15. Podría ser sangre.

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¿Por qué existe gente aun que te dicen que te tienen que contar algo y te dejan con la intriga hasta dentro de mil horas?.

¿Nunca os ha pasado?. ¿No habéis tenido esa amiga de clase que te dice que mañana en el cole te cuenta un chisme super importante?.

Recuerdo que una amiga de clase de estética, la cual hice buenas migas con ella antes de dejar los estudios, que siempre me hacía lo mismo.

''Char, mañana te cuento lo que pasó con mi jefe en la sala de reuniones cuando estábamos a solas'' .

Me llegó a soltar una vez. Ese día quise ir hasta su casa y arrastrarla por todo Los Angeles de los nervios. La intriga no es buena compañía y si encima te gusta el chismorreo, menos aun.

Pues lo mismo me había hecho Mat hace cuatro horas, pero como hay gente que es mas cabezona que yo, he decidido mantenerme ocupada durante todo el viaje, esperando que no se molestara nadie por el teclear de mis dedos en el tec-portátil que se le une a la Tablet (vaya nombre).

Estaba dándole los últimos retoques a mi libro infantil. Borrando partes, reescribiendo otras, etc. Lo que se hace al terminar un trabajo importante. Habían salido muchísimas páginas, pero teniendo en cuenta de que la mayoría eran dibujo tras dibujo, se podía entender. Con el editor, trabajaremos para hacer que el texto juegue en la misma página de cada dibujo y así el lector podría entender mejor lo que quiero decir con cada ilustración.

Cuando trabajo en estas cosas, debo de admitir que el tiempo se me pasa volando. Puedo pasarme días enteros escribiendo o dibujando y mi cuerpo está tan acostumbrado a ello que no da pequeñas señales de dolor ni quemazón en los ojos.

''Abróchense los cinturones, el aterrizaje está apunto de efectuar.''

Dice la voz de megafonía.

Pongo bien mi asiento en lo que una azafata pasa por los lados de los asientos ayudando a alguna persona que no se aclarara con el cinturón o que tuviese algún problema de otro tipo con el asiento, ya que este tiene que estar en vertical a la hora de esta maniobra.

-Perdone señorita, guarde todo lo que tiene en la mesa auxiliar y ciérrela, esta prohibido tenerla desplegada a la hora de aterrizar.- me pide una señora pelirroja y más bajita que las demás azafatas aireando sus manos refiriéndose a mi Tablet y el teclado.

-Si, si, ya estoy recogiendo señora, lo he escuchado.- le sonrío para suavizar mi contestación que dándome cuenta, he sonado un pelín borde.

En los ojos de la mujer, una llamarada se cruza por ellos y asiente sin volver a decir nada. Con los labios apretados, de un color ligeramente amarillo y con los ojos achinados, se gira y se marcha haciendo su rutinario trabajo.

Yo he sido un poco borde, pero anda que ella me ha dejado tiempo para que pueda guardar mis cosas.

Indignada y de mala leche, guardo mi mochila de mano ya lista. Cierro la mesa auxiliar, me siento bien en mi sitio colocando los pies hacia abajo, la espalda bien recta y me coloco el cinturón de seguridad.

Para ser sincera, los aterrizajes me daban menos mal royo que el despegar. Al hacer esto último, se siente feísimo por el ruido del motor, la aceleración que tiene que coger el cacharro para salir volando, todo. Claro está que nunca he tenido que vivir un aterrizaje forzoso, por que creo que en ese entonces si que cambiaria de pensamientos.

En cuestión de unos segundos, ya estábamos en tierra y para ser sincera, el viaje de vuelta directo desde Egipto hasta aquí, no me había parecido tan largo. También debo aclarar que he estado alternando unas pequeñas siestas con la escritura y que tal vez sea por eso que se me pasó todo mas rápido.

 VIDA NOCTURNA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora