Había pasado casi un mes desde aquel día.
Había hecho el comunicado.
Lo único que no podría era entrar a la nueva clase hasta el siguiente trimestre.
No se podían hacer cambios o eso me decía el tutor.Emery, no iba a clases o por lo menos yo ya no la veía.
Curioso, pensaba que íbamos a ser buenas amigas, pero ha desaparecido como si nada.Se podría decir que casi era invierno, pero antes de eso había otra festividad importante para nosotros.
El día de los muertos.
El 31 de octubre.
No estaba emocionada por ello, pero ayer Adi me habló sobre la fiesta que hay, y que la intención era ir disfrazados por parejas o en grupo todos juntos.
Eso aumentó mis ganas de querer que llegara ese día.Se mencionaron algunas ideas entre ellas una en la que buscaban reírse de los ángeles.
Todos iban vestidos de ángeles, haciendo la gracia de demonios disfrazados de ángeles.
Eso provocaba piques entre ambas etnias.
Ir de muertos o algo por el estilo.Yo prefería la primera opción, me iba a resultar gracioso ver a Ace vestido de ángel, siendo aparentemente bueno un día.
Quedaban dos días.
Empezamos el curso en agosto, las últimas semanas, el mes de septiembre ya había pasado, y ahora estábamos a finales de octubre, en nada ya era noviembre y en cuestión de minutos ya era diciembre.
Más tarde comenzaremos un nuevo trimestre y acabaré el curso.
Habiendo descubierto algo más de lo que ya sé.El timbre sonó y me sacó del trance.
Me levanté del asiento.
Mis clases de hoy habían terminado.
Ahora tenía hora libre, y más tarde no tenía clases.Me dirigí a la cafetería porque tenía hambre, y ya por hoy no pisaba más las clases.
Así que iba a hacer lo que me diera la gana.Después de eso creo que la sala de entrenamiento estaba vacía, así que una vez ya cenada me fui.
Entrené durante bastantes horas, hasta que no noté que estaba lo suficientemente cansada como para rozar la cama y caer rendida.
Dormí perfectamente.
Ya era viernes, y este finde ya era la fiesta.
Así que por la tarde noche después de clase, fui a la habitación de Adi para ver el disfraz que me había traído.Estaba en su dormitorio y me enseñó una funda de tela, donde dentro estaba mi disfraz.
Me lo mostró.
Íbamos a ir de ángeles.Había unas alas hermosas blancas y aparentemente suaves.
Un corset lencero blanco, y una falda ceñida blanca.
Después me enseñó unas botas blancas, que no eran altas, estas eran de cuero.
También me dio una caja llena de accesorios, piedras de color blanco, una gargantilla y algo para el pelo que tenía plumas.-Adi es precioso.
-Y más cuando te lo pongas y te maquille.
Ahora ella me enseñó el suyo, ella en vez de tener un dos piezas se iba a poner un vestido.
-Me encanta, ¿sabes lo que se va a poner el resto?
-Pues no lo sé, ya lo veremos, luego nos vemos- dijo para luego abrirme la puerta.
Salí de su dormitorio sin saber si irme a mi dormitorio, ir a pegar unos espadazos o salir al patio.
Me asomé a un balconcito y la noche parecía ser fresca, ¿y si iba al invernadero?
Mejor dicho voy a ir al invernadero.Caminé hasta llegar al lugar previsto, durante todo el recorrido no había visto a nadie, estaba todo completamente desierto y silencioso.
Entré al invernadero, había nuevas flores.
Habían puesto orquídeas.
Me acerqué a estas, nunca había visto unas tan hermosas.Al segundo escuché una voz.
-¿Qué haces aquí?
Me giré y era Silas.
-Nada, ver, ¿y tú?
-Lo mismo, pero vengo por algunas cosas.
-Entonces ya no es solo ver.
-Que más te da.
-Nada, pero ya por curiosidad, ¿qué buscas?
-Una flor...- dijo con la mirada en todas partes.
-¿Cuál?, dímelo así te ayudo.
-Es una flor parecida con la forma de los pétalos de un lirio, de color negro y rojo, con el tallo de una rosa.
Después de esa descripción comencé a mirar por todo el invernadero en busca de esa flor.
Bastante más tarde la encontré en el fondo del invernadero.
-SILAS- grité para llamarle.
Él apareció en cuestión de segundos.
Nada más verle se la enseñé.
Solamente habían dos de esas flores.
Eran hermosas, no me las imaginé así.
Noté como está flor desprendía algo, pero no llegaba a saber el que.-Es hora de que nos vayamos Dione, es tarde y ya tengo esto, vámonos.
No le llevé la contraria, nos fuimos cada uno a su dormitorio.
Llegué al mío y mientras que me ponía el pijama me entraba la curiosidad de saber para qué serviría esa planta.
Nos tiramos un par de horas buscándola tendría que ser importante.—------------
Abrí mis ojos, sin darme cuenta me había dormido, eran las dos de la tarde.
Empecé con lo que hacía los sábados por la mañana, ya había establecido una rutina.
Comía, entrenaba, descansaba, leía y si había fiesta me cambiaba e iba.Hice todo lo previsto y me dirigí a la habitación de Adira para cambiarme.
A las dos horas las dos estábamos listas.
Tardamos más de lo previsto.-Una pregunta Adi, ¿dónde están ellos?
-Se fueron antes de tiempo, bueno mejor dicho, les obligué- dijo entre risas.
Salimos de la habitación dirigiéndonos hacia el mismo lugar de la última vez, ya que era el lugar de las fiestas ocultas.
De las fiestas que supuestamente los maestros no saben nada, pero me extraña, ya que ellos también las hicieron ahí.
Se harán los tontos.
De momento mientras que no te pillen no te pasa nada.Al rato acabamos llegando allí.
Ví con claridad las puertas abiertas que dejaban pasar las luces de colores y permitían escuchar la música más fuerte.-Entremos, el escenario me llama- dijo Adira con una leve sonrisa en su rostro.
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Rurnore: Ocultos
FantasiA veces una simple historia es capaz de sellar el secreto más oscuro. El caos se puede desatar con una simple palabra y se puede frenar con un derramamiento de sangre. Algo se puede perder igual de rápido que lo hacen los granos de arena de un reloj...