Capítulo 32

2.8K 257 92
                                    


2003

Jean

Abril


—¡Coño! —grité mientras por un descuido derramaba un químico sobre la mesa.

—¡Hostia, Jean! —se acercó a prisa Luke para ayudarme a limpiar—. ¡Hombre! Tienes la cabeza en no sé donde.

—Lo sé, lo siento.

Inspeccionaba mi cuerpo del accidente. Alcancé a notar un poco de químico en el tobillo.

—Joder, tendré que ducharme antes de que eso se haga un sarpullido.

—Sí, dale. Y después de eso iremos por un par de cervezas.

Lo miré escéptico.

—Tienes que sacar todo lo que traes, porque a este paso, vas a acabar con los suministros del laboratorio —dijo conteniendo una risa.

Después de limpiar el químico de mi cuerpo, me vestí y me encaminé con mis socios al bar que más frecuentamos. Pedimos una cerveza cada uno y un bowl de cacahuetes para picar.

—Bien, ¿ya nos contarás qué pasa? —preguntó Don.

—Pregunta por educación, pero bien sabemos el nombre del problema.

—Ella no es ningún problema—respondí amenazante.

—Yo no dije eso, Jean, pero ¿ves? Estás a la defensiva todo el tiempo.

Moví la cabeza a los lados tronando las vértebras. Resoplé agotado.

—Ustedes ya tuvieron una relación a distancia, ¿no? Sería básicamente lo mismo —señaló Donovan.

Apreté la mandíbula tenso de recordar lo bien que había salido aquel intento. Negué con la cabeza.

—No es ningún misterio que he tenido que cancelar muchísimos de mis planes con ella por Biocare, pero... ¿Sabían que se queda llorando cada vez que eso pasa? —confesé completamente avergonzado.

—Es una chica, es lo que hacen.

—Eres un encanto Luke, no me sorprende que jamás te hayamos conocido una novia —repliqué molesto.

—Tiene que sacarlo de algún modo, Jean. ¿Qué hay de malo con eso? —dijo Donovan comprensivo.

—Que no me siento cómodo...

Luke abrió los ojos como platos.

—¿Vas a terminar con ella?

Tomé un cacahuete y se lo arrojé.

—Claro que no, cabezota... No me siento cómodo con ella llorando cada vez que eso pasa, que son más veces de las que me gustaría.

—¿Hay algún número de veces que te gustaría? —preguntó Donovan.

Lo fulminé con la mirada.

—De seguro hizo un mar de lágrimas cuando le contaste de la nueva sede en México.

Me encogí de hombros apenado.

—¡Joder!... ¿No se lo has dicho?

—¡No he podido! ¿Cómo voy a decírselo? Si cada puñetera vez que hablamos tengo que iniciar con disculpas por llegar tarde, por no llegar, o por tener que irme temprano... Me siento cansado.

Donovan y Luke se lanzaron una mirada preocupada.

—Antes de que digan cualquier cosa... Biocare me tiene cansado.

DesvíosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora