Rurnore: Ocultos

---Capítulo 28---

Un molesto brillo que llegaba de forma directa a mis ojos.

Era bastante molesto, nada parecido a los que me da la luna de mi pequeña ventana día y noche.

Como reacción ante ese resplandor empecé a abrirlos, viendo al principio un poco borroso.

Donde podría haber un jarrón yo veía miles de manchas de colores.

Según como iba pasando el tiempo mis ojos veían con mayor claridad.

Hasta tal punto que pude ver por fin donde me encontraba

Estaba en una escalera, tirada, sin zapatos.

Mi cabeza parecía palpitar por dentro, me dolía bastante.

Yo gritaba por dentro, como las veces que una pequeña vocecita empieza a hablarte inconscientemente cada vez más alto y más rápido, como si te gritases tú mismo sin quererlo.

Pensé que se debía a lo que le estaba pasando a mi cabeza en esos instantes.

Quería volver a cerrar los ojos para que no doliera.

Me paré y empecé mover mi cabeza de un lado para otro algo mareada, tenía la sensación de que todo daba vueltas pero sin ver como mi entorno hacía eso.

Vi entonces un pequeño espejo que había en el pasillo, al que me acerqué y me vi.

Mi peinado estaba totalmente desmoronado, me faltaba un ala de mi disfraz, la del lado derecho, para ser más concretos.

Miré mi rostro, en mi frente había un río de sangre, este ya estaba seco, por lo que se supone que estaba ahí desde alrededor de 50 minutos.

Comprendí en ese momento el porqué del dolor de mi cabeza, pero no del golpe.

Empecé a caminar por el pasillo con mi mano en la cabeza, aún mareada.

Notaba como yo me tambaleaba de un lado hacia otro, pero no sabía si eso era así o solo eran pareceres míos.

¿Cómo mierda había acabado ahí?, ¿acaso había bebido?

No, no había bebido, o eso creo.

Me acerqué a mi ropa para comprobar si olía a alcohol, y no olía.

Iba deambulando por los pasillos pensando en que algo se me escapaba, no es un pequeño detalle.

Intenté recordar muchas veces lo que pasó y de lo último que me acuerdo es de haber salido corriendo de algún lado, pero no llego a ver bien cual era ese lugar.

Es como si el golpe me hubiera dejado con 0 recuerdos de anoche.

Por lo que es genial, perder la memoria era algo que venía a mí, no me hacía falta ni buscarlo.

Afortunada de mí por lo que veo.

Y para aumentar esa suerte me seguía doliendo la cabeza.

Juro que no volveré a ir ningún sábado a ningún maldito lado.

Me duele absolutamente todo.

Al mismo tiempo que "caminaba" por el pasillo, si se podía decir caminar a lo que yo estaba haciendo, desmesuradas veces hice el intento de seguir recordando sobre anoche, pero nada se me venía a la mente, por lo que al rato pensé en ir otra vez al lugar donde yo creía que todo había pasado.

A lo mejor si veía lugares clave mis recuerdos se irían refrescando.

Yo pensaba que iba a seguir recuperando la memoria progresivamente, inocente de mí.