Parece que había descubierto lo ocurrido en esa noche, pero no desde lo que yo pensaba, lo que yo sentí o hice, desde lo que yo viví.
-Entonces, soy capaz de algo que antes no, ¿desde cuándo?- pregunté
-No lo sabemos, algo tuvo que pasar que no hemos visto, pero es fácil de explicar simplemente está en la naturaleza de tu etnia- soltó Adi.
Me fui al patio donde todo ocurrió, me senté en la escalera de la entrada.
Todo ya estaba reparado y limpio, parece algo razonable sabiendo que he estado fuera de juego varias semanas.
Pensé en cómo me tenía que poner al día en dos meses.
No es para tanto, creo que es rápido, simplemente hay que ponerse.
Después de tomar el aire me dirigí a mi dormitorio y acompañé el tiempo con la lectura de los libros de texto.
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25/12
La nieve cubría los rosales, los balcones, los ventanales, las puertas, el exterior del invernadero, los tejados...
La escuela parecía estar hecha de nieve, modelada por ella.
Por lo que me había informado en la escuela no se hacía nada importante este día, simplemente era el inicio de las vacaciones antes de empezar el siguiente trimestre, para luego llegar al famoso baile de máscaras de la rosa blanca.
Los planes de este día quedaban abiertos para los alumnos de modo que tú eliges que hacer, puedes recibir regalos si tu familia te lo envía o incluso como algo más especial la comida del comedor central, tampoco era mucho, pero algo era, por lo menos ese día no era cafetería.
En un principio de estas vacaciones yo no tenía planes, bueno en realidad sí, aunque no lo supiera el resto me incluía sin avisarme en los planes.
Los planes eran básicamente dormir en su cuarto y robar comida, no hay mucho más, bueno o eso es lo que me han contado.
Deseaba con ganas llegar a esta noche, tenía ganas de salir esta noche de estrellas y nieve al exterior, bien abrigada y jugar como de pequeña en ella.
Porque algo nuevo de este tiempo es que recordé muchas cosas de las que supuestamente no me acordaba antes de olvidar lo que sabía, por fin un rostro de una mujer de piel blanca, ojos verdes, pelo rubio platino con destellos rosados, me recordaba algo a mí, por sus expresiones , forma de sonreír y por sus ojos, que es lo que más asemejo en estos momentos a como soy yo ahora.
Siendo algo inteligente, con solo ver nuestro parecido deduje que era mi madre.
En los recuerdos que tengo, me veía muy pequeña y a ella la veía muy dulce, recuerdo unas suaves caricias que me daban calidez como la que nunca nadie me ha dado.
Estaba tranquila.
Deseaba con todo mi corazón saber más sobre ella, pero de momento con lo poco que conocía lograba comprender que todo lo que se olvidaba podía recordarse.
Algo que me había dicho Silas este tiempo atrás es que quizás a alguien no le interesa que recuerde demasiado o que ese día recordé algo de más.
Lo bueno de eso es que ahora creo que sé cosas que antes no.
Me fijé en el reloj y hace una semana era la hora en la que podía visitar a Kaan, se había ido.
Lo habían trasladado a un centro de mayor especialización de etnias.
Este tema no se mencionaba mucho, ya que siempre que salía Silas, Ace y Adi decían bicho malo nunca muere o la mítica de "somos demonios, nosotros no morimos".
Y yo pensaba, pues bien que está en un coma, si sois tan inmortales por qué está así.
Analizando su comportamiento algunas veces veía conductas frías, como si no les importara nada, otras muchas no tenía nada de que ver con la anterior, y no me explicaba el porqué de la cuestión.
Bueno desde que me acuerdo de existir aquí nada lo tiene.
Absolutamente nada.
Era un círculo vicioso, un círculo sin sentido, sin principio ni fin.
A las horas me puse un pijama, uno que era bastante calentito.
Me fui al dormitorio del resto y la noche dio comienzo.
No hicimos nada interesante, sólo el tonto, lo que se hace normalmente.
La diferencia de otras noches con la de hoy es que estamos hasta más tarde.
Aquí no había regalos a menos que alguien de fuera te los mandara.
En nuestros casos nadie.
La comida especial era un cordero y un pavo por mesa, y de postre bueno, de postre ve a la cafetería y pilla uno.
No había nada de especial en esta fecha.
-Una pregunta, ¿vosotros en navidad antes de estar aquí qué hacíais?- les pregunté a modo de resolver mi gran curiosidad.
-Lo que hacemos aquí, pero sin la cena, allí directamente no hay nada- dijo riéndose Ace.
Después de eso volvieron al tema de conversación de antes, no les importaba no celebrar una festividad.
Nunca la habían tenido, por lo que no saben lo que es, ni tampoco la echan en falta porque nunca la han vivido.
Olvidando ese tema, la noche se hizo corta en cuestión de segundos yo ya estaba reventada, por lo que me fui a dormir.
Los demás creo que lo hicieron poco más tarde, pero lo digo porque abrí los ojos a las 7:30 a.m por escuchar un ruido en la puerta, como si estuvieran llamando y estaban todos durmiendo.
Miré a la puerta, que para mis ojos estaba cada vez más lejana a mí, supongo que todo tan oscuro y mis párpados cansados no ayudaban.
Tan pronto como llegué a la puerta una nota de papel blanco estaba abajo, creo que pasó por debajo de la ranura de esta.
Me agaché y la cogí.
"Las historias no terminan, se repiten de distinta forma"
Después de esto el papel prendió fuego.
Me quemé en la muñeca, dolía muchísimo.
Pero me fijé en el suelo.
Las palabras se habían transformado en cenizas.
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Rurnore: Ocultos
FantasiaA veces una simple historia es capaz de sellar el secreto más oscuro. El caos se puede desatar con una simple palabra y se puede frenar con un derramamiento de sangre. Algo se puede perder igual de rápido que lo hacen los granos de arena de un reloj...