A favor o en mi contra eso ya había ocurrido, así había pasado, y así había que afrontarlo.
No podría saber si eso me beneficiaría o estorbaría hasta que el resultado saliera a la luz.
Como a veces,que acabamos pensando que una situación no debería haber ocurrido por no hacernos sentir así y no es hasta que todo se ve mejor cuando piensas lo positivo que ha sido.
La pared se retiró y me permitió ver todo lo que se ocultaba tras ella.
Personas en el suelo tiradas, pero sin ninguna gota de sangre.
Como si estuvieran desmayadas, sin más.
Avancé y mi vista se ennegreció.
Todo lo que veía se transformó en nada.
Y se reveló ante mí una silueta que flotaba en el aire, una que desprendía cierta luz cálida, pero que se transformaba en oscuridad.
Era como si la luz se consumiera a velocidades incalculables.
No sabía qué hacer, pero algo en mí me dijo que retrocediera sin hacer ruido.
Y eso fue lo que acató mi cuerpo.
Me di la vuelta y empecé a andar hacia la oscuridad hasta que un ruido inundó todo.
Mis ojos se cerraron y estaba justo donde empecé, al lado del muro.
Todo seguía igual, pero ahora esa sensación de tiempo parado ya no estaba, me había abandonado.
Traté de buscar caras reconocidas, busqué las caras que me calmarían.
Pero ahora si sentía miedo.
Miedo de encontrar aquello que me aceptó lo más rápido posible y que en cuestiones de días era todo lo que tenía o que conocía algo más que el resto, desfallecido.
Y creo que ese temor se notaba.
Miraba constantemente por mis alrededores de manera algo calmada para que los nervios no tomaran mi vista.
Con el paso de un rato vi a Kaan en el suelo, pero con los ojos abiertos.
Me acerqué y era como si estuviera tranquilo en el suelo.
-Vamos- dijo él.
Le seguí sin más y al salir de la habitación le pregunté.
-Aunque sea, un resumen o algo de lo que ha pasado, para ubicarme, aún que sea.
-Las sombras de los fallecidos han vuelto, hace mucho tiempo hicimos un sello y alguien lo ha roto para liberarlos.
-De ese sello ya he escuchado algo, pero explícate un poco más.
-Cuando éramos pequeños veníamos a esta escuela los veranos cuando no había nadie y jugábamos, y algunas veces veíamos sombras extrañas, hasta que nos empezamos a asustar y las sellamos, tendríamos más o menos 11 años, pero siempre hemos sido buenos en lo que nos convenía.
Me quedé algo asombrada, pero tenía intriga, quería saber más.
Tenía la sensación de no saber nada y saber algo a la vez.
La sensación de que sabes que te cuentan las cosas, pero no todo lo que te gustaría, y la verdad que lo comprendo.
Desconfiar un poco de una persona que has conocido hace relativamente poco es normal.
Yo a lo mejor antes también lo hice.
Juzgarlos mal seguro.
Y quieras o no, eso lleva a la total desconfianza, a pesar de nunca haberte planteado cómo son en realidad.
Que es lo malo de una mala impresión.
Miré a Kaan, que estaba delante mía algunos pasos, no sabía hacia dónde íbamos, pero bueno, es lo que hay.
No hablábamos absolutamente nada y me daba la sensación de que debía ser así en estos momentos.
Con el paso del tiempo llegamos a su cuarto y al del resto.
Entró y yo me quedé esperando fuera apoyada en el marco de la puerta, que se encontraba abierta.
Miré dentro y lo vi con un libro, también se veía a Silas tirado en la cama, cosa que me extrañó bastante, porque no lo ví salir.
Me miró, me tiró el libro, lo cogí y él salió con una tiza roja y otra blanca.
Cerró la puerta y sus ojos se quedaron fijos en los míos.
-No hables en ningún momento y menos en el bosque, con el mínimo ruido nos escucharan y todo se irá a la mierda, Ace y Adira están fuera- dijo, pero él no movía los labios para hablar.
Andamos otra vez, pero esta vez nos dirigimos hacia el bosque, como antes había dicho él.
No sabía para qué servía el libro, ni por qué de repente no podíamos hablar, pero supongo que ya lo entendería, y que no me había explicado más por las prisas.
Miré el libro, era totalmente negro, de cuero, y le di la vuelta, no era la portada la que tenía el dibujo, si no la contraportada.
Se observaba un frasco medio lleno en el centro, justo debajo una llave, al lado de la llave una piedra y arriba de esta una calavera, a la izquierda del frasco se encontraba una daga.
Todos y cada uno de los dibujos tenían un sombreado en color rojo.
Tenía ganas de abrirlo, pero no era el momento.
Con la tontería de ver la contraportada ya estábamos en la entrada del bosque.
Kaan se volvió y su mirada valió más que una simple palabra.
Sus ojos me decían.
-Ahora sí, no puedes cagarla.
![](https://img.wattpad.com/cover/338598866-288-k16482.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Rurnore: Ocultos
FantasyA veces una simple historia es capaz de sellar el secreto más oscuro. El caos se puede desatar con una simple palabra y se puede frenar con un derramamiento de sangre. Algo se puede perder igual de rápido que lo hacen los granos de arena de un reloj...