Cuestión de Intensidad

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Introducción: Holaa, espero estén muy muy bien. ¡Estoy aquí otra vez! Tres capítulos actualizados a la orden. Estos dos últimos algos cortos, pero cargados de emociones. Ojalá lo disfruten tanto como disfrute de escribirlo.

Delfy.

Capitulo 33

Cuestión de Intensidad

Victoria

-. ¿Estas bien? - Le pregunté a Drave, quien me miraba desde su altura en los escalones.

Junto a Inés lo habíamos escuchado llegar y había ido a saludar. Pero él parecía distante, perdido en sus pensamientos. Su mirada estaba ausente, casi vacía, como si cargara un peso invisible que no podía compartir.

Tardó un momento en reaccionar, pero finalmente pareció darse cuenta de que le estaba hablando.

-. Hey, ¿Cómo estás? - Preguntó bajando las escaleras. Me escaneo con la mirada e instintivamente limpié la harina de mi overol.

-. Estoy bien, estamos haciendo una tarta. ¿Te gustaría venir después a probarla? - Pregunté esperanzada e inmediatamente me sentí patética por parecer tan ansiosa.

Por un instante, vi algo brillar en sus ojos, una chispa de emoción, pero se desvaneció rápidamente. ¿Había dicho algo malo?

-. Ahora estoy un poco ocupado pero dile a mi abuela que iré en un rato. - Dijo disculpándose.

Sentí un bajón en el estómago. ¿Lo estaba incomodando? Parecía estar a punto de correr arriba lo cual me hizo tener ganas de llorar por lo que hice el amago de irme.

-. ¿Arturo te ha vuelto a molestar? - Preguntó deteniéndome, y me miro a los ojos por primera vez en toda la conversación.

-. No, de hecho no lo he visto desd— Me interrumpieron antes de que siga.

-. Linda, debemos hornear la tarta, apresúrate. - Dijo Inés a mis espaldas desde la cocina.

-. Suerte con ese pastel, te veo después Vic. - Se despidió él.

Con el corazón en la garganta, retorne a la cocina, donde Inés intentaba alcanzar un tazón.

-. Te ayudo. - Me apresuré.

Tomé el tazón y se lo entregué.

-. Gracias querida. ¿Y? ¿Era mi nieto? - Preguntó mirándome.

-. Sí, el dijo que está un poco ocupado. Tal vez venga más tarde. - Respondí, tratando de ignorar su mirada inquisitiva.

-. Pamplinas. - Refunfuño ella.

-. Igualmente es agradable pasar tiempo contigo. - Le sonreí genuinamente.

Me dio una sonrisa amorosa mientras yo revolvía la mezcla del pastel y ella preparaba el horno.

-. El es afortunado de tenerte linda. - Dijo tomando un molde.

Ojalá el también piense así. Pensé.

-. Somos buenos amigos. - Dije e inmediatamente me arrepentí al ver la expresión en su rostro.

Parecía haber escuchado el peor chiste del mundo. Inés comenzó a reírse.

-. Querida, ustedes están lejos de ser solo buenos amigos. He visto como lo miras linda. - Me guiño un ojo saliendo de su ataque de risa.

La apuesta de tu corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora