34. Bombones. [Sofía]

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⚠️Pequeño short⚠️.

Aunque nunca quise que el contacto con mi hija mayor se rompiese, tuve que luchar contra los demonios de todo el mundo antes de poder afrontar los míos de carne y hueso.
Rompí mis propios ideales buscando respuestas.
Sané y me renové.
Superé y seguí adelante, para más tarde afrontar mi destino junto a mi bebé ya adulta a la hora de la verdad.

Me pase los días y las noches nerviosa tras la primera llamada de Charlotte despues tanto sin hablar con ella. Pero prefería los nervios a pasar el tiempo en llanto por las esquinas, echándola de menos y sintiéndome un despojo humano por no ser la madre que siempre imaginé que sería.

Criar a un hijo no es nada fácil. Tal vez un pequeño gesto o acción hacen que esa criatura tenga una carencia de amor o cualquiera otra. Un padre no tiene un libro debajo del brazo cuando nace su bebé. No sabemos cómo actuar cuando no deja de llorar y no quiere comer, beber, no tiene pipí ni caca.

¿Tiene fiebre?, medicamento.
¿Tiene hambre?, teta.
¿No duerme?, tu tampoco.

Al verla de nuevo, tan mayor, llena de vida, con la felicidad llegándole a los ojos y con tantos proyectos, me hizo darme cuenta de que algo bien había hecho como madre. Se me confirmó la hipótesis cuando ella misma me lo confesó.

El día que cayó en el coma, cuando se me acercó mi madre antes de dejar de verla, me susurró al oído las palabras que me llenarían de fé y alegría al mismo tiempo.

"Te la voy a cuidar, no te preocupes demasiado, no te sé decir hasta cuándo, pero estará conmigo."  fueron sus palabras.

No es lo que suele pasar. Para empezar poca gente tiene este don, continuando por qué no viene tu difunta madre todos los días y te dice que va a velar por tu hija, la cual acaba de entrar en un coma. Pero la verdad, es que no me voy a quejar por qué mi amada progenitora pasara todo aquel tiempo con ella.

Quisiera saber qué fue lo que hicieron, que pasó mientras estaban juntas al otro lado. ¿Pasaron todo el tiempo a nuestro lado?. Incluso se me ocurrían preguntas morbosas, como la típica de "¿Cómo es estar semi-muerta?." Pero me callé mis estupideces, o al menos lo intenté.
No quise agobiarla con mis tonterías en cuanto se despertó, pero cuando pasaron un par de días, le conté lo de sus libros, que le compré una casa y la remodelamos completa al gusto que pensamos que le podría gustar y que le estaba esperando, aunque se molestó por qué tomara una decisión tan importante sin su consentimiento, intenté sacarle el tema de si se lo había pasado bien con la abuela, pero me dejó de piedra lo que me contestó.

"¿La abuela?. ¿Quién ha estado con la abuela?."

No recordaba nada de su coma. Ni de su abuela. Ni de que había estado un año medio fiambre en una habitación de hospital. A si que no quise decirle nada, simplemente le confesé que vi a Mathew derretirse como un trozo de queso en una fondue, pero que no sé si había desaparecido, muerto o simplemente se marchó por qué ya no había nada a lo que aferrarse. Todos estábamos en contra suyo, nadie estaba a su lado para luchar.

En cuanto Ana, la cuñada del dichoso fantasma. La pobre mujer quedó trastocada y ella sola quiso ingresarse en un psiquiátrico. Es más, me encuentro en el coche, yendo de camino a verla.
Espero que pueda comer bombones, por qué llevo una caja entera y dos tabletas de chocolate con el café de media tarde.

 VIDA NOCTURNA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora