Una lluvia torrencial azotó violentamente a las 5 am, el fenómeno meteorológico estaba pronosticado para comienzos del mediodía, el adelantamiento prohibió que los individuos en cada hogar salieran al exterior para iniciar con las rutinas diarias. Los noticieros se encargaron de alertar a las personas que la alerta naranja continuaría hasta el día siguiente, por ende el resguardarse era lo primordial. En la casa de los Son mayores la paz habitaba en cada habitación, mientras que en el dormitorio compartido por la pareja, un bebé de año y medio lloraba acongojado. El primero en despartar fue Kihyun, se despato y estiró los brazos antes de tomar a su chiquitin y mecerlo contra su pecho. Con el niño en brazos, se despojaron de la oscuridad y se dirigieron a la cocina. La vivienda contaba con un piso, con tres habitaciones, sala/cocina, baños y un patio con jardín enorme. Kihyun preparó el biberón de su pollito, entibio y regresaron a la comodidad del dormitorio, en tanto el bebé bebía de la leche, a su lado, Hyunwoo dormía como un oso polar, despatarrado con el pecho desnudo por haber pateado las mantas. Kihyun recordó que al principio de la relación y las primeras veces en que durmieron juntos, lo arropaba de pies a cabeza, y las veces en que lo encontró de esa manera con las mantas desparramadas y desnudo de la parte superior, hacia el mismo trabajo. Lo cual al despertarse el pelinegro le comentó que no sentía frío, y que no se preocupara si lo veía así en las mañanas o en las noches. Por eso, dejaba pasar esas simples cosas, sino el moreno sudaba y se despertaba con cierto malhumor. El bebé tomaba su biberón siendo mecido de lado a lado con cierto tarareo que lo adormitaba. A las siete de la mañana el pelinegro se removió sintiendo el leve movimiento de la cama, sus párpados pesaron sin noción de querer distanciarse, al lograr parpadear y acostumbrarse a la tenue luz del telesivior encendido, giró hacia su costado derecho encontrándose con la imagen más melosa que activo los sentidos. La lluvia acaparó la audición, los tremendos chapuzones sonaron con vociferacion, interviniendo el silencio en el interior del dormitorio. Se desperezo eliminando el sueño pero su cuerpo perezoso pesaba como si toneladas de arena se acumularon en los músculos. Antes de emitir una palabra se destapó, despidiéndose de la lentitud e irguiendose para hacer sus necesidades. Al poco tiempo, salió del baño duchado con una toalla alrededor de su cadera baja buscando un cambio de ropa cómoda, otro par de pijamas y se metió en la cama. El castaño le sonrió besando los labios con un casto beso, el pelinegro beso la frente del niño que ahora se encontraba en sus cinco sentidos, jugando con la prenda de vestir superior de Kihyun.
—Buenos días cariño, ¿Descansaste? ¿Quieres desayunar en la cama? - preguntó Kihyun sin levantar la voz.
—He dormido como nunca antes amor, ni siquiera me enteré que estaba lloviendo, si es posible si, no tengo ganas de levantarme hoy. Tengo el cuerpo cansado, me siento débil aún.
El castaño frunció los labios en una mueca tierna.
—Entiendo cariño, estás covalenciete, tuviste una fuerte gripe, y es mejor que sigas en la cama, el día amenecio con mucho frío y puedes recaer. Hoy descansarás, te hará bien. ¿Puedes sostener a Bummie entre que hago el desayuno y lo traigo aquí?- Kihyun se percató del cansancio ajeno y las ojeras en el pelinegro, las bolsas debajo de sus ojos inquietaron al menor de la relación- o puedo llevarlo conmigo y sentarlo en su sillita.
—No amor, no te preocupes, me siento bien como para tener en brazos a mi bebé. Cambia ese semblante- acarició la mejilla del blanquecino- con más medicación, sopa y reposo estaré como nuevo mañana.
No dudaba del sistema inmunológico del pelinegro porque se recuperaba en menos de dos días, más bien, no quería molestarlo, quería mimarlo y que descansar lo máximo posible.
—Esta bien Hyunwoo, recuéstate con Bummie sobre tu pecho- cambio con el control remoto hasta dar con el canal de dibujos para la edad de Bummie- esto lo entretendra hasta que yo vuelva. Si necesitas algo por favor grita y vendré enseguida- beso la frente del mayor que acató la orden de recostarse con el bebé en su pecho quien se concentró en los colores y las miniaturas que plasmaba el televisor. Kihyun se abrigo con una bata térmica, colocó sus pantuflas azules y camino hasta la cocina. Del refrigerador saco huevos, leche, esencia de vainilla, un limón y mantequilla, del estante tomó harina y azúcar. Tamizo la harina y puso en un cuenco con la pizca de sal, hizo un hueco en el centro y añadió los huevos ligeramente batidos, y un poco de leche, empezó a mezclar con las varillas haciendo movimientos circulares, y añadiendo la leche poco a poco hasta verter su totalidad. Batió con las varillas hasta obtener una crema ligera y sin grumos. Cubrió el recipiente de la masa de crepes con un film transparente y reservó en el frigorífico por al menos una hora. Cuando la hora llegó, eligió una sartén antiadherente y engraso con mantequilla. Aprendió gracias a su madre que la primera crepe normalmente se desecha y sirve para que toda la sartén esté perfectamente engrasada y no se peguen las que se harán a continuación. Vertió medio cucharón de masa de crepes en el centro de la sartén y volteó para que la masa cubra toda la superficie, dejó cocer un par de minutos y dio la vuelta para que se haga por el otro lado. Repitió la operación hasta terminar con la masa y fue posando los crepes en un plato, uno encima de otro, así se mantendrian calientes. Para el relleno, pico bananas y manzanas, en algunas unto pasta de avena y cubrió con miel de caña, en otras espolvoreo azúcar glas y los enrolló. En la tostadora había rodajas de pan, también trituro dos huevos y palta, al ya tener las tostadas, deslizó el puré de paltas, los huevos y unas rodajas cortadas finas de tomate. En un cuenco, había en cuatro mitades, naranjas, sandías, y fresas, además agregó uvas verdes, arándanos y ciruelas. En vasos vertió batidos de leche con frutas y cereales, y en tazas, cafés con leche. Al bebé aparte de picarle la banana, en una servilleta de papel apoyó tres galletas sabor a vainilla y un biberón de agua. En una bandeja desayunador con lo elaborado ya puesto en los lugares correspondientes, se dirigió hasta el dormitorio. Sus dos lindos ositos jugaban con las manos aplaudiendo por los sonidos del brum que hacía a su manera el pinpoyito bebé, festejando ambos por lo cometido. Kihyun no paró en ningún segundo de sonreír porque su hijo cada vez lograba hacer sonidos claros y algunas palabras entendibles.
—Bien mis dos lechoncitos he traído el desayuno para los tres. ¿Qué tal si nos acomodamos sentados como indios y probamos está delicia que organice con tanto amor para mis dos hombrecitos? - se halago así mismo sabiendo que esos dos amarian la elaboración propia- ¡mis nubecitas de azúcar a desayunar!
Y con eso junto con el sonido de la lluvia y el viento se acomodaron para englutir y beber cada alimento y bebida que con tanto cariño organizó Kihyun para sus dos estrellitas. Ese día estaba pactado para ser tranquilo para ellos tres, disfrutando de la calidez del dormitorio y con paciencia esperando a que finalice la lluvia torrencial. La mañana en familia comenzó con felicidad y sonrisas robadas que el niño propinó a sus dos padres.
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