Capitulo 1

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Wang Yibo es un joven muy hermoso con ojos color miel, una boquita pecaminosa de color durazno y piel muy blanquecina que contrarresta con el color castaño claro de su sedoso cabello.

Un joven serio y frío, su rostro provoca que nadie se le acerque, solo Ziteng es su única familia, es padre, hermano y su fiel amigo, el lo es todo para Wang Yibo.

Nadie sabe el porqué de su seriedad y el que no le guste estar cerca de mucha gente, no le gustan las multitudes.

Pero a pesar de esa actitud fría que todos ven en su rostro y actitud según las personas, solo Ziteng sabe la clase de persona que es su hijo, lo crío el solito desde horas de nacido, el no se caso por dedicarse a su bebé.

Según Ziteng, era un secreto de familia y sin embargo en una ocasión sin querer Yibo se enteró de la verdad y eso lo hizo crear algún trauma en él.

Se empezó a alejar de aquellos que supuestamente se hacían llamar sus amigos en el colegio cuando aún era pequeño.

Se apego más a Ziteng, al principio el se sorprendió al ver cómo el niño no tenía amiguitos, pero el por más que hablo con su niño el lo sorprendió con su respuesta.

Yiyi, mi niño bello, porque te alejas de tus amiguitos, recuerdo que tenías tres, que paso mi vida - cuestiono preocupado Ziteng en una ocasión cuando el niño tenía apenas siete años de edad.

Los ojitos del castaño se pusieron acuosos e hizo un tierno pucherito lanzándose a los brazos de su papi, respondió con su vocecita entrecortada.

Si tengo a papi, no quiero a nadie más conmigo, tu lo eres todo papi - susurro suavemente y se quedó abrazado al mayor con su rostro escondido en su cuello.

Ziteng abrió sus ojos en sorpresa, por un momento la duda se le cruzó si aquel día el habría escuchado algo, pero se aseguro que el no estuviera cerca ni despierto para escuchar algo.

Quizo cuestionar sobre eso, pero a la vez se detuvo porque si era solo paranoia de el pondría decirle a su hijo sin querer la verdad, quizás algún día lo haría pero aún estaba pequeño y tenía miedo causarle un daño a su inocencia y salud mental.

Tu también lo eres todo para mí cariño - respondió suave y dulcemente el mayor besando la cabellera castaña de su hijo.

Luego de esa pequeña charla, cocinaron y almorzaron juntos, toda la tarde fue de sonrisas y alegrías, jugando juntos, plantando flores en el jardín de su cálido hogar.

Ziteng le ensañaba a su hijo a cocinar, algo que llamaba mucho la atención del niño, con el paso del tiempo se volvió el joven más hermoso de toda la cuadra.

Muchos y muchas le tenían envidian, por su belleza y la silueta tan hermosa de su cuerpo, siempre se le podía ver con una patineta.

Al llegar a casa se transformaba en otra persona, sonreía sus ojitos tenían un inmenso brillo dónde demostraba el amor y la felicidad que sentía de estar cerca de casa y de su papi también.

Ziteng no pudo encontrar trabajo en alguna empresa, su hermano mayor se encargo de hacerlo quedar mal y que nadie pudiera darle una oportunidad.

Pero su adorado hijo le daba la fuerza necesaria para luchar, puso un pequeño negocio de comida en la casa que alquilaban, con el paso de los años el propietario le dio la opción de poderla comprar.

Ese día Ziteng y su hijo celebraron con una deliciosa sopa de raíz de loto que era la especialidad de la fonda de Ziteng.

Wang Yibo, también ayudaba a su papi, el desde pequeño empezó a cocinar, la sopa de raíz de loto y la sopa Wantán era de las que más disfrutaba hacer junto los rollitos de primavera y el pollo Kung Pao.

Por su inteligencia y su actitud muy respetuoso, el avanzo años muy rápido en el colegio que con mucho esfuerzo Ziteng pagaba.

Los maestros lo querían a pesar de ser un niño muy serio, le tomaron cariño, en especial el maestro Jian Min, que le ayudo con la papelería para que lo pudieran evaluar y así hacerle avanzar unos grados más.

El maestro se volvió un cliente muy habitual de la fonda el león, ese había Sido el nombre que los dos habían pensado para su negocio.

Wang Yibo también empezó a tomarle cariño a su maestro aparte de su padre, se podría decir que eran las únicas dos personas que podían estar cerca de él, aunque aún así el castaño no demostraba su verdadera esencia a su maestro.

