⚜️XXXVIII⚜️

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El sol finalmente se fue.

Me quedé estática frente al ventanal esperando ver el momento exacto en el que oscurecía, pero ¿Quién sabe? ¿Alguien presta real atención cuando aparece la luna?

Luego de intentar por un rato, pude dar unos cuantos pasos por mi cuenta. No me dolía ni un solo hueso, sorprendentemente, no tenía ni siquiera alguna herida. El auto en el que estaba quedó hecho trizas y yo no tenía rasguño alguno en el cuerpo.

Gracias a Conrad.

«¿Y si está en este hospital?» pensé mientras vagaba por los solitarios pasillos del lugar. Entré a diferentes habitaciones en busca de mi mejor amigo, pero después de revisar los pisos en los que se atendía emergencias, no lo encontré.

Thompson no estaba ahí.

Me senté resignada en la cama de la habitación otra vez, abandonando la idea de encontrarlo.

— ¡Oh Dios mío, Knox! — exclamó reconociblemente Elena, desde la puerta. Su presencia me alegró casi al instante, tenia un ramo de rosas, y Dan, asomándose a sus espaldas, cargaba un enorme peluche y una cajita.

— ¡¿cómo te sientes?! ¡¿Estás bien?! ¡¿Te duele algo?! — Elena preguntaba eufórica a medida que se acercaba a mi, luego se sentó y lanzó el ramo de rosas a un lado de la cama.

— Estoy bien. No me duele nada.

— Estarás mejor después de ver esto — dijo Dan, acomodando el peluche a mi lado y abriendo la caja lentamente.

Cuando esta estuvo completamente abierta, hubo un fugaz resplandor dorado que brillaba desde el interior de la caja, y no es exageración.

— Felicitaciones, esto es tuyo ¡y es de oro! — exclamó, sacando la medalla y colocándola en mi cuello.

— Esto es por...

— El premio a mejor redacción anual — interfirió emocionado, luego abrió parte de su abrigo y dejó ver su medalla.

— Dan, esto... Tu hiciste todo, no creo que deba

— ¡buuu! ¡Aguafiestas!

Sonreí ligeramente. Tanto entusiasmo al rededor, me hacía pensar que realmente lo merecía.

Tome la medalla entre mis dedos para admirarla a detalle. Y no había dudas, era de oro. También estaba grabado con cuidado el nombre de la universidad.

Era un reconocimiento que no se sentía como los otros que adornaban la vitrina de Logan. Detrás de ello había una historia, y había personas agradables que no pensé conocer. Había un tiempo memorable que invertí junto a ellos, junto a Conrad...

— Saben... ¿Saben algo de Conrad? — pregunté, secando una lágrima que comenzaba a fastidiarme. Dan y Elena lo notaron y se miraron brevemente, luego, Dan balbuceó un par de veces antes de acomodarse a mi lado.

— Supe que estaba internado en uno de los hospitales de su papá.

— El está... Está mejorando — agregó Elena, con un tono de preocupación que no pasó desapercibido.

«¿Mejorando? Actúan de esa forma porque está... ¿Mejorando?»

— No tienes nada de que preocuparte, Leo. De verdad está mejorando.

«¿Me veo tan débil como para no merecer la verdad?»

Jugueteé con la medalla en mis manos, observé adrede los bordes y le di vuelta. En la otra cara, estaba grabado el nombre del decano.

— ¿Carter? — pregunté, ceñuda.

Elena parecía dispuesta a no hablar en cuanto giró su rostro, pero Dan abrió la boca, como si hubiera estado esperando esa pregunta.

INEFABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora