en ese momento, a juzgar por la expresión de los demás, parecía que éramos los únicos conscientes de que la declaración de Carter no era más que una mentira.
— Es por eso que se brindará apoyo emocional a los estudiantes que lo requieran, sé que el maestro Lee era una gran persona y conectaba rápidamente con sus estudiantes. Es una lástima que no esté más con nosotros — finalizó.
El intimidante hombre dedicó una mirada de pesar a los demás, y bajó los cortos escalones para perderse por detrás de la puerta nuevamente.
Cuando Carter desapareció por completo de la vista de todos, los murmullos crecieron hasta formar un alboroto, cada palabra susurrando rumores solo añadía un peso más a mi conciencia hasta que Conrad, Con poco disimulo, me tomó del brazo y me dirigió a los pasillos.
— Okey, solecito, no se que diablos está pasando ¿bien? Pero ni tu, ni yo, ni Claudia, diremos una sola palabra de lo que pasó anoche. Ni si quiera sabemos por qué carajo sólo me dejaron en mi habitación.
— ¿Acaso no te da curiosidad? ¿Donde quedó tu espíritu aventurero?
No era propio de Conrad dejar ir un tema tan a la ligera, a menos que este implique su vida amorosa. Entre abrió los labios listo para interpretar un intenso debate, pero no dijo nada, al contrario, un gesto de sorpresa cruzó su rostro tan pronto miró a la chica del elegante cuello delgado que nos observaba atentamente.
Raiza Brown tecleó algo en su teléfono y luego sonrió con delicadeza. Esa sonrisa que escondía un solo significado: "Mírame bien, yo soy Raiza Brown"
El extraño sonido que hace el celular de Conrad cada que le llega un mensaje, hizo eco en el lugar.
»¿Son novios o algo así?«
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INEFABLE
Science Fiction"La verdad te hace libre", es lo que suelen decir. Pero nadie te dice la destrucción a la que una verdad te somete. Leora Knox no tiene idea de lo oscuro que puede ser el mundo, porque no recuerda su pasado... Su origen. ¿Crees realmente que la verd...