Bajamos las mismas escaleras de caracol que me mataron los pies ayer, hasta llegar a la puerta, pero esta vez mis pies no murieron, elegí un buen calzado.
La puerta estaba abierta, y me adentré.
Ace estaba más atrás que yo, él aún seguía bajando escaleras.
Luego dice que él era más rápido, si ya había dicho que era un idiota.
Tan pronto como mi vista se fijó en la habitación, mi expresión cambió.
Ellos no tenían razón, la "resaca" no la pasaban en sus dormitorios, de hecho aún sus ojos permanecían cerrados, no los abrían para nada.
Pero me tranquilizó ver cómo sus cuerpos se arqueaban de vez en cuando por la respiración.
Tan pronto como escuché unos pasos por detrás de mí, comencé a hablar, ya que se escuchaban muy cerca y era Ace segurísimo.
-Con que resaca, ¿no?
Noté como se situaba a mi lado.
No me contestaba, por lo que giré mi cabeza y le miré.
Él hizo lo mismo.
-Debería- salió de su boca.
-Esto no es bueno, ¿verdad?
-No- me respondió para mirar luego otra vez hacia delante y hacer que yo hiciera lo mismo.
Ver aquel panorama era preocupante, no aterraba, a pesar de que se escuchaban ruidos provenientes del fondo, y la iluminación hacía algo tétrica aquella situación.
Solo viendo a aquellas personas tiradas en el suelo, con una luz tenue, y ruidos que eran algo extraños, te generaba inquietud, sobre con qué pudo haber pasado, y más sabiendo que Silas era bastante bueno, o eso supuse por como los demás confiaron en él.
Comencé a caminar hacia donde los ruidos sonaban.
Ace creo que me siguió, lo digo porque sus pasos se escuchaban.
Según me adentraba hacía donde yo pensaba que el ruido provenía, este se alejaba de mí, yéndose hacia donde fuera.
-¿El ruido se va o es cosa mía?- le pregunté a Ace.
-No es cosa tuya, cuando noto que nos acercamos a ese ruido se desvanece y se muda.
Nos miramos y él esta vez fue por delante mía, creo que quería que fuéramos al lugar secreto de ayer.
Mis dudas ante esto se aclararon, ya que en nada nos encontrábamos donde ya he mencionado.
Aquel lugar estaba igual de apagado que como estaba hoy la sala donde ayer estábamos todos bailando, cantando y bebiendo.
Al momento lo miré a él, no mostraba estar asustado, pero fijaba su vista en un punto determinado.
Al darme cuenta miré al mismo punto que él.
Había una especie de líquido viscoso de color azul en la habitación.
No sabía de qué era y esperaba que él si lo supiera.
-¿Sabes qué es...- dije, pero fui interrumpida por él.
-Puede- dijo mientras que seguía mirando ese mismo punto y tocaba las yemas de sus dedos.
Instantáneamente se dirigió a las estanterías buscando un libro.
-Ayúdame a buscar un libro donde haya cualquier información sobre los Mutares- soltó.
Lo siento, pero se la iba a devolver.
-Puedes hacerlo solo, no dudo de ello.
Nada más decir esto me echó una mirada asesina.

ESTÁS LEYENDO
Rurnore: Ocultos
FantasyA veces una simple historia es capaz de sellar el secreto más oscuro. El caos se puede desatar con una simple palabra y se puede frenar con un derramamiento de sangre. Algo se puede perder igual de rápido que lo hacen los granos de arena de un reloj...