El precioso día del comienzo otoñal decidió esparcir su magia en toda la cuidad, las hojas color café, anaranjadas, entre tonos de verde, rojos y amarillo, delineaba a montones capas y capas de esas. El otoño era el tiempo de la madurez también y el de la renovación por eso las hojas caen de los árboles para renovarse y extender la vida a través de la suya y las semillas, una imagen que embelesa a la vista humana. Muchas familias optaban por quedarse en sus hogares para beber chocolate caliente, café o infusiones con el acompañamiento de deliciosas masitas, panes caseros, mermeladas caseras, pastelillos u algún otro tipo de dulces o saladas dependiendo del gusto de cada individuo familiar. Ese era el caso de Hyungwon y Hoseok que procedían a elaborar un picnic dentro de su vivienda en la calidez de la sala principal. Para ello movieron la mesa ratona, los sofás que enfrentaban esta misma para colocar una manta verde agua con detalles bordados en forma de flores en dorado, para darle más color, comenzaron apoyando cada plato que habían preparado anteriormente, platos con sandía cortada en cuadrados pequeños, uvas, manzanas cortadas en rodajas finas, mangos del mismo tamaño que las manzanas, en otro sándwiches de pollo y tomate, patatas fritas, panes untados con mantequilla y mermelada, huevos revueltos y palta y otras cositas dulces y saladas. También había café y chocolate caliente. Asimismo antes de situarse en el suelo sus miradas se clavaron en el bello ventanal que daba hacia el patio trasero decorado con esas increíbles y hermosas hojas que tapaban el césped y de paso veían las hojas desprenderse y caer encima de las otras hojas. Ese día particularmente estaba fresco, para usar un suéter liviano y mantener el cuerpo tibio con los pies cubiertos por calcetines y un pantalón chándal. De esa forma fue la que Hyungwon optó por usar ya que para él más que fresco era frío y debía proporcionarse calor, mientras que Hoseok prefirió una remera larga adherida al cuerpo dejando deleitarse a su chico con esos músculos marcados y unos shorts deportivos y unos calcetines para disminuir el hielo que se apoderó de sus pies. Cuando apoyaron los traseros en los esponjosos almohadones comenzaron atacar para alivianar su hambre voraz cada platillo preparado por esos pares de manos más al tragar cada bocado una acompasada charla se unió al encuentro. Entre lapsos de tiempo se alimentaban mutuamente con el fin de dar un beso en esos labios que se llamaban en silencio y los abrazos que no permitían escape del otro. Estaban tan unidos que sus brazos se rozaban a través de sus ropas y no podían evitar que sus manos en algún momento de esa tarde se entrelazaran y que la cabeza de Hyungwon se acomodara en el hombre de Hoseok, ni que esté envolviera su brazo enganchando su mano en la cadera de su amor. Así fue que entre besos robados con sabor a dulce y salado, sonrisas y risas, miradas explotando arcoíris, el atardecer convivio y presenció cada muestra de amor de esa pareja la cual desprendía puro brillo interno y exteriormente.
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