Capítulo 45

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2009

Helena

Junio


Cuando pensé en ese plan jamás imaginé tener que hacer algo tan increíblemente difícil y doloroso como fingir felicidad por un bebé en camino. Como si mi puta vida no fuera ya lo suficientemente miserable, era un embarazo de alto riesgo, puesto que tenía el dispositivo intrauterino, el cual podría provocar un aborto en cualquier momento.

«Ojalá», pensaba con amargura.

Me dieron el alta del hospital, y al llegar a mi habitación, seguía el desastre que habíamos dejado, justo como imaginé, ya que Thiago jamás limpiaba o recogía algo. Y justo como lo planee, en cuanto vi el desastre fingí inocencia. Pregunté qué había pasado con las flores de mi graduación. Thiago dijo que Sienna encontró el cofre y se puso a jugar con él. Menudo hijo de puta.

Por supuesto que preguntó por el collar, y por Jean. Le mentí diciendo que tanto el collar como las flores me las había dado Jean para mi graduación, quien era el director del internado al cual veía como mi segundo padre, y que extrañaba con locura. Su rostro desencajado al unir las piezas de mi inventada historia fue una jodida obra de arte para ver. Aunque también era una sorpresa ver un poco de arrepentimiento en él, un puto monstruo que fue capaz de aventarme el cofre a la cara y casi dejarme ciega de un ojo. Al menos las gafas me quedaban bien, me hacían lucir inteligente, cosa que no era. Es decir, véanme, me casé con un imbécil.

En el cofre solo quedaban un par de pétalos dañados, el collar, y la evidencia marcada en una de sus esquinas por la aberración de hombre que llevaba por esposo.

Que terriblemente asqueroso que hubiera convertido mi recuerdo más preciado y amado, en algo tan amargo y difícil de contemplar. Ahora incluso su interior lucía tan vacío y lejano, como me sentía de mí misma.

Los siguientes meses fueron una puta tortura. Tuve que pasarme en cama debido al alto riesgo de mi embarazo, completamente encerrada en casa con Thiago.

Estaba a tres meses de por fin terminar la universidad, así que Anna me ayudaba muchísimo con las tareas, y a no enloquecer visitándome cada cierto tiempo. Pero en lo que más ayudó, y que siempre me hará falta vida para terminar de agradecerle, fue en tomar dinero de mis ahorros para pagarle a mi doctor y que me realizara una salpingoclasia. Ya que Thiago había expresado más de alguna vez que quería más hijos y yo simplemente no podía más. El dispositivo ya me había fallado, no podía arriesgarme a otro accidente, y al no poder salir de mi casa para poder hacer yo misma la negociación con el doctor, fue Anna quién tomó el papel principal en aquel plan.

También Yasser me ayudaba con la escuela, aunque él se limitaba a hacerlo todo por correo, no me visitaba, ni siquiera llamaba. Supuse que quizá estaba molesto conmigo, de haberse dado cuenta de la verdad de aquel golpe en mi cabeza. Quizá pensaba que había permitido otro embarazo de mi maltratador, que de ser así, ojalá algún día me reclame para así poder explicarle que esto jamás estuvo en mis planes. Que si contaba con un método anticonceptivo eficiente, y que de haber recibido la noticia en otras circunstancias, habría tomado un camino muy distinto, pero que el hecho de que Thiago estuviera presente, me arruinó cualquier futuro distinto que hubiera querido para mí. Que esta noticia me había terminado de hundir, que incluso la muerte me parecía una solución cada día menos terrorífica. De no ser porque tenía a Sienna, habría tomado la decisión más sencilla hace mucho tiempo. Sabía que estaba mal. Sabía que el hecho de plantearme siquiera esa idea era una terrible señal de alerta. Pero también, sabía que debía mantener un perfil bajo con mi marido. Lo consideraba capaz de tomar eso en mi contra y encerrarme en un puñetero hospital psiquiátrico.

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