VIDA NOCTURNA.

27. Medusa

Realmente quisiera sentarme con ella en una cafetería a tomar algo y saber que fue de su vida tras la muerte de su hermana y de su sobrino no nacido. Me gastaría averiguar que estuvo haciendo durante tantos años para poder afrontar aquel dolor tan fuerte como es el de la pérdida de una hermana pequeña. Atesoraría el momento en el que ella me pusiera al día de como fue ver desde fuera la relación de Mathew con su hermana, para poder entender, por qué hizo lo que hizo.

Por culpa del rencor, el odio, la envidia y los celos del susodicho, no puedo disfrutar de nada de lo que esa mujer tiene para explicar. Se de sobras que a mi no me toca de sangre este caso, pero llevamos casi dos meses ya con la tontería. Desde que lo vi reflejado en la foto que me sacaron aquellos señores en la escultura del león gigante, hasta ahora. He perdido como aquel que dice, dos meses de mi vida pensando algo que era totalmente distinto a la realidad.

Aun me muero de vergüenza al pensar en que un poco mas de tiempo y tal vez me hubiese pillado de un fantasma. Lo pienso en frío y realmente tengo un problema de autoestima o algo por el estilo, por que no puede ser que me guste un ser incorpóreo simplemente por que me de la atención que necesito. Cuando termine todo esto, debería ir a un psicólogo o algo.

-¿Estas ahí adentro?.- me dice Sofia dándome toques suaves en la cabeza haciéndome abrir los ojos e interrumpiendo mi placentera mini siesta mientras tomo el sol en la hamaca del árbol. La cual está colgada de un par de ramas robustas entre dos arboles enormes.

-Estaba en el quinto sueño ya casi. El vaivén del cachito de tela entre el sol y la sombra te hace como un especie de trance, mira pruébalo.- le digo intentando levantarme mientras hago malabares para no caerme.

-Tal vez luego. Hija que no he tardado tanto en cambiarme eh.- se ríe mientras me arrastra hacia la piscina. -Lo que has dicho del trance me ha hecho acordarme de lo que me dijo la amiga de tu abuela. Me dio la idea pero no creo que podamos hacerlo.- se sienta en el borde de la piscina y mete los pies haciendo pequeñas muecas por la temperatura. -¿Tienes algo que pertenezca a Mathew?.- me pregunta sin mirarme mientras se moja con las manos cada vez mas arriba de sus piernas perfectamente tonificadas. Esta mujer si no le llamara mamá en publico, pasaría como mi hermana mayor perfectamente.

-No, no tengo nada que sea suyo, pero a lo mejor...- hago una pausa mientras yo también zambullo mis adorables pies enanos en el agua. -Qué exagerada eres mamá. Está caliente.- concluyo ganándome la asesina mirada de madre que hacia mucho que no veía.

-Cállate anda. A lo que íbamos. ¿A lo mejor que?.- exige una continuación de mi frase sin hacer caso a lo que le dije.

Antes de contarle nada, me lanzo de cabeza a la piscina y siento como mi cuerpo se amolda perfectamente a la temperatura del agua. Recuerdo cuando íbamos a la piscina cuando los renacuajos eran peques. Sofi no se metía por que para ella la temperatura siempre era muy baja, a no ser que estuviera al punto de ebullición. pero al parecer, eso ha cambiado, ahora se mete aunque le cueste.

Cuando saco la cabeza, veo que ya esta adentro y me está esperando en la otra punta, donde no cubre para poder seguir tranquilamente con la conversación.

-Puede ser que debido a la conexión que tiene el conmigo, es decir, se apegó a mi, no se si lo sabías.- hago una pausa para hacer ese apunte y ella me niega frunciendo el ceño. - Bueno pues si, se pegó a mi como una lapa y a lo mejor si lo llamo, puede salir del cuerpo de la mujer. Deberíamos probarlo, no perdemos nada. Pero después de eso no se que hacer.- le explico totalmente sincera.

-Bueno, realmente tenemos dos opciones. Creo que Mat sigue aquí por que su hermano y Ana siguen vivos y quiere hacerles pagar por lo que según el cree que pasó. La mente de los espíritus puede estar distorsionada por lo que ellos mismos han creado para tapar el dolor que causaron, o otra opción es que no se acuerden de nada y solamente sepan que murieron a manos de X persona.- nada un poco totalmente relajada pareciendo una medusa en el mar abierto, disfrutando el momento a pesar de la dura conversación.