12. Sofía Vega.

159 35 43
                                    

Vuelvo a leer el mensaje de nuevo, con los ojos empañados en lágrimas y sin saber cómo reaccionar.

"Hija llámame, estuve haciéndolo yo y no obtuve respuesta alguna, estamos preocupados."

No puedo creer que al fin mi madre sea capaz de admitir lo que siente.
Nuestra relación siempre ha sido más o menos dura, pero la verdad es que nos queremos muchísimo.

Yo era una cría cuando mi padre me echó de casa por mi actitud inmadura, por no acatar sus normas, por no seguir las pautas de convivencia y como ella estaba en medio de la situación entre su marido y su hija, no pudo hacer nada.

Ahora, a día de hoy, después de tanto tiempo pensando en que la vida me ha hecho madurar y aunque debo  admitir que antes era un poco niñata, puedo decir que esos sucesos, los que pasé en casa, me han hecho ser la mujer que soy hoy en día. Se cocinar, llevar una casa, facturas y aunque al final no terminé de estudiar lo que ellos querían, mi primer libro está publicado, cada día hay ventas y eso quiere decir que cada día hay un rédito económico.

No le pido al cielo que me perdone por dejar a mi madre sola, (ya que mi padre trabaja todo el día) llevando la casa y sacando adelante a dos hermanas pequeñas. Si no, le pido a Buda que me perdonen por no ser la hija que algún día soñaron tener.
Lo que sí que me enseñaron a perseguir mis sueños, a no dejarme de nadie y a ser persistente. No pueden enfadarse conmigo para siempre por llevar a cabo lo que ellos me enseñaron.

Con el dedo tembloroso, y la cara empapada en lágrimas, decido agregar nuevamente el nombre de mi madre a contactos, ya que lo tenía en un mensaje destacado del correo y dudo un poco en llamarla por FaceTime o enviarle un mensaje.

-Por fin lo vas a hacer.- me sobresalta Mathew a mi lado como si llevara ahí un siglo.

-Mierda muchacho, de verdad un día de estos me vas a matar.- me llevo la mano al pecho como si eso calmarán los latidos desenfrenados de este.

- ¿Cómo te aviso entonces?, ¿Te susurro?. Eso sí te mataría de un infarto.- con los ojos divertidos y una sonrisa ancha, se acerca a mi y como siempre, me congela donde posa su mano. -Hazlo, yo estaré aquí a tu lado.- me apoya quitando la mano sobre mi hombro al vez que tengo un escalofrío.

Asiento y sin saber por qué o como, siento una valentía rejuvenecedora al escuchar esas palabras.

Hace años que no los veo, tenía 18 cuando ocurrió aquello, hablé con ellos antes de irme de L.A, no con todos, por supuesto, pero después de casi seis años sin apenas tener una conversación en condiciones, me gustaría que saliera todo perfecto.

Y que mejor perfección que lo que no es perfecto.

Toco la pantalla táctil dándole a la Vídeo llamada de WhatsApp, y me sorprende lo rápido que lo cogen.

VideoLlamada.

Lucas en la pantalla, que ahora tendría 15 años, con la cara demasiado cerca de la cámara, me hace reír aún secándome las lágrimas.

-Hermanito.- digo  casi en susurros aguantando el dolor del pecho.

+Mamá es Charlotte. Es la tata. Mamá corre.+  sale corriendo haciendo que el móvil de vueltas en el trayecto haciéndome reír de nuevo. Es un bicho inquieto.

Monic, mi hermana, la cual estaba en la cocina con Sofía, mi madre, empezó a llorar a moco tendido cuando me vio en la pantalla. Alternaba la vista hacia Sofía y hacia a mi sin entender nada.

-Hola chicas y Luc. ¿Cómo estáis?. Ha pasado mucho tiempo.-  con el corazón encogiendose en el pecho y mil lágrimas deslizándose por mis mejillas, me tapo la boca al ver lo grandes que estaban.

 VIDA NOCTURNA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora