Charlotte y Channel, dos jóvenes anglosajonas recién llegadas a
Barcelona, se ven envueltas en una nueva aventura un tanto peligrosa.
¿Quién es Mathew y que quiere de ellas?.
¿Podrán confiar en el?.
Deberán ayudar a su nuevo amigo a recordar su...
-Pues voy a hacerlo.- digo decidida para mí misma después de media hora tumbada en la cama revisando el correo, mensajes de Whatsapp etc.
Me levanto y me coloco las zapatillas que habían en la habitación dispuesta a ir a crear a la cocina.
Este apartamento está súper completo por qué tiene todo realmente bien distribuido, es decir. Tiene baño, cocina equipada, salón con televisión, habitación con otra televisión etc. Lo típico que tendría cualquiera en una casa, pues así.
Las vistas son espectaculares desde aquí arriba. Se ve el mercado a lo lejos, palmeras a otro lado y por si fuera poco, las puntas de las pirámides en las lejanías.
Estos días, en mis tiempos libres nocturnos, esos en los que comienzas a dar vueltas para un lado y vueltas para otro, he estado adelantando muchísimo de mi libro infantil. Al tener también dibujos, es muy complicado, más de lo que pensaba. Pensé que al ser para niños, sería más fácil por qué el léxico es distinto, pero me he dado cuenta que al ser más simple, también me cuesta más encontrar las palabras adecuadas. Con los dibujos pasa igual, me di cuenta que puedo dibujar algo muy complicado, pero al dibujar algo más simple y sencillo se me hace cuesta arriba. Es terrible. Pero poco a poco va cogiendo forma, tanta que casi está terminado.
Hace dos noches recibí la contestación a mi manuscrito sin editar que le envié a Robin, el hombre de la editorial. Me contestó que el concepto les gustaba, que iba a comentarlo con los de arriba y a intentar meterlo en alguna sección, tal vez así, si podrían publicarlo, si no, se pondrán en contacto con otra editorial. Lo que surja, no me estreso.
No había recibido aún ninguna respuesta de Channel. Al principio eso me enfadó, después pensé que estaría muy enfadada y ahora me pasa por mi mente mal pensada que alomejor le pasó algo. No quisiera pensar así, por la ley de atracción y todo eso, pero tengo un mal presentimiento.
Con todos mis pensamientos rondando por mi terrible cabecita, me acerco a la encimera y voy poniendo uno a uno todos los ingredientes que compré la primera tarde que pasé aquí, después de la entrevista con Keegan, el investigador.
Para mí y Channel, es como un rito de iniciación, ya sea al llegar a un sitio o al irnos, hacer pizza casera, estemos donde estemos, una para cada una, pero como esta vez no hemos podido hacerlo por nuestro repentino encontronazo, lo haré yo por las dos.
En un bol verde que había por aquí, pongo el agua tibia, una pizca de sal, levadura de panadero, el aceite de oliva y mientras remeno con una espátula de madera, añado la harina. Todos los ingredientes medidos a conciencia para una persona. Yo lo hago a ojo pero os recomiendo que lo hagáis a medidas si no os podría salir tremenda masa de cemento.
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Así, queda la masa una vez removida. La tapamos con un trapo para dejar que la levadura haga su efecto y la masa se hinche.
A continuación, mientras la dejamos reposar, en una sartén ponemos cebolla y pimiento amarillo a sofreír. Sal, pimienta, cebolla en polvo y ajo en polvo. Una vez todo fritito, echamos el tomate frito. Sal y para quitarle el amargor que tiene el tomate, le ponemos azúcar. No os preocupéis, no quedará azucarado.
