El ambiente fuera era extremo, el frío gélido invernal acecho exageradamente desde la madrugada. Aún así había cantidad de transeúntes en las calles vagando por el centro comercial y otras tiendas. Las cafeterías estaban al tope y otros valientes en la espera haciendo cola fuera de los sitios. Otros prefirieron la calidez del hogar aún cuando ese día era especial, San Valentín llegó emocionando a muchas parejas, otras no les daban importancia y otros como los solteros les era un día normal. Entre tanto, los prometidos, Wonho y Hyungwon yacían desayunando con los pijamas a juego que compró el pelirrosa el día anterior como obsequio para ambos, Wonho por su lado había salido temprano en la mañana para ir hasta la panaderia y buscar el encargo que hizo hace tres días atrás como regalo para su bella criatura humana. La canasta estaba adornada con distintos pasteles en miniatura, muffins, cupcakes, galletas con mermelada de damasco, masas finas con crema, nueces, crema pastelera, otros con baños de chocolate y frutos rojos, había anillos bañados en chocolate amargo y blanco, también había dos tazas de cerámico blanco con frases que el mismo Wonho escribió y entregó a quien se haría cargo, una decía " mi amado chico de mejillas rechonchas" para Hyungwon y el otro decía "Mi amado conejito musculoso" para Wonho, en si intercambiaron las tazas para siempre recordar al otro. Un ramo de cien rosas rojas posaba en medio de la mesa en un jarrón de vidrio morado, Hyungwon amaba las rosas y se sentía familiarizado con las flores porque desde pequeño su madre le inculcó el cuidado de estas, sea cual sea, entonces gracias a ello, cuidaba con devoción y amor hablándole a las flores como su madre le enseñó, por eso se dedicaba a mantenerlas en su jardín trasero cuando era primavera. Todavía faltaba entregarse los otros obsequios mutuamente, pero eso lo harían durante el día ya que no pensaban salir a ningún lado. A preferencia, iban a quedarse para disfrutar de un lindo día dentro del hogar, para ellos era un día normal pero aún así no faltaba las muestras de amor, las caricias y los te amo que bailaban por la casa. Ese día decidieron decorar un poco, el color rojo prevaleció allí, más allá de que tomaron ese día como un día normal quisieron ambientar mínimamente para sentirse más especiales que otros días. Una manada de peluches fueron colocados en distintas partes de la sala principal, la habitación fue ambientada con difusores con aroma a maracuyá y velas aromáticas que iban a encender en la noche. En la sala también habían pares de velas aromáticas, con aroma a mandarinas.
El pelirrosa optó por canalizar lo que haría en unas horas, de por si le daba vergüenza lo que planeó el día anterior. Más allá de los años de relación a veces le entraba la timidez pero sabía que debía esfumar toda vergüenza sobre todo porque era algo que a su prometido le gustaría. Quería encender la llama que seguía intacta desde el primer día de noviazgo, especialmente porque el pelimorado hacia tantas cosas para hacerlo feliz, para verlo con una sonrisa genuina.
A la hora del almuerzo ambos prepararon un platillo diferente, el favorito del otro. Hyungwon preparó mucho ramen de variados sabores y Wonho optó por una barbacoa de costillas de cerdo con un puré mixto. Dentro de la heladera se enfriaba una pastel oreo con una lluvia de chocolate rallado y mermelada de arándanos.
Se sentaron frente a frente para comenzar a almorzar entre charlas pacíficas y sonrisas. Los pares de orbes conectaban miradas de vez en cuando, comentando en silencio el amor por la otra persona. La vez que el pelimorado le arrodilló frente a la torre Eiffel para pedirle matrimonio el pelirrosa lloró de tanta acumulación de emociones placenteras, aceptando la proposición al instante. Estaban tan enamorados que dar ese importante paso en sus vidas significaba todo. La noche de esa vez ameritó a la propuesta ya que el cielo nocturno minado de estrellas, los individuos alrededor presenciando ese acto de amor más puro que pudieron espectar y frente a esa belleza torre Eiffel, todo fue un acto de positividad y de amor más genuino. Los recuerdos cuando publicaron verbalmente la noticia a sus familiares fue una exposición de victoreos y felicitaciones constantes.
A la media tarde, como merienda bebieron café y el pastel oreo entre que miraban una película de comedia romántica, abrazados con un Hyungwon pegado al pecho ajeno y el pelimorado enredando el brazo en la cintura contraria.
Wonho desenvolvió uno de los obsequios que Hyungwon le dio en manos, era una canasta mediana de chocolate con bordes de chocolate blanco y detalles por los alrededores con flores de azúcar comestibles con distintos colores, dentro había seis muros de chocolate amargo y en cada separación había gomitas de colores, stikkles, choco pie, caramelos, bombones de diferentes formas rellenos de dulces y marshmallows. Al atardecer se entregaron los obsequios restantes, perfumes, relojes inteligentes, prendas de ropas, peluches y ropa interior. Más luego se adentraron a la tina previamente preparada por el pelimorado. En ella el agua tibia con las salas aromáticas y burbujas que abrazaron sus cuerpos, Wonho se apegó al respaldo y atrajo a su prometido al pecho, dándole la espalda al pelimorado. El silencio se instaló en el baño, ambos cerraron sus ojos disfrutando de ese momento. Los dos acariciaban el cuerpo contrario sin dobles intenciones, solamente se dejaron llevar por la situación.
Más tarde con batas térmicas, el pelimorado se sentó en el sillón de un cuerpo a la espera de su amado. Hyungwon están en la habitación, se sacó la bata térmica y se puso una bata de seda de color durazno, rocio perfume en el cuello y muñecas, su cuello fue atrapado por un choker. Literalmente estaba desnudo debajo de la bata. Salió de la habitación y vio a su futuro esposo sentado con las piernas abiertas viendo a la televisión, aproximó con pasos acelerados a su cuerpo y se enfrentó al pelimorado que elevó la mirada, la visión recorrió desde los pies descalzos hasta las largas y finas piernas, pasando por la bata de seda hasta dar con la mirada del pelirrosa. Cabe decir que sintió un tirón en la entrepierna por semejante caliente visión y por ese choker que le robó toda cordura.
—Wonnie- fue lo único que salió de sus labios, el pelirrosa se sentó sobre el pelimorado con las piernas a cada lado enllorando los brazos en el cuello ajeno- ¿No tienes frío bebé?
Hyungwon rió por la leve preocupación de su prometido.
—Lo que menos tengo es frío en este momento. Me puse bonito para ti y ¿Es lo único que puedes decir? - preguntó ceñudo.
—Bebé te ves más que caliente en este instante- sonrió- eres el ser más bello del mundo- peinó el suave cabello del pelirrosa.
Se miraron como si fueran atraídos por imanes y sus labios chocaron en un lento vaivén, con tranquilidad se besaron fundiéndose en cada toque, Hyungwon profundizó el beso haciendo que el otro abra los labios e introdujo su lengua, ambos batallaron con pasión. Wonho bajo sus manos hasta los glúteos ajenos, descubriendo al meter las manos debajo de la bata que estaba completamente desnudo, eso lo calentó aún más, el menor comenzó a mostrar más piel cuando desató el lazo de la bata, los pezones erguidos gritaban por ser devorados. Hyungwon se empezó a mover sintiendo la creciente erección de su amado, después lo preparó y luego se entregaron piel a piel gozando de la unión de cuerpos. Sin distanciarse y dejar la calidez trasera, se aventuraron a besarse y amarse profundamente, se abrazaron al concluir el coito y se recostaron en el sofá de dos cuerpos con una manta tapando la desnudez.
Se descontaron del mundo exterior, avivaron la chispa nuevamente en la noche, en la habitación con las velas encendidas, entregándose a más tardar antes de las doce de la noche unas pulseras con un dije de corazón en medio y dentro de este había una foto en miniatura de ambos dos sonriendo.
Fue así que en la madrugada vaciaron sus mentes, abrazando el cuerpo del otro y durmiendo pacíficamente, anhelantes y emocionados por un futuro mejor que el presente.
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