Capitulo. 8

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Jake regresó de la cocina con un vaso de agua para él castaño, se sentó a su lado y se lo dio, él más bajo lo agarro y apenas le dio un sorbo para después dejarlo sobre la mesa de centro donde ahora también se encontraban los restos de su dibujo.

- ¿Quieres contarme que te pasó? - preguntó él más alto sin dejar de ver al menor quien incluso parecía estar temblando ante su pregunta. No por él, sino por recordar lo que esos chicos le habían echo. Jael era pequeño y le daba miedo cualquier acto de agresión contra él.

- Bueno, yo... Ellos... -su voz era temblorosa y entrecortada, así que él pelinegro puso su mano en él hombro del ajeno para tratar de calmarlo. Y de alguna manera funcionó. Jael había dejado de temblar al sentir su toque.

- Ellos llegaron, y no dejaron que me fuera, intenté hacerlo pero me llevaron a la vuelta de la escuela. Uno de ellos tocó mí... Mí cintura y mí cabello... Otro... Estaba muy cerca... Me quitaron mí dibujo y lo rompieron y se rieron de él, dijeron que era feo... Me tiraron al suelo y me quitaron la chaqueta ... -habia terminando su relato con un sollozo acompañado de sus palabras. Las lágrimas nuevamente se apoderaron de él mojando sus mejillas que ya tenían rastros de lágrimas secas. - R-rompieron mí d-dibujo... Y-yo l-lo h-había echo h-hoy... L-la maestra d-dijo que había q-quedado b-bien... -

Jael se llevó sus manos a su rostro y trato de limpiarlo, pero era inútil, las lágrimas seguían cayendo mientras miraba su dibujo. Él realmente se había esforzado en hacerlo y la maestra que impartía su taller lo felicito por su gran trabajo y lo tan bien que había quedado su obra. Pero ahora ya no era nada, no quedaba nada de lo que él había echo.

Siguió cubriendo su rostro mientras lloraba sin consuelo, pero pronto sintió unos brazos rodearle, incluso pudo apostar en qué se perdía entre lo grandes y fuertes que estos eran y él siendo tan pequeño. Jake lo había abrazado y puesto contra su pecho, él castaño apartó un poco las manos de su cara, sorprendido por la acción. Su ex novio nunca lo había abrazado desde sus primeras citas. Era nuevo para él, y cálido, cómodo.

Su cabeza estaba en él pecho de Jake y siendo sincero, era grande y a pesar de su ropas anchas podía sentir lo bien trabajo que estaba. Era cómodo, como una almohada. Instintivamente se dejó relajar en él pecho del pelinegro. Se sentía seguro. Sus lágrimas que antes eran grandes gotas se convirtieron solo en restos y en sollozos después. Sintió una gran mano acariciar su cabello como si estuviera acomodandolo, era un toque cariñoso al que no estaba acostumbrado y no le parecía incómodo o ajeno, solo se dejó hacer en los grandes brazos del chico alto que lo había salvado.

...

Estuvieron así por un rato, él pelinegro abrazaba a Jael y le acariciaba su cabello castaño, incluso podía parecer que lo estaba arrullando, mientras tomaba su cintura y lo mecía en el abrazo. Él menor se había calmado por completo y ahora también tenía los ojos cerrados descansando sobre él pecho de Jake. Podía jurar que estaba casi a punto de dormiste.


- Vamos a qué te limpies la cara, niño. Y después te llevaré a casa, tus padres van a estar preocupados si llegas más tarde -

- En realidad, mis padres llegarán más tarde a casa- él castaño contestó con simpleza y enseguida volteo hacía arriba para ver al pelinegro a la cara y siguió hablando al ver la expresión curiosa por parte de este - Ellos trabajan mucho y muy seguido solo llegan para cenar y se van por la mañana antes de que yo despierte -

A Jake le sorprendió, porque sonaban casi como si fueran sus padres. A diferencia de que sus progenitores había días que no se aparecían ni siquiera por la casa, pero ellos decían que era un muchacho grande y casi mayor de edad y podía estar bien solo un par de días. Sin embargo a pesar de eso no le faltaba nada y sus padres se encargaban de darle lo necesario y un poco más para vivir.

- Me pasa lo mismo, solo que ellos muchas veces no llegan ni siquiera a cenar. Pero eso no importa -dijo restándole importancia al asunto y separándose del abrazo para levantarse primero y tomar la mano del más bajito y llevarlo con él.

Entraron al baño de la planta baja y él pelinegro abrió un cajón de un estante, saco una caja de pañuelos desechables y se arrodilló frente al castaño que estaba detrás de él. Limpió él rostro de Jael, poniendo especial atención en sus mejillas que tenían lágrimas secas. Y después de eso desechó él pañuelo.

- Bien, vamos. - Jake salió primero del baño siendo seguido por Jael para dirigirse a la puerta.

...

Jake llevó al menor a su casa, repitiendo de nuevo él tipo de viaje que los llevo a la casa del alto. Este tomaba su cintura y él traía puesto él casco de nuevo. Después de todo la cercanía ya no era un algo que lo hiciera ponerse incómodo, no después de estar abrazados por más de media hora. Si aún tuviera un problema con eso, sería irónico ¿No?.

Jake le quitó él casco a Jael y lo dejo en él tanque de la motocicleta.

- Bien, entonces ten cuidado. Ah y por cierto, dame tú celular -no fue una pregunta, sonaba a más como una orden. Jael no pudo descifrarlo bien en ese momento y le entrego su teléfono. Jake tecleo algo en este y pronto se lo regresó.

- Aquí tienes. Llámame sí algo te pasa o necesitas algo, estaré ahí enseguida - afirmó con total seguridad él pelinegro, pero hizo que él menor se sonrojara. Sonaba como si él pudiera llamarlo por cualquier cosa y Jake vendría por él.

- S-si, gracias - respondió con un movimiento de cabeza mientras miraba hacia abajo y escucho el sonido del motor de la motocicleta ser encendido. Y entonces, una mano revolvió su cabello y apenas alzo la mirada.

- Nos vemos después, niño. Y no te preocupes por devolver la chaqueta - Jake sonrió viendo al castaño y después aceleró para irse finalmente de ahí. Jael se quedó quieto viendo como la silueta de Jake se volvía borrosa para después dejar de verse.

Jael no supo porque pero sonrió y abrazo los bordes de la chaqueta que traía puesta. Para él era raro, pero nunca se había sentido tan cómodo con un chico que acababa prácticamente de conocer, un chico jamás lo había salvado así, jamás lo había llevado a su casa y mucho menos lo había abrazo por casi una hora.

Sentía una sensación rara en él estómago. Pero no era desagradable.

Entró a su casa y fue hacía su habitación casi corriendo mientras sacaba su celular para llamar a sus amigos y contarles. Obviamente tuvo que pasar por la parte donde los amigos de su ex novio lo estaban molestando y esto provocó varias palabras y expresiones altisonantes por parte de ambos chicos, sin embargo los mismos dos dejaron salir sus gritos al escuchar la segunda parte de la historia.

- No me lo puedo creer! Si definitivamente, tú le gustas! - exclamó Savannah totalmente segura de lo que decía.

- ¿Qué estás diciendo?, Savanah y su momento más esquizofrénico - bromeó Jael provocando una risa por parte de Michael también.

- Digan lo que quieran, pero yo estoy segura de que le gustas a ese chico. Pregúntame a mi que leo novelas BL -

- Sí, Savannah ya sabemos tú obsesión rara por leer como dos chicos se dan como cajón que no cierra - habló irónicamente Michael riendo aún más.

- Lo que sea, pero de mí se van a acordar cuando esos chicos sean Jael y su nuevo enamorado - él involucrado se sonrojó a más no poder y ocultó su cara en la almohada de su cama. No podía imaginarse a él y a Jake en una situación como lo eran en los libros que leía su amiga.

Pero, Jake tenía tan buen cuerpo a simple vista. Sus pensamientos fueron más rápidos que él y pronto tenía una imagen de Jake sin camisa en su mente. Odiaba su mente en ese momento.

 Prometí Cuidarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora