2. Mala vestimenta.

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-De verdad, con toda la ropa que te he dado, ¿Como eres capaz de combinar así?. ¿No has aprendido nada en todos estos años?.- dice Channel al entrar en mi cuarto sin ni siquiera picar a la puerta. - Yo no salgo contigo con eso puesto, ya te lo digo.- abre mi armario y saca unos tejanos cortos, una sudadera ancha de manga corta y unas botas largas de medio tacón. -Ponte eso, sencillo pero te estilizará esas hermosotas piernas que tienes.-

-¿Qué tiene de malo la falda con leotardos finos?, hace aire.- le digo indignada sentándome de mala gana en la cama sin ganas de desnudarme de nuevo.

Vale que no combine mucho, pero es lo más cómodo que tengo, aunque lo que ella me dió no se veía mal tampoco. Hace tiempo que está luchando contra mi estilismo personal, lo odia, piensa que es un insulto a su trabajo, pero no soy yo la que se gana la vida con la moda. En cambio yo lucho contra los mosaicos que se hace en la cara.
Antes de ser escritora, me saqué una corta carrera de maquillaje, duró un año, lo terminé a regañadientes ya que me di cuenta de que amaba el sector, pero para maquillarme a mi misma, no a los demás. Mi compañera de vida me hizo entender que tendría que acostumbrarme a maquillar a otra gente, ya que de la escritura, según ella, no se vive. Sus palabras fueron "Si quieres perder el miedo, práctica conmigo, yo me dejo." Así que su escusa era esa, pero su intención era tener maquilladora personal para siempre. Nos compenetramos bastante bien y nos llevamos aún mejor, ya que aunque somos casi polos opuestos en muchos aspectos, en otros muchos somos iguales y pensamos de igual forma. Nuestro lema es que si fuésemos idénticas en todo, sería una convivencia aburrida y monótona. Hay que darle chispa a la vida.
Hasta en el aspecto que tenemos somos distintas. Ella es peli-negra, yo soy peli-roja. Ella es alta y esbelta con sus curvas, yo, aunque con mis curvas, soy un tapón, es como que me saca dos cabezas. Ella tiene ojos marrones, yo tengo ojos verdes. Realmente no nos parecemos a las típicas inglesas, somos las ovejas negras según ella.

Después de lo que pareció un mundo, logra convencerme para que me cambie de ropa y sonriente, sale de mis aposentos yéndose directamente a su cuarto. Cuando lo hago y salgo de mi habitación me la encuentro vestida igual que yo pero de diferente color y se empieza a reír cuando la llamo 'copiona' al pasar por su lado y darle un pequeño empujón.

-Me parece increíble la tremenda extorsión que me has hecho para que me cambie, sabiendo que tu plan inicial era salir de la misma manera vestidas como si se tratara de una pareja de quinceañeras. Lo peor de todo es que te he dicho muchas veces ya, que encuentres un novio para vestirlo a tu antojo, que no lo hagas conmigo.- le digo mientras busco mi maletín de maquillaje para hacerme algo rápido.

-Somos C.C. company ya lo sabes, hasta que no consiga un novio, serás mi maniquí. Y yo el tuyo.- me sonríe bajando la tapa del w.c y sentándose. -Porfis, ¿Me maquillas?.- ella y su ritual de siempre antes de salir. Siempre me lo pide como si fuese la primera vez, se sienta en el mismo sitio, me sonríe y me hace ojos de cordero. Me lo hacía cuando quedábamos antes en L.A y su costumbre ahora es la misma y aún más latente aquí en Barcelona, ya que vivimos juntas. No me libro.
C.C company es el nombre que nos puso un amigo suyo de su universidad. Ya que nuestros nombres empiezan los dos por 'C', y el company es por qué íbamos y vamos siempre juntas.

Sin ningún síntoma de poder escapar de las garras de esa depredadora del maquillaje, suspirando y armandome de paciencia para aguantar las carcajadas por su parte, por qué encima es eso, tiene cosquillas en toda la cara, me puse a hacer mi arte.

Ella previamente ya se había limpiado e hidratado la piel. Por lo menos la tengo enseñada. El segundo paso es la pre-base, que sirve para alisar la piel y ayudar al maquillaje a que aguante más en el tiempo. Tercero, la base del mismo color de nuestra piel, ni más bajo, ni más alto y lo que es importante, aplicar la base en nuestra propia mano y no en la cara de la persona a la que maquillamos, ya que la piel podría absorber producto y quedar manchas. Normalmente utilizo una beauty blender para que quede más natural, ya que esta esponja absorbe el exceso de producto, pero también se puede aplicar con una brocha mofeta. Cuarto, el corrector en imperfecciones y ojeras, pero dado que Channel no tiene granitos, solo le aplicaré en las ojeras. Quinto polvos translúcidos para matificar y sellarlo todo con una brocha kabuki, sin pasarse de polvos para no parecer un fantasma. Sexto rubor, broncer y iluminador para darle luz y color a nuestro maquillaje, sin pasarse, no queremos parecer Heidi. Por último rímel y un gloss. Hoy no me apetece currarmelo mucho.

 VIDA NOCTURNA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora