--Capítulo 30--

5 2 0
                                    

Medianoche, doce campanadas.

Todo había pasado no muy rápido, pero lo importante es que estaba ahí, y que pronto recordaría todo.

Estaba sentada en el suelo con el resto.

De pronto Adi se acercó y se puso en frente de mí.

La miré fijamente a los ojos, y todo mi alrededor empezó a cambiar bruscamente.

(Adira)

-ACEE- grité.

Él simplemente me miró.

-No has preparado nada de lo que te dije ayer imbécil.

-No me hables así, solamente se me ha olvidado.

-Claro, igual que se te olvidó avisar a Silas para ir a prepararlo todo ayer.

-No me eches cosas en cara que no vienen a cuento.

-Paso de pelear, simplemente haz lo que te digo.

-Eres una mandona de las buenas- dijo para hacer lo que dije ayer.

Como se notaba que él era pequeño.

-Por segundos- dijo él.

-QUE SEA LA ÚLTIMA VEZ QUE ENTRAS EN MI CABEZA SIN MI CONSENTIMIENTO.

Era un imbécil, pero de primera, y encima como él podía leerme la mente lo aprovechaba.

Pero dejando de pensar en eso en unas tres horas ya era la fiesta del 31, tenía expectativas altas, pienso que todo va a ser impredecible.

—--------------------------

Más de tres horas pasaron y me encontraba encima del escenario dándolo todo, cantando y tocando.

Disfrutando.

Una hora pasó detrás de otra, y ya me encontraba algo exhausta, por lo que dejamos a nuestros dobles tocando y fuimos a por algo de beber.

Cogí una bebida al azar, no sabía cuál era, solo la cogí, al igual que el resto.

Silas y Kaan se fueron por ahí, quedando solo mi hermano y yo.

Estuvimos hablando.

-Oye no os dais cuenta que se están yendo todos.

Él y yo nos miramos, cada vez había menos gente.

Fue a seguir la bulla y yo le seguí.

Al terminar de subir las escaleras, aquellas personas que faltaban en la fiesta se encontraban ahí arriba, formando bulla, pero no sentía que lo que estuviera pasando fuera lo suficiente llamativo como para adentrarme.

Y todo frenó cuando un fuerte golpe llamó mi atención, tanto que quise atravesar la bulla.

Una vez dentro vi como la sangre emanaba de la cabeza de Dione.

Busqué a mi hermano, pero lo perdí de vista, escuchar el sonido que provocó ese golpe me había hecho dejarlo atrás.

No lo encontraba así que fui corriendo hacia ella y toqué la herida, intentando hacer que se sellara con mi "magia".

La sostuve en mis brazos, viendo como la sangre salía cada vez más lento.

Pero no podía parar de mirar a todos lados sin saber qué hacer.

Hasta que cerré mis ojos y me centré en sus pulsaciones, aún escuchaba latir su corazón, por lo que había esperanza de que estuviera viva.

Más tarde noté un vínculo y comencé a entender muchas cosas.

Rurnore: OcultosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora