Capitulo. 35

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Cómo prometió Jake, al día siguiente, al terminar su entrenamiento llamó a su novio para avisarle que ya había concluido sus actividades y estaba apunto de ir a pasar rato con él en su casa.

- Ya está mí niño, voy para allá ¿Quieres que te lleve algo? -

- Algo ¿De qué? -

- Lo que desees, dime y puedo llevarte lo que quieras. -

- Solo quiero dulce, dulces, entonces Jakey. - sonrió al teléfono.

- Esta bien cariño, llegaré pronto. -

...

Él pelinegro llegó a casa de su novio, con los dulces que esté le había pedido y llamo a la puerta. En cuanto le abrieron abrazo al castaño y le beso recibiendo lo mismo por parte del menor.

- Aquí tienes mí niño. - le dijo entregándole los dulces que había comprado para él en una pequeña bolsa.

- Son muchos. Gracias Jakey, no quería molestarte, debes estar cansado. - dijo acariciando la mejilla del pelinegro.

- No es molestia. Cualquier cosa que quieras, puedes pedirla bebé. -

Jael le sonrió con dulzura y ambos se dirigieron a su habitación. Jake se tumbó en la cama y miró a su novio para indicarle que se acercara y abrazarlo. Él castaño mientras abría la bolsa para sacar el primer dulce que se comería, y luego sacar el segundo y el tercero.

- Cuando regrese de mis entrenamientos te traeré algo, pequeño. Así que cuando pregunté que quieres que te traiga, solo dime lo que deseas, te lo traeré. - solto después del silencio que se había formado.

- Pero, no puedo hacer eso, vas a estar cansado... Jakey, no quiero que hagas un sobreesfuerzo, ya es bastante con que entrenes más tiempo. - Jael se negó mientras miraba a su novio.

- Claro que puedes hacerlo. Mi niño, no importa si estoy cansado o no, recuerda que te dije que tú eres primero. Así que dime lo que quieres. Porque sí tú puedes quererlo, yo puedo conseguirlo. - se acercó a su rostro tomando su mentón.

Aún había negación en él rostro de Jael. Él no quería que su novio se sintiera obligado a llevarle algo cada vez que fuera a verlo, y aún peor después de entrenar por tantas horas.

- Esta bien pequeño, no me importa si lo que hago es por ti, si piensas que va a ser una carga déjame decirte que nunca va a serlo. Realmente estoy feliz cuando puedo consentirte con algo. - suavizó su voz, agarrando ambas manos del menor para dejar un beso en la palma.

Él menor sonrió. Alguien podía quererlo tanto al punto de tratar de desvivirse por él.

- Es lo mínimo que mereces. -

Ambos se vieron fijamente a los ojos y Jake unió sus labios, lo dejo en un beso suave y delicado, como los que alguien como su niño merecía.

Jael asintió y se abrazó al cuerpo contrario. Dejo sus dulces de lado y se acostó sobre él cuerpo fuerte de su novio. Sentía que Jake podía ser capaz de hasta bajarle la luna si es que él se lo pedía. No se creía merecedor de tanto. Cuando las personas te dicen que llegara alguien que haga todo lo imposible y más por verte feliz, que te quiera y te respete, que te haga detalles y te de tiempo de calidad. Jael solo podía pensar que había encontrado a la persona que estaba dispuesto a darle todo eso.

 Prometí Cuidarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora