Rurnore: Ocultos

-Capítulo 23-

Todo estaba blanco.

Aquel resplandor me había cegado por completo.
Al no ver, empecé a escuchar mucho más, y escuché cosas que no habría escuchado de normal.
Cómo estaban entré ellas una respiración acelerada a mi lado, me resultaba raro, ya que no notaba ninguna sobre mí.

A los minutos esa luz molesta que me hacía no ver nada empezó a desaparecer.

Y como resultado mis ojos comenzaron a ver imágenes más claras.

Tan pronto como vi con normalidad una nueva habitación se había hecho frente a mí.

Parecía un salón de baile.
Su suelo era de mármol blanco con un dibujo en él, no sabía lo que era ya que su gran tamaño no me dejaba verlo con claridad, debía mirarlo desde arriba.

Sus paredes eran lisas, con ventanas en las que se veía un jardín, de rosas de diversos colores, y otras muchas flores.

En el interior de la sala había una columna entre una ventana y otra.
Y si mirabas en el fondo veías sin apenas esfuerzo una tela roja de terciopelo que cubría algo.
Sobre esta un palco se mostraba.
Con detalles en oro.
Y en la pared de este mismo palco se encontraban enredaderas con espinas y rosas muertas.

Este detalle de las rosas me sorprendió, ya que el lugar estaba completamente limpio y en perfecto estado, parecía que lo cuidaban a menudo.
Era raro que en un lugar sin ninguna mota de polvo, ni mancha, pero en cambio tuviera rosas muertas, y que por sus ventanas se vieran también jardines de estas.

Mirando fijamente el palco se me vino a la cabeza el deseo de querer subir a este y ver el diseño del dibujo del suelo.
Por lo que me fijé en la sala donde podría haber unas escaleras para subir, lo primero que pensé fue quitar la tela de terciopelo para ver si estaban tras esta.

Me acerqué y destapé un poco, pudiendo ver así un marco de un cuadro.
Y por terminar con mi curiosidad lo destapé entero.

Era un cuadro completamente roto, estaba arañado de arriba a abajo y de izquierda a derecha, no se veía nada.

Lo único que quedaba a algo visible era la esquina inferior izquierda, donde se veía una dulce pareja bailando.
Ambas personas con máscara en sus rostros.

Intenté volver a tapar el cuadro, pero la tela pesaba demasiado para volverla a poner.
Así que de momento lo dejaría así, y luego avisaría al resto de lo que había visto, y supongo que me ayudarán.

Seguí buscando las escaleras para subir al palco, pero era como si no estuvieran.
Estuve 5 minutos más buscándolas hasta que las vi.
Se encontraban en el lado izquierdo y derecho del cuadro lo que pasa que una capa de piedra las tapaba.
Y eso se solucionó rápido con una búsqueda de un pomo inexistente que apraeció de la nada.

Subí por las escaleras del lado izquierdo y ya estaba en el palco.
Desde abajo no se veía ni la mitad de bonito que se veía desde arriba.
Sus detalles de oro, sus enredaderas de rosas muertas.
Era bastante bonito, algo que no se podía contemplar de normal.

Me asomé y me apoyé en la baranda del palco, viendo así todo desde arriba.
Miré hacia el suelo y ya veía claro el dibujo sobre el mármol.
Una rosa blanca.
Blanco puro.
Un blanco que parecía como si eso se hubiera hecho ayer.

Cuando ya observé todo desde arriba me di la vuelta y bajé por las escaleras.

Pensé que lo adecuado sería irme y avisar al resto sobre esta sala, aunque supongo que ya la conocerán.

Me fui al fondo donde la espada se situaba y pasó exactamente lo mismo que antes, solo que acabé por donde entré.

Me asomé un poco por la puerta, ya no veía ni escuchaba a nadie.
Por lo que salí por completo.