Capítulo 27

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2000

Helena

Junio


Malika estaba hecha un mar de lágrimas y lamentos. Yo le acariciaba la espalda consolándola y Beth, hacía lo mejor que podía tratando de dar palabras de aliento.

—... La universidad es mejor que el internado Malika, eso se ve en todas las películas.

—Claro... Para los que sí van a la universidad —dijo en un alarido.

Abrí los ojos a Beth indicando que se callara.

—Voy a ahorrar mucho Malika y te visitaré en Jordania.

—Pero es que yo no quiero estar en Jordania