ONE SHOTS DE MONSTA X "Aromas" 🌹

Leche 🥛 de Banana 🍌 (Changhyuk)

Changhyuk (Leche de banana) 🥛🍌

Minhyuk peli naranja
Changkyun peli morado

Minhyuk de veintidós años estudiante en la carrera de profesorado de arte nació con una mano mágica para la pintura. Desde muy pequeño le llamo la atención los colores, la textura, lo que podía hacer al mezclar los colores y sobre todo el plasmarlo. Sus padres lo anotaron en dibujo para seguir expresando su arte en ello y años más tarde se aventuró en la seductora carrera de arte. El arte a su parecer era adictivo, explícito, de buen ojo y el expreso del sentimiento de quien lo pintara ya sea en papel, en una pared, grafiti o en una simple hoja.
Sus planes se alteraron por nueve meses porque a los dieciocho años una vida crecía dentro de su ex novia. En ese tiempo ellos decidieron que lo mejor era vivir juntos para poder criar al futuro pequeño aún cuando ellos tenían problemas en la pareja. Gracias a que se sentaron a conversar sobre su vida sentimental acordaron dar por terminada la relación y seguir como amigos, sin dejar de vivir en la misma vivienda. Se querían mutuamente pero el sentimiento de amor ya no existía más que el querer como amigos.
Los nueve meses piso rápido sus vidas y trajeron al mundo a su retoño, la vida les dio lo mejor pero les quitó algo. La madre del niño falleció en el parto y no pudieron hacer nada para revivirla. Minhyuk tuvo meses de frustración, agotamiento, falta de sueño pero a pesar de todo su niño era toda su luz. Minhee era su copia, vivaras, alegre, sonriente y a la vez su niño inteligente formó su personalidad con el todo de su madre en ella. Padre e hijo forjaron su relación y no hubo tiempo que los pudiera separar, ni aunque su padre tuviera que dejarlo por unas horas para poder concluir con sus estudios académicos. Dentro de un mes se recibiría y descansaría un poco para pasar tiempo con su adorado terrón de azúcar.
Durante sus dieciocho años le encargaban pinturas por lo que parte se guardaba porque se propuso ahorrar y la otra se la entregaba a sus padres quienes le negaron el recibimiento así que ese dinero iba a su ahorro. Cambio un poco cuando su bebé nació y tuvo que sacar para comprar lo necesario pero la mitad se quedaba en su sitio ya que sus padres y los de la difunta madre le ayudaban en todo lo que podían incluso dándole dinero el cual aceptaba a regañadientes, alegando que era el primer nieto la luz de sus ojos y su consentido.
Al fallecer la madre le proporcionaron toda la atención posible y ayuda tanto de sus propios padres como los de ella. Estaba tan agradecido porque los tenía a su lado, porque su bebé tenía a sus abuelos.
Se recibió con honores, con las mejores notas, junto con su familia, amigos y su bolita de alegría.
Esa tarde fue hacer las compras del mes acompañado de su hijo y su madre, una lista en su mano con lo indispensable y algunas cositas que su niño le pidió. Había algo que los dos adoraban beber el cual Minhyuk bebía de pequeño, leche de banana, no faltaba en su hogar, ni en el de los padres porque ellos dos hacían que desapareciera en minutos. De tal palo tal astilla. Los dos hombrecitos de la casa se acomodaban en el sofá de la sala sentados cruzando sus piernas como si fueran los señores de la casa. La tierna escena fue capturada por la abuela del niño y enmarcada en un cuadro que decoraba uno de los estantes.
Minhyuk y Minhee se quedaban los fines de semanas a dormir para al otro día convivir en familia avisando a sus otros abuelos para que viniera a almorzar o simplemente a pasear a algún sitio si el día pintaba lindo.
Tardaron un par de horas en adquirir todo lo de la lista con quién sabe cuántas cajitas de leche de banana que sobresalían de las bolsas.
A la tarde se fue a dar una clase en un hospital cercano que lo contrato para enseñarle a dibujar y pintar a los niños con enfermedades terminales. Le partía el corazón saber que a sus cortas edades vivieran poco de sus vidas y afirmaba que era una injusticia, esos niños siendo tan inofensivos e inocentes merecían tener una vida llena de alegría, amor, sustento y muchas otras cosas prescindibles. Por eso aunque fueran dos horas trataba de animarlos, sonreírles mucho, darles cariño y especialmente robarles todas las risas, sonrisas y carcajadas posibles como su objetivo. Además un regalito les daba como presente, siendo peluches, algunas golosinas previamente consultado con los doctores de cabecera y encargados, entre otras cosas que tuvieran mucho significado. Los niños lo consideraban una fuente de energía, un payasito sonriente, un peluche abrazable y otros apodos que los mismos adultos cuidadores le otorgaron.
La clase empezó con el saludo de todos los domingos que consistía en Minhyuk sentado en el suelo como indio y los veinte niños se aproximaban a él a darle besos en sus mejillas para después el adulto hacer lo mismo con todos los niños uno por uno y de paso les entregaba en sus manitos un dulce. Los pequeños detalles le completaban el alma porque para él poder dar una partecita de su amor lo hacía crecer en lo personal y el ser de ayuda le incrementaba un sentimiento indescriptible. Y por supuesto tenía un cariño especial por cada uno de ellos.
El pedido que le hizo a sus alumnos fue que hicieran dos dibujos de lo que ellos quisieran y les fueran entregados a sus personas especiales, les dijo que era una clase libre y que lo decorarán a su forma. Casi le daba un ataque de diabetes cuando los veinte niños le dieron uno de los dibujos y los otros serían derivados a sus padres. Los veinte dibujos se diferenciaban del uno al otro pero en todos ellos aparecía un único personaje, el maestro Minhyuk. Un abrazo grupal dio por terminada la clase. Pero antes de irse fue al baño para liberar sus lágrimas porque estaba sumamente emocionado tanto por ver los rostros cansados de sus florecitas y porque le daba furia que no hubiera medicina que los salvara.
Mojo su rostro para hacer desaparecer los rastros de lágrimas y cuando estaba por salir del baño abrió la puerta y se chocó contra algo o más bien la frente de alguien. Ambos se sobaron la frente frunciendo está y sin abrir sus orbes que se cerraron por el golpe. Una voz grave lo atrajo de nuevo a la realidad.