--Capítulo 26--

6 2 0
                                    

Estaba aparentemente escuchando a Ace, pero tenía muchas preguntas.

Puede que menos que antes, pero más que hace unos segundos.

Él intentaba distraerme con temas de conversación totalmente distintos, pero eso no era posible y creo que él lo sabía perfectamente.

Mis preguntas no se iban a evaporar como el agua, ni esfumarse como el humo.

Ni tampoco salir como lo hace el agua por las grietas de un pozo.

Siempre iban a estar ahí, bueno hasta que una respuesta apareciera.

Si soy sincera, escuchaba a Ace de vez en cuando, ya que me daba pena ignorarlo por completo.

Había descubierto algo que no era chocante.

Pero esas visiones recientes era lo que me dejaba un poco rayada, por decirlo así.

También se me pasaba por la cabeza que todo eso que había visto, también lo podía haber vivido, y haber sido un recuerdo metido entre rejas.

-Ace, perdón por interrumpirte, pero no te estoy escuchando mucho, es que sigo pensando en todo lo que he visto- le dije seria y cabizbaja.

-No pasa nada...Es normal o eso creo, pero te prometo que lo acabarás sabiendo todo.

-Ya, pero yo qué sé, ¿qué hago ahora?

-Hablar con los profes y decirles lo que has descubierto, sin decirle como, simplemente soñaste, y ya ellos te harán el cambio de clase.

No confiaba en esa idea.

Lo miré algo pensativa sin llegar a hablarle, se generó un silencio que él rompió.

-Confía en mí, y si no lo haces en mí en Adi.

Otra vez debería confiar.

-Está bien.

-Perfecto, ahora duerme y no te comas mucho la cabeza.

Cerré mis ojos tumbada.

Noté como él seguía sentado en la cama, pero no lo veía.

No era capaz de no pensar, así que eso fue lo que hice.

Pensar, pensar y pensar.

Parece que por cada cosa que descubro una más se oculta.

Pero acabaré sabiéndolo todo, es cuestión de tiempo.

O eso creo.

—--------------------------------------------------------------------------

Desperté y Ace estaba tumbado en el pequeño sofá de mi cuarto durmiendo.

Me levanté de la cama y me fijé en cómo su pecho se elevaba por su suave respiración.

Más tarde miré el reloj y vi la hora.

Las doce en punto.

-Ace ya es tarde, deberías irte- dije sacudiéndole.

Abrió los ojos, miró el reloj y se levantó.

-Bueno, pues me voy, acuérdate de ir mañana a decir lo que tienes que decir.

Afirmé con la cabeza y se fue.

Tenía muy poco sueño, había dormido bien.

Me senté en mi escritorio mirando todos los libros y apuntes que tenía.

Otra vez pensé en todo, a la vez que abría todas las libretas y libros.

Pero un pensamiento se hizo presente en mi cabeza.

"Un secreto puede desvelarse más fácil de lo que creemos.

Es como cuando queremos saber quién ha tocado las espinas de una rosa, si aún sangre en siempre habrá pruebas de él que la toca"

Rurnore: OcultosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora