Todos nos paramos detrás de él y se puso el dedo en la boca indicando que quería silencio.
Nosotros como respuesta le hicimos caso.
-Tenemos dos opciones, o retrocedemos y pensamos que debemos hacer o pasamos para probablemente salir un poco mal- susurró él.
-Los demonios no morimos- soltó Kaan.
-Pero ella puede que sí, y lo de salir mal lo digo por tener que cargar con ella ahora, puede que en estos momentos sea más útil alejada de nosotros en batalla- dijo Ace
-Y tú podrías ser más útil... Perdona no se me ocurre donde- le dije y me miró excesivamente mal.
-Haremos una cosa, Kaan quédate atrás con ella, los demás iremos a ver el panorama- dijo Adira.
-Yo también quiero ir...-dijo Kaan, pero Adira habló y le interrumpió.
-No te estoy preguntando, ni sugiriendo, te quedas y punto, ¿queda claro o lo repito?
Kaan y yo nos volvimos, ellos avanzaron.
-Si quieres ir ve- le dije.
-No, me quedo, si les hago falta iré, pero de momento me quedó contigo.
-Creo que sola puedo.
-No es porque crea que no puedes, aunque un poco sí, es porque Adira me ha dicho que me quede.
-No sé quién ha dicho que no pueda quedarme aquí sola.
-Has llegado aquí sin saber absolutamente nada, es normal que ahora no puedas.
Le miré algo mal y me senté.
En realidad los entendía sabía que entre nosotros yo soy la menos fuerte, pero puedo estar en un sitio sola, no sé, me cortaré a lo mejor con las páginas de los libros.
Me cabreaba que me subestimaran así, sé que no sería capaz de ponerme a luchar ahora mismo, pero por favor hasta este punto ya no.
Me tumbé en el sofá mirando hacia el techo.
-¿Es la primera vez que lucháis contra eso?
-Que va, el año pasado también una vez, las encerramos, pero se ve que el sello se ha roto.
-¿Sello?
-Sí, Silas lo hizo con Adi, no los hemos vuelto a encontrar desde entonces, pero algo habrá cambiado.
Me levanté y empecé a mirar por todas las estanterías, cada una de ellas libro a libro.
No recordaba si yo leía, pero era ver un libro o estar en un lugar rodeado de ellos y me encantaba, eso me hacía feliz.
Fui pasando mi mano por los libros y había millones de temas distintos, todos colocados sin ningún orden aparente.
Mi mano llegó a uno de cuero gris, con una espada en su centro y las fases lunares arriba y abajo de esta.
Lo abrí y tenía una página casi en blanco que ponía índice y dos nombres de capítulos.
"Demonios" y "Sombras".
Cogí el libro y me senté.
Lo ojeé un poco y con eso me di cuenta de que faltaban muchas páginas, que aparentemente habían sido arrancadas.
Lo cerré y ya tenía claro que es lo que iba a hacer esta noche.
Me di la vuelta y Silas no estaba, había desaparecido como si nada.
En breves instantes se había esfumado.
A los pocos segundos de darme cuenta de aquello Silas entró algo alterado, mejor dicho bastante, la respiración era acelerada y sus gestos mostraban nerviosismo.
-Dione...Fuera... Todos...Heridos...Gente...Tirada- dijo entrecortando las palabras y con la misma respiración de antes.
Me acerqué a él y le di la mano para llevarlo al sofá y que se sentara.
Una vez hecho esto salí, dejándolo a él dentro, sentado.
Avancé sintiendo aquel miedo que hace que quieras afrontar aquello que te aterra, pero te deja paralizado en cuestión de segundos.
Haciendo que visualices lo que podría ocurrir si consigues hacer aquello que te aterra.
Pero que te incita a seguir cada minuto un paso más y en cuestión de horas, días o años queda vencido.
Habiéndote hecho perder el valioso tiempo que se va.
En nada ya estaba tocando la pared.
Y cuando lo hice el tiempo se paró.
¿En mi contra o a mi favor?

ESTÁS LEYENDO
Rurnore: Ocultos
ФэнтезиA veces una simple historia es capaz de sellar el secreto más oscuro. El caos se puede desatar con una simple palabra y se puede frenar con un derramamiento de sangre. Algo se puede perder igual de rápido que lo hacen los granos de arena de un reloj...