A los veinte años se graduó de diseño gráfico, por su excelencia académica fue rápido en encontrar un trabajo, aunque sus compañeros le tenían miedo y hablaban a sus espaldas por ser frío y serio eso no lo detuvo en ningún momento.

Siempre soñó con darle lo mejor a su papi, trabajaba cada día para poder hacer que el dejara de trabajar y salieran a pasear juntos, quería conocer el mundo con el a su lado.

Por un momento cuando fue mayor quizo preguntar por lo que escuchó aquella vez cuando el aún era un niño, pero tenía miedo que su papi se enojara con el por escuchar conversaciones de los mayores.

El mismo prepara su almuerzo para llevar al trabajo su papi le preparaba el desayuno, siempre iba a sentarse en una banca bajo la sombra de un árbol de cerezo, a disfrutar de su alimentos, nunca entró a la cafetería de la empresa.

Muchas noches lloro en su solitaria habitación si el algun día podría saber lo que era tener un novio.

Tenía miedo decirle a su papi, sin saber el que Ziteng sabía muy bien que a su adorado hijo era gay.

Muchas veces con lágrimas en los ojos se pregunto que se sentiría tener hijos, pero su mente era su peor enemiga y siempre le recordaba que por su cara fría y su actitud sería se quedaría como un ser muy solitario.

Le gustaba ir a los parques, porque ahí disfrutaba ver cómo llegaban niños a jugar en los juegos con sus padres, momentos en que el quizo tener un hijo y poder llevarlo a jugar y correr con él.

No se había percatado como por su rostro empezaban a caer su propias lágrimas, aún no podía olvidar esas palabras en su mente, su niño interior estaba muy herido, el sufría en soledad, no quería preocupar a su papi.

De la tristeza y el dolor no había podido probar bocado alguno, ese día el había preparado unos rollitos de primavera y llevaba un té verde para acompañarlo.

Se sobresalto cuando sintió como un pequeño niño de aproximadamente cinco añitos le tocaba su pierna para traerlo a la realidad.

Hola, porque lloras gege - pregunto dulcemente el niño.

Aaah - se sobresalto el castaño por la pregunta, rápido limpio su rostro dándose cuenta que el niño decía la verdad - no es nada, como te llamas precioso - susurro cambiando su seriedad por una voz dulce y suave regalando le una sutil sonrisa al niño.

Wow, gege tiene la más hermosa sonrisa que eh visto, bueno aparte de la de mi papi - sonrió el niño entusiasmado convirtiendo sus ojitos en media luna.

Yibo se sonrojo hasta la médula por el cumplido de un niño, era la primera vez que alguien le daba un cumplido.

Pero el tampoco había Sido el único sonrojado, porque al escuchar como el estómago del niño rugió del hambre, el pequeño también termino sonrojado haciendo que el castaño se sonriera un poquito más.

Dejando a muchos de los transeúntes anonadados al escuchar tan dulce sonrisa que venía de un joven serio y frío que muchos de ahí ya conocían.

Porque el se hacía en el mismo lugar de siempre todos los días y a la misma hora, lo veían disfrutar de sus alimentos y algún libro que se le veía en manos, parecía un ángel bajado a la tierra.

Gege bonito - hizo un tierno pucherito el niño enfurruñado con el castaño - no te burles del conejito A-Yuan, sino el conejito A-Yuan le dirá a papá conejo que tú te reías de mi pancita gege bonito - seguía con su pucherito pero su carita toda sonrojada de avergonzado que se sentía.

En su mente regañaba a su pancita por hacerle pasar vergüenza, pero no podía evitarlo desde la noche anterior que había cenado un poquito, no habían podido probar bocado alguno.

Ya que a su papi conejo como el le decía cariñosamente le habían quitado su trabajo y su casita por falta de pago, la empresa donde su padre trabajaba estaba pasando por una crisis, por lo cual tuvieron que recortar personal.

Y en esa lista había estado su papi, les había tocado rentar una habitación en un hotel para tener donde dormir, sabía que su papi lo hacía por el, para que estuviera cómodo.

Pero su papi estaba preocupado ya no tenían más dinero para comer, por pagar unos días más de renta.

Oooh - respondió sorprendido el castaño, dejando de sonreír limpiando sus ojitos por alguna lagrimita traicionera - no te preocupes conejito A-Yuan, prometo no volver a sonreírme de ti, pero ven siéntate quieres comer algo precioso - cuestiono preocupado.


Una Mamá Para A-Yuan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora