No tuve pesadillas ese día.Desperté y el sol brillaba. A penas, pero lo hacía.
Después del incidente en el hueco para gente con inestabilidad emocional (o el hueco de sangre y cadaveres, ya no lo sé), la doctora me había concedido tres días de descanso por "falta de vitaminas", algo en lo que el rubio creyó firmemente puesto a que había descuidado mi alimentación. Pero definitivamente ese no era mi caso, y nadie me creería si de pronto decía que Sedman era responsable.
¿Como una persona podría causarte una grave hemorragia, sin si quiera ponerte un dedo encima?
Ahí está. Ya era una rechazada social como para echar más leña al fuego.
— ¡Ah, pero que sorpresa! — Saludó Thompson, subiendo las gradas del campo hasta llegar a mí — pero si es mi adicta a las barras de cereal.
Soplé con fuerza y giré mi rostro al lado contrario de donde el estaba.
— Se acerca Navidad, ¿soy yo, o ya huele a navidad? — suspiró con emoción, entonces volteé otra vez y vi su rostro ligeramente sonrojado.
A lo largo de esos años, descubrí que Conrad solía ruborizarse cuando estaba en un grado máximo de placer, y sabía también que ese "grado máximo de placer", se lo causaba la Navidad, entre otras cosas obscenas.
— Navidad... ¿Que tiene de especial? — murmuré yo y Conrad me miró indignado.
— ¿Estoy hablando con el Grinch? A ver, Navidad es paz, amor, y mucho chocolate caliente — explicó él con una sonrisa jubilosa y los ojos brillantes fijos en el horizonte, tal y como si estuviera recitando un poema en público.
— Puedes tomar chocolate caliente ahora.
— ¡Pero no es lo mismo! Además, te dejan regalos bajo el árbol.
— Puedo darte un regalo ahora — repuse encogiéndome de hombros.
Su rostro lucía cada vez más horrorizado.
— Okey, y también puedes hacer muñecos de nieve, decorar el árbol y hacer galletas.
— Conrad, podemos hacer gallet
— ¡No es el punto! — vociferó, hastiado — ¿cuando celebraste navidad por última vez, grinch?
»¿Grinch? ¿Que es eso? ¿Se come?«
La universidad ofrecía dos semanas de asueto por épocas navideñas, por las cuales los estudiantes decidían si ir a casa. Yo siempre preferí quedarme en la universidad, así que la última vez que celebré navidad fue hace dos años.
— Mucho tiempo — respondí sinceramente.
Conrad me escudriñó con cierta angustia - vergüenza.
Si, era lástima otra vez.
— Te daré el gusto de compartir tu alegría conmigo — agregué tratando de sonreír, pero incluso yo noté que esa sonrisa no era honesta — ¿Conrad? — lo llamé luego de unos segundos que pasó observandome sin decir nada.
— Ujum, si si. Te hace falta un buen asesor navideño. Esta vez iré a la casa Knox, ya es hora de que conozca a ese hombre.
Abrí los ojos en sorpresa. Antes de que pudiera espetar y hacerle saber que estaba loco, me tomó de la cintura, me alzó sobre sus hombros y demostró estar aún más loco.
— ¡¿Qué crees que haces?! ¡Bájame ahora!
— ¡No, nos vamos de paseo! — adujo bajando las gradas y conmigo encima.
ESTÁS LEYENDO
INEFABLE
Science Fiction"La verdad te hace libre", es lo que suelen decir. Pero nadie te dice la destrucción a la que una verdad te somete. Leora Knox no tiene idea de lo oscuro que puede ser el mundo, porque no recuerda su pasado... Su origen. ¿Crees realmente que la verd...