--Capítulo 13--

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Después de aquella mirada, seguimos adentrándonos en aquel bosque, sin hacer el más mínimo ruido.

Yo con aquel libro en mano y él con las tizas, una en cada mano.

Todo aquel bosque se podría decir que era como el típico bosque tétrico que te describiría cualquiera.

Además era de noche, no podía juzgarlo por completo.

No sé en cuánto tiempo, pero llegamos a nuestro destino.

Nos encontrábamos no sé en qué punto del bosque, pero veía la nada.

Y decir que habíamos llegado es porque él se paró, tampoco nos creamos más.

Me miró.

-Sígueme e intenta confiar-volví a escuchar sin ver sus labios moverse.

Andamos otra vez y cada vez más rápido hasta correr.

Corríamos sin parar y él se desvaneció 5 segundos.

Hasta que llegué al mismo punto que él y me lo volví a encontrar.

Durante ese tiempo en el que mi vista no le veía podría haberme quedado atrás, pero no lo hice, le seguí.

En ese tiempo mis piernas no respondían a lo que mi cabeza podría pensar, estaban respondiendo a lo que él me había dicho antes.

Al momento se vio una cabaña de madera.

Entramos y dentro de esta había un árbol en el centro de esta, que sobresalía por el techo.

También estaban Ace y Adira.

Con ellos al lado iba a comenzar a hablar pero Ace leyó mis intenciones y me puso el dedo en la boca para que me callara.

Y eso hice, pensé que aquí ya podía hablar, pero veo que no.

Adi señaló el libro que yo llevaba y se lo di.

Ella lo abrió y sus ojos se volvieron más rojos.

Comenzó a pasar las páginas con gran velocidad, como si ya supiera lo que buscaba.

Paró en una página.

Lo siguiente que hizo fue levantar un dedo y abrir la palma al completo.

Kaan como respuesta le dio la tiza blanca.

Adira nos pintó a todos algo en el brazo, no sabía lo que era.

Parecía ser como una especie de simbología, pero no sabía tampoco para que era su uso.

Todos comenzaron a hablar en el momento y entendí entonces que aquello era para poder hablar, y ahora que ya podía, los iba a hinchar a preguntas

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Todos comenzaron a hablar en el momento y entendí entonces que aquello era para poder hablar, y ahora que ya podía, los iba a hinchar a preguntas.

-¿Dónde estamos?, ¿Qué ha pasado?, ¿Por qué Silas no ha venido?- solté de repente.

Rurnore: OcultosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora