El día ajetreado colisionaba en la vida de Minhyuk, día tras día un nuevo comienzo en la atareada vida laboral y en lo personal hacía que no pudiese tener un descanso. La vida empresarial en que su difunto padre le había otorgado en la herencia que anteriormente dejo, le inculcaba a pasar la mayor parte del tiempo fuera de su hogar. Y en lo personal, tener a su madre postrada en una cama en la vivienda que ambos compartían desde que Minhyuk nació le calcomia el pecho. Su progenitora sufría de cáncer de mamas y eso junto con la quimioterapia más una enfermedad que le deformia los huesos, estaba en la lucha diaria. Si bien los médicos le daban un buen pronóstico, sacando de lado la deformidad de huesos que no tenía cura, la tarea de la guerra contra la lucha del cáncer estaba llegando a su fin. El pronóstico era bueno, la quimioterapia devoraba a la maldad y el ánimo en la madre elevaba cada día más a la par de su hijo. Cada día que regresaba al hogar le traía un ramo de flores mixtas para alegrar el día de la mujer que le dió la vida, para verla con una sonrisa cansada pero siempre recibiendo al pequeño hombre grande. Había algo que le permitía sonreír o más bien una persona. Lee Jooheon era el enfermero encargado las 24/7 de la señora Lee. Vivía con cama dentro por si ella sufría una recaída. Minhyuk recordaba el día en que lo conoció quedando hechizado por esa sonrisa que le obsequió y por esos hoyuelos que lo hacía ser una persona risueña. También la encantadora personalidad que portaba era parte del encantamiento que tuvo en él. A su vez, se sentía agradecido para con él por todo el arduo trabajo y el cuidado que tenía con su madre. Por eso mismo, todos los días le entregaba una rosa amarilla y un café para poder endulzarle las horas que convivía con la dueña de casa. Todos las mañanas intercambiaban algunas palabras y sonrisas que la misma madre presenciaba, sabiendo la realidad que había detrás de ella. La verdadera realidad de los sentimientos mutuos que descubrió. Las miradas respaldaban lo que tanto ella observó, quería ver a su bebé grande feliz y que aquello por lo que le rogó a Dios se hiciera realidad, se cumpliera antes de que ella partiera de este mundo, si es que eso sucedía, al menos se iría en paz y contenta.
Por lo que decidió tomar partido en el asunto.
Esa misma tarde, cuando su hijo llegó del trabajo, le hizo un pedido especial, quería tener una cena entre ellos tres, haría la cena ya que se sentía un poco mejor. Y con ayuda del enfermero y su hijo pudo sentarse en la silla de ruedas y así regresar después de un tiempo a su amada cocina. Extrañaba los aromas de los condimentos, de la leche, del café, las frutas y todo lo demás. Previamente, Minhyuk organizó la cocina, colocando flores en un jarrón sobre la mesa, también coloreo la cocina con globos que colgó en la entrada y en los estantes ya que su amada madre adoraba ver los hermosos colores avivando la alegría que desprendía desde el pecho al exterior. El rostro de la progenitora demostraba la felicidad y eso amenizaba un poco el dolor del hijo. El detestar por ver las molestias que la madre sufría y a veces los insesantes dolores que la enfermedad provocaba le hacía odiar más a esas enfermedades. Las crisis se detuvieron agradeciendo a la vida por eso, por poder ver una sonrisa plasmada en el rostro de su madre. La cocina se llenó de exquisitos aromas, la mesa fue decorada por ambos chicos que conversaron mientras hacían su labor, la madre oía cada palabra que salían de ambos, sonriendo a su paso por el tembloroso contestar de su hijo cuando el enfermero preguntaba alguna cosa en especial. Fue notoria la conexión y lo fluido de las conversaciones y contestaciones, supo que existían las mariposas en los dos abdomenes.
—Muy bien corazón, la cena está lista, por favor tomen asiento que les serviré.
La madre aún en silla de ruedas, estaba en su punto, contenta por haber hecho la cena para sus dos acompañantes y se deslizaba con tanta paciencia trayendo cada fuente con la preparación, sonriente por sentirse útil nuevamente. Una vez servida la cena comenzaron atacar cada acompañamiento más el plato principal que era carne rellana con una salsa secreta que lucía deliciosa Disfrutaron de la cena entre charlas amenas, risas de por medio y halagos hacia la madre y paciente.
—Me alegra que hayan disfrutado de la cena mis niños, he pedido hacer esto por algo especial que he presenciado en estas semanas. Y se que ustedes, dos tontitos no dirán nada el uno al otro, por lo que decidido intervenir- rio ante las atentas miradas que posaron en ella y los semblantes nervios que se unieron- se que hay algo especial entre ustedes dos y que ninguno dará el paso, así que, ¿Por qué no declaran sus sentimientos hacia el otro? Ya están grandecitos para jugar como niños y/o adolescentes. Hijo, tu miras a Jooheon con amor que fluye al exterior con esos ojitos brillantes y con tu voz ansiosa, nerviosa y alegre cada vez que estás en el mismo lugar que él y tú- señaló al enfermero- Jooheon, pareces una nube feliz alrededor de mi niño. Quisiera que salgan y tengan una cita solo ustedes dos, por lo tanto, ¿Qué están esperando? La vida pasa mis niños, no esperen que el tren siga su curso con ustedes dos sin subirse abordo- concluyó la señora.
Los dos quedaron pasmados con la observación que hizo la señora en todas esas semanas, sabiendo que tenía razón en sus palabras. La mesa quedó en silencio, y luego de un tiempo, la dueña de casa pidió que la llevarán nuevamente a su cama ya que estaba agotada y necesitaba dormir. Una vez en la cama, se despidió somnolienta y se durmió bajo las calentitas sábanas. Mientras tanto, en la cocina, los dos se encontraban limpiando, guardando los restos de comida, y lavando los trastes usados. Ninguno emitía palabra por los nervios que crecieron al estar solo ellos ahí mismo.
—Minhyuk, ¿Te gustaría tener una cita conmigo?- preguntó amablemente de la nada, matando al silencio incómodo que se formó en la cocina.
Minhyuk se quedó en blanco, el chico con el que soñó varias noches seguidas, lo invitó a una cita, tantas veces que quiso que eso pasara y ahora estaba sucediendo. Mordió su labio inferior sin poder dejar fluir las palabras por lo que hizo lo impensable. Se acercó a Jooheon, tomo el rostro del enfermero en sus dos manos y plantó un beso en los labios ajenos. Feliz al ser correspondido, fue envuelto por los brazos de Jooheon y el beso se tornó más bonito y con movimientos dulces.
Al separarse sin desarmar el abrazo, respondió
—Por supuesto que sí Jooheon, quiero salir conmigo a una cita y a muchas más que pronto vendrán, me gustas mucho- contesto nervioso pero feliz.
—A mí también Minhyuk, me gustas demasiado.
No contaron con la persona que espiaba detrás de la pared, sonriente y muy orgullosa de haber cumplido con su meta.
–Muy bien!- aplaudió para luego moverse con la silla hasta llegar a ellos!
Los dos se despegaron rápidamente sonrojados hasta las orejas.
—Mamá por dios! ¿¡Cómo te has bajado de la cama?! Pudiste haberte caído o algo, por un demonio! ¿Por qué no nos llamaste? -Minhyuk se aproximó a su madre, revisando de que no tuviera un golpe o algo parecido.
—Esa boca Lee Minhyuk, no me gusta que maldigas! Y estoy bien mi niño, y no me controles, que aún puedo hacer cosas sin cansarme, tengo fuerza de voluntad mi querido hijo, ahora hazme un té por favor.
Y si, rieron a la par de la madre, que aún con agotamiento en su cuerpo sin decirlo, quería presenciar lo que había hecho al hacerlos dudar en la cena, porque si, su intuición lo decía todo y confirmó al estar espiando.
Ahora, medio mes más tarde, la noticia que se formó una pareja y que la madre estaba libre del cáncer, azotó en una inmensa felicidad.
Nuevo One Shot que se me ocurrió, le tocaba a Joohyuk ya que los extraños demasiado 😭❤️❤️❤️❤️❤️❤️❤️
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