Capitulo. 40

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Sin mayor esfuerzo habían puesto al castaño en el suelo sin nada de amabilidad y eso provocó una muesca de dolor por parte del menor quien intento reprochar pero entonces la mano de Kevin fue a golpear su rostro haciéndole jadear y tratar de alejarse sin ningún éxito.

Sintió sus piernas ser jaladas para dejarlo recostado y luego a Kevin quien le tomo de ambas mejillas con fuerza para acercarse a su rostro.

- No puedes negarte... Se qué te gusta esto, lo veo cuando tú novio mete su lengua hasta tu garganta, pensé que no sabías hacer ese tipo de cosas... Y pensar que por fuera te ves sin intención de dañar ni a una mosca pero por dentro eres todo un fácil. - en tono divertido lo dijo y se rió juntando sus mejillas.

Se sentía débil y que su vista empezaba a fallarle como si estuviera fuera de sí, se sentía ajeno al toque y muy asqueado de tener a ese tipo cerca. Sus lágrimas nublaban su vista y su forcejeo era cada vez más débil. Solo esperaba que Jake llegará para rescatarlo de eso.

- Basta! Creí haberte advertido, hijo de perra! - un ruido resonó en el aula junto con una voz grave y severa.

Luego Kevin fue apartado de el con brusquedad dejándolo enfocar a Jake quién tenía al chico por los hombros para después plantearle un puñetazo hasta empujarle a la pizarra. No se detuvo y él pelinegro se acercó nuevamente para golpearle de nuevo, mientras que los demás chicos parecían haber salido ya del salón.

Podía ver la sangre escurrir por la nariz de Kevin y su labio roto, solo entonces fue cuando Jake lo dejo tirado en él suelo para ir finalmente por él menor.

- Calma mí niño, estoy aquí. Lo lamento mucho. Estás a salvo conmigo. - trato de calmarlo no logrando mucho pero lo cargo con cuidado para salir del salón.

Jael seguía derramando lágrimas pero ahora sabia que estaba en su lugar seguro. Pasaron por los pasillos del edificio hasta salir de este y Jake ir hacia la casa del castaño donde se iba a dar la tarea de calmarlo.

...

Una vez dentro de la casa, en la habitación del menor quien ya hacía entre los brazos de su novio cubierto los sábanas de su cama.

- Lo lamento mucho pequeño, de verdad, lo siento debí prestar más atención, perdóname. - se disculpaba él pelinegro por creer que tenía culpa al no estar al pendiente de su novio.

Jael negó con un movimiento de cabeza para que dejará de disculparse porque era más que obvio que no era su culpa. Se aferró a la camisa del pelinegro y se frotó en su pecho para sacar lo más posible de su aroma. Jake lo meció en sus brazos y le dejo varios besos en su rostro mientras lo tranquilizaba.

- Esta bien mí niño bonito, estás a salvo ahora conmigo, todo está bien. Mírame pequeño. - le pidió a lo que él contrario elevó su vista lentamente.

- Estás aquí conmigo mi niño, estás bien ahora. - le murmuró con suavidad y dejo un pequeño beso en sus labios a lo que él menor correspondió.

Jael sollozo acomodandose sobre él cuerpo del pelinegro y sorbió su nariz, a lo que Jake le acercó un pañuelo para limpiar su nariz y después dejarle un beso en sus mejillas. Trato de regularizar su respiración y cerro sus ojos dejándose calmar por las caricias de su novio quién lo arrullaba para dormirlo y así fue que después de unos minutos termino por caer dormido.

Esa tarde Jake siguió con él menor para minarlo mientras dormía, no le preocupaba nada más en ese momento que la estabilidad de su niño y pensar que debió golpear más a ese idiota por ser tan estúpido de acercarse a su novio otra vez. Hasta que Jael despertó, él más alto siguió con él hasta que tuvo que irse pero dejo a su niño tranquilo y descansando en su cama.

 Prometí Cuidarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora