-Capítulo 32-

9 1 0
                                        

12/01
Desde que se terminaron las vacaciones hasta ahora los preparativos del baile De la Rosa Blanca han estado presentes, ya que es el evento más importante y esperado de todo el año.
Bueno mejor dicho, el único.
Lo mejor de todo, es la historia que se esconde tras él y los miles de secretos que hay.
No sé mucho, pero creo que con saber que la sala donde se celebra no es la misma que la de antaño, es suficiente como para sacar propias conclusiones.

Supuestamente todos tenemos que vestir con colores que no sean blanco o sus parecidos.
Lo único de ese color que debe haber es la flor conmemorativa del evento.
Estos trajes se dan la semana antes del baile.
Se hacen por decirlo de algún modo, mediante magia proveniente de otra escuela.
Por lo que me he llegado a enterar la academia era parte de una cadena de escuelas, y no se encontraba entre las más importantes o prestigiosas, simplemente era parte de otras muchas, donde la más relevante cedía poder a otras para eventos.

Como he dicho antes la preparación es muy alta, tanto que llegamos a dedicar unas horas a la semana bailando hasta el día de su celebración, no debe haber fallos en absolutamente nada.
Se es considerado como mal visto liarla ese día, pero no solo por el profesorado, si no por toda etnia o persona de la academia.
Ese día marcaba casi finales de curso, ya que acabábamos en mayo, así que era todavía más esperado por algunos.

Cuando caminaba por los pasillos el evento era tema de conversación principal de todo el mundo.
Honestamente en mayor parte era mío, sabía que era la clave de todo lo que estaba cerrado para mí, así que no podía darle menos importancia.

Cambiando un poco el tema ya había comenzado las clases con los demás brujos, y no iba nada mal, para no tener ni idea me veía capaz de afrontarlo todo.
Mi horario cambió por completo, pero seguía teniendo esa hora libre los viernes a última, por lo que la empleaba para entrenar con Ace o a solas.
Alguna vez se vino también Silas, pero tampoco hemos tenido mucho tiempo para ver una rutina, así que a lo mejor en un futuro entrenamos todos allí, quien sabe.

Yo seguí leyendo libros, y la biblioteca nunca había vuelto a cambiar, sacando teorías pudo haber sido un mutare el causante, pero solamente son conclusiones que se acercan bastante a la verdad.

Solía pensar en cómo iría Kaan, si despertará o no, era una pregunta constante.
Pensar que en parte fue por mi culpa me dolía, pero esa sensación de culpabilidad a veces se transformaba en ira hacia la persona que desencadenó todo y me hacía querer hacer que esta desapareciera.
Y no tengo claro que es lo que más me fastidia en estos segundos de mi vida, si lo que acabo de decir o no saber quién fue el culpable.

Algunas veces no me creía que yo mostrara más rabia que Ace, Silas o Adira, lo que me hacía pensar que era cierto lo dicho por el grimorio, "los demonios no tienen un corazón físico", pero yo misma me hacía dudar ya que otras muchas veces mostraban cariño, o sentimientos que requerían de él.

¿Sería cierto que es necesario tener un corazón para mostrar sentimientos y mostrar que estás realmente vivo?

Era una cuestión que me llevaba haciendo desde hace un tiempo, pero que ocultaba.
No decirlo no quiere decir que en realidad no lo piense o no esté en mi vida.

——————————

Después de esto último dicho, pasó un mes y algo y en varios días nos encontraríamos en aquella sala de baile, con máscaras que cubrían nuestros rostros, vestidos y trajes, rosas blancas por toda la habitación y cortinas aterciopeladas de color rojo.

Me imaginaba como...

-Di- escuché como me llamaban interrumpiendo mi imaginación.

Miré por todos lados y no vi a nadie, pero noté una cara apoyada en mi hombro.
Miré y de repente estaba Ace.

-¿Qué quieres Ace?, llevas haciendo esas apariciones todo el mes.

-Solo me aburro.

-Y ¿qué remedio tienes?

Me miró incitando a que me levantara.

-Ir a entrenar.

Sin darme cuenta ya estábamos en la sala de entrenamiento.

-¿Qué le apetece hacer al niño?

-Tumbarte, así que coge una espada.

Su mirada arrogante me quiso hacer que yo fuera la que le tumbara a él y es eso lo que iba a hacer.
Tumbarle y calmar esa mirada.

Fui y cogí una espada.
Entramos a la plataforma y las empuñamos.
Comenzamos y ya era capaz de prever sus movimientos, de tantas veces que habíamos combatido.
Después de unos minutos ninguno había sido tumbado y en cuanto él iba a ser el primero lo agarré por instinto para que no lo hiciera.

Me miró raro, como si no supiera porque no lo había dejado caer.

-No te vayas a flipar simplemente ha sido un acto reflejo.

Una sonrisa se dibujó en sus labios, una dulce que había visto otras veces durante este tiempo.

Cosa que me desconcertaba, era tan y distante a la vez que tan cercano.

Tenía dos almas dentro de mí, que provocan sentimientos totalmente diferentes hacia él.

Quería odiarle, a la vez que lo quería...


Rurnore: OcultosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora