36.No me fuí aquel día.[James]

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⚠️Pequeño short.⚠️

🖐️ESCENA SENSIBLE.🖐️

-Vengo a ver a Ana, por favor.- le explico al señor de la ventanilla como cada jueves por la tarde.

-Nombre, datos personales, firma y D.N.I.- me entrega una carpeta con el folio repetitivo de cada visita, el cual tiene que ser rellenado sin ningún tipo de protesta, como no.

-Venga ya, señor. Vengo cada semana, ¿No podría dejarme pasar y ya está?.- me comienzo a poner de los nervios cuando me mira con cara del orco Shrek. Me desafía un par de segundos mas y, lentamente comienza a mover la cabeza de un lado a otro, diciéndome claramente que 'NO' puede ser.

Maldigo el momento en el que decidí venir hoy. Mis nervios, normalmente de acero, hoy están a flor de piel.

Tengo una hora para visitar a mi cuñada en este maldito loquero de Sant Boi, tengo que pasar por la tintorería a por el traje de la boda de mi sobrino Chase, que al final se ganó a la muchacha sangra narices como la solía llamar entonces, hasta que me aprendí su nombre, que es mas raro que cagar de pie y, por último, tengo que ir a hacerme las fotos familiares, las cuales son días antes del nombrado acontecimiento. Con la familia del novio y la de la novia. Bueno, los mas relevantes de la ecuación.

Ya que Chase solamente me tiene a mi, me tomé la osadía de comprarle el traje a conjunto con el mío en unos pequeños detalles que nos unen. Quisiera que a pesar de que es su día, este evento no se borre de mi mente nunca jamás, por que la familia es lo que más me importa en la vida y se de sobras, que tanto él como yo, seremos muy felices a partir de ahora.

Me comentó en su mensaje de texto, que tenía algo que decirme en persona, a si que eso también me saca de quicio. La incertidumbre.

Con recelo, cojo la carpeta de madera con el folio para rellenar y me voy a una silla a sentarme mientras completo una a una, todas las casillas en blanco.
Tras unos minutos, ya estoy con el tipo de seguridad, entrando por las paredes estrechas y de techos altos.

-He venido varias veces ya, pero este sitio me sigue pareciendo espeluznante.- susurro para mi, aunque el hombre que me acompaña se gira y asiente rodando los ojos deacuerdo con mis palabras.

-Trabajar aquí es algo insólito. Llega un momento en el que ya no te sorprendes por nada, pero al principio tenía hasta pesadillas.- me explica sin girarse ni disminuir su paso hasta que llegamos a la sala.

-Gracias agente, le pico a la ventanilla cuando haya terminado.- le explico como de costumbre al buen hombre, a lo que el asiente y, cerrando la puerta detrás de mi, se gira y hace su turno de escolta como si fuese el presidente del gobierno cuando este entra a un bar cualquiera a echar un meo.

-Ana cariño, estoy aquí.- avanzo hacia ella, que esta mirando a la pared, encogida como un cigoto en la tripa de una madre.

Al darme cuenta de que no se mueve, me acerco un poco más y le zarandeo del brazo.

-Ana, te traigo las revistas que me pediste. ¿Dónde las dejo?.- intento avanzar por otro camino al darme cuenta de que no me hacia caso. A lo mejor hablarle de lo que a ella le interesa, la despierta de la siesta.

La mujer apenas se mueve y un mal presentimiento hace que los pelos de todo mi cuerpo se endurezcan, sintiendo un escalofrío enorme.

Me acerco un poco mas y la giro sobre su mismo eje, dejándome a la vista la escena mas escalofriante que he visto después de ver el cadáver de mi difunta mujer inerte, sin luz, sin vida.

Ana, mi cuñada y una de las pocas personas que me quedaban en esta vida, se había suicidado.
Tenía las muñecas abiertas en canal y en su mano tenía la capsula de pastilla chafada y con el borde como si lo hubiesen quemado con un mechero. Esto hacía que el filo del plástico cortase a la perfección y con ello se había quitado la vida.

Al parecer, mientras se desangraba, tubo las santas narices de escribir algo en la pared. Algo que hizo que mi sangre se congelara.

<No me fui aquel día. Me voy hoy y me la llevo a ella. Esto no termina conmigo. -M>

¿-M?.
¿Matthew?.

 VIDA NOCTURNA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora