19. Blanco yeso.

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-Pues aquel día que salía de allí y fui a buscar la comida para las dos, de lejos vi este pedazo de monumento, aunque solo vi las partes de arriba. Realmente nunca podría haber imaginado que fuese algo tan bonito.- le digo a Channel mientras paseamos tranquilamente por el parque de tierra de enfrente de la Sagrada Familia de Barcelona.

Ella iba con muletas debido a los moretones y los golpes. Se había fracturado una costilla y en el pie llevaba unas especies de vendas compresivas, pero aun así ella decidió que saldría del apartamento que nos habían proporcionado para ver lo que yo le había descrito aquella tarde después de comer en el hospital.

-Es un espectáculo este sitio. Además, si te fijas hay mucha variedad de gente. Lo que mas me gusta de es que no se van a sorprender, ni a asustar por que alguien vaya en muletas. Nadie te mira raro por ser diferente dado que no hay nadie igual en estos lugares tan grandes.- me dice haciendo un pequeño gesto de dolor cuando pisa una piedra un poco mas grande de lo habitual. -Tu podrás quejarte mucho de los Españoles, pero en realidad no es que sean malos por que son Españoles, es que gente mala hay de todas las etnias y colores.-

Las palabras de Channel me hacen pensar y reflexionar un instante en ellas. En realidad tiene razón por que hay gente de Estados Unidos que han salido por el telediario informando a los ciudadanos de que un hijo mató al padre por la herencia y no por ello, somos todos malos, ni asesinos. Simplemente hay gente mala en el mundo y ya está.

-Coincido contigo.- admito al fin después de haber estado negándolo por años.

Ésta sonríe con el pecho inflado mientras mi cabeza viaja a los mensajes de texto que me llegan al Mail y como me juré a mi misma que no volvería a mentirle nunca más a Channel. He decidido que será ahora el momento en el que la pondré al día. Tras ir a buscar un helado, claro.

-Ven, siéntate en este banco. Preciosas vistas para descansar un poquito. Voy a comprarnos unos helados y mientras nos los comemos te pondré al día sobre algo que no te conté aun. Juro no dejarte fuera de ninguno de mis planes ni situaciones nunca más.- le sonrío arrepentida, pero antes de que me conteste, me giro sobre mis talones y después de un par de pasos escucho como suena el teléfono de Channel, lo que me hace pararme en seco y girarme hacia ella.

-¿Si?.- descuelga el teléfono con cara extraña mientras se recolocaba en el banquito de piedra.

Mira que le tengo dicho que no conteste las llamadas de esa forma. Que cabezona.

-¿Quien és?.- le vocalizo en silencio acercándome un poco a ella de nuevo. A lo que ella niega con la cabeza y alza los hombros.

Todos mis sentidos se ponen en alerta y le arrebato el móvil de las manos importándome mas bien poco el enfado o en el problema que nuevamente pueda tener con ella después de mi acto impulsivo.

-¿Quién coño eres?.- inquiero.

Tras una larga pausa, una risotada femenina se empieza a escuchar de fondo, como un simple eco en la lejanía, pero cada vez va haciéndose  más y más fuerte hasta terminar siendo casi un grito ensordecedor en mi oído. Los ojos se me nublan por las lágrimas.

-¿Os lo pasáis bien viendo monumentos de pacotilla?.- la voz de ultratumba retumba por mi cabeza, mi cuerpo se hiela y mi pulso va rápido, como si acabara de correr un kilometro. Cuelgo al instante, mirando hacia todas partes esperando que después de todo no nos esté siguiendo, pero no se ve nada. No veo a nadie sospechoso, pero como lo haría si lo que antes me había gustado, ahora se convierte en un impedimento de supervivencia.

La extrema situación hace que mi piel se ponga de gallina y que todo mi cuerpo empiece a temblar.

-¿Quién era?.- me pregunta Channel preocupada que se había puesto sola de pie y estaba a mi lado, lo cual, me extrañaba por que no se en que momento mis pies comenzaron a andar.

-Channel tenemos que irnos, te juro por lo que más queramos que en un futuro te vuelvo a traer, cuando ni tu, ni yo corramos ningún tipo de peligro. Te lo explicaré todo pero por favor, hazme caso y vámonos.- casi arrastrándola, intento que mi amiga comience a mover sus hermosas patitas hacia el apartamento  que nos dio la poli para estos días, por si la psicópata aquella nos volvía a encontrar.

Mientras miraba a todas partes, sentía que mi orientación, como si ya no fuera poca, iba decrescente, sintiéndome así mucho más perdida, como si me dejaran sola sin un mísero mapa en pleno Sahara. La falta de aire en mis pulmones y los latidos de mi corazón no estaban de acuerdo. Este último estaba cada vez más acelerado y el primero cada vez disminuía más, haciendo que mis bronquios se quedaran tan secos como una pasa al sol. Lo mismo me estaba pasando con las manos y la boca. Mis zarpas sudaban como una langosta en una olla, pero mi pico se quedaba poco a poco más y más seco, como si estuviese tragando arena. En conclusión.

Ataque de ansiedad, de nuevo.

-Charlotte.- la bofetada de Channel me hace aterrizar con los pies en la tierra de golpe, como jarro de agua helada. La hiperventilación que no me había dado cuenta que estaba haciendo, comienza a calmarse poco a poco con un gran esfuerzo y años de terapias y prácticas. Pero aun así, tras tanto tiempo teniendo ese hábito en mi día a día, me sigue costando mantenerme fría en la tierra y no dejarme dominar por el. -Te he preguntado que quien era. Quiero la respuesta ahora mismo.- insiste sin ni siquiera mover un paso.

Mi teléfono que estaba guardado en mi bolsillo comienza a vibrar pero no le doy importancia, ya que no estoy en condiciones de contestar ninguna llamada.

-Nadie. Vámonos.- entre exigencia y rogación, esta empieza a mover los pies poco a poco así ayudando a mi persona a poder respirar un poco más y con mayor facilidad. -Por cierto Chan. ¿Cómo se llama la mujer que te atacó aquel día?. Les dijiste a los policías que sabías como se llamaba, ¿No?.- le pregunto recordando una de las muchas preguntas que le iba a hacer mientras nos comíamos el helado.

-La primera vez que me la encontré en el portal, la ayudé a entrar su carrito de la compra, ya que al ser una señora mayor intenté ser amable. Como hablaba despacio en castellano la entendí a la perfección, por eso aquel encuentro se me quedó en la mente. Me contó que venía de dejarle flores en la tumba a su hermana fallecida. Que a pesar de que murió hace años, ella iba una vez al mes a limpiar su tumba y a ponerle flores.- me sorprende con lo que me está contando. ¿Cómo puede ser que una señora tan dulce, sea capaz de cambiar tán abruptamente de la noche a la mañana. - Me explicó media vida suya la verdad, ya sabes como habla la gente mayor. Pero concluyó diciendome que se llamaba Ana y obviamente, yo bajando la guardia le dije mi nombre.-

-¿Como?.- pregunto atónita.

-Que le dije mi nombre. Si ya se, que tonta, pero solo estaba siendo amable.- me dice con una mueca de disgusto.

-Eso no Channel. ¿Como dijo que se llamaba?.- le pregunto agarrándola del brazo inconscientemente.

-Dijo que  se llamaba Ana.- repite con cara de fastidio. -Char, sabes que odio repetir la misma cosa dos veces. ¿Lo haces a posta?.- me pregunta realmente molesta.

-Channel.- le digo parándome en seco. -Tengo que contarte algo.- le digo sin continuar caminando.

-¿Y ahora que pasa?.- se deshace de mi agarre con cara de pez globo.

-Ana es la cuñada de Mat, el fantasma que se ha pegado a mi. Todo encaja.- finalizo mi discurso haciendo que Channel se vuelva de un color blanco yeso.

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UNO MASSS COMO CADA DIAA!!.
YA QUEDA MENOS PARA EL FINAL CHICOSS🤭.

UN BESITO Y ESPERO QUE OS GUSTE TANTO COMO AMI ESCRIBIRLO!!!!!.

⭐+✍️=♥️.

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-Emma!🌸.

 VIDA NOCTURNA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora