--Capítulo 1--

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En un suspiro desperté en una cama que no parecía la habitual, mejor dicho, que no era la habitual.
Sus sábanas eran sedosas de color blanco, las almohadas del mismo color y tan blandas como aparenta ser una nube.
Miré a mi alrededor y justo al lado de la cama había una ventana en forma de cúpula, donde se veía perfectamente una representación del espacio exterior con la luna en un tamaño gigantesco acompañada de un cielo negro, miles de estrellas de gran brillo y cuerpos celestes.

Tan pronto como me levanté de la cama vi un espejo, no estaba en frente de la cama pero se veía con claridad en un pasillo que finalizaba en una puerta de madera oscura.

Fui hacia él y me vi.

Mi pelo se encontraba perfectamente alisado con ambos colores separados, por un lado mi rubio platino y por otro lado la parte de mi cabello de color rosa.
En esos momentos ya no llevaba el pijama, sino un top corsé de color negro, de transparencias, este también se encontraba con flores tejidas en él.
Llevaba también unos vaqueros y unas botas.

Tan pronto como terminé de mirarme me dirigí hacia la puerta y salí de aquella habitación que parecía diseñada para mí, como anillo al dedo.
Al abrir la puerta lo primero que vieron mis ojos fue una aglomeración de personas yendo de un lado hacia el otro, todas apresuradas.
Cerré la puerta y tan pronto como esto ocurrió aquellas personas me guiaron no sé de qué forma hacia el final del pasillo y sin saber el motivo estábamos en una especie de salón de actos.
Decidí sentarme y me quedé esperando a que algo ocurriera,  en cuestión de minutos un humo blanquecino recorrió la habitación hasta llegar al escenario de forma violenta.
Nada más ocurrir esto se empezó a escuchar una voz, que iba acompañada de destellos de luz siguiendo el ritmo de esta.

-Bienvenidos a un nuevo año en el instituto de lo arcano, Rurnore, esperamos que todo sea de vuestro agrado y podáis seguir evolucionando.
Recordad solo son 3 años, aprovecharlos bien y estaréis más cerca del poder de lo que nunca lo habéis estado.
Los alumnos nuevos diríjanse a la biblioteca, allí se os asociará vuestra clase.

Al momento aquel humo blanquecino se disipó de la nada, como si nunca hubiera estado ahí.

Los alumnos comenzaron a levantarse y sinceramente me incluí en el grupo de los nuevos porque no recordaba haber estado en ese lugar nunca.
Intenté buscar la biblioteca, pero mi instinto me dijo que siguiera a un grupo de chicos, estos aparentaban ser mayores, pero pensé que eran de mi edad.
Los veía algo inseguros sobre hacia dónde dirigirse.
Era igual que ver a peces fuera del agua o a ciervos correteando dentro de ella.

Discretamente los seguí hasta llegar a lo que aparentemente era la biblioteca.
Mis suposiciones eran ciertas, ellos eran nuevos y me habían guiado hasta donde la voz del humo blanquecino había dicho.
Todos se encontraban haciendo filas, por lo que sin dudarlo, me uní a una.

Me fijé en que todas las paredes eran estanterías que se encontraban repletas de libros con escaleras que te hacían llegar a otras plantas más altas, las paredes formaban arcos para dar lugar a otros pasillos.
Tras un tiempo de espera mi turno llegó.

-Nombre-dijo una chica de pelo ondulado y azul.

-Dione- respondí.

-¿Qué más?

-No lo sé...

-¿Cómo que no lo sabes?- me dijo anonadada.

-Te he dicho que no lo sé- le respondí alterada.

De repente ella extendió la mano y me dio un pequeño papel.
Parecía como si aquello por lo que se había extrañado en cuestión de segundos fuera completamente normal.
Dio un cambió brutal en su expresión volviendo a ser totalmente seria.

Rurnore: OcultosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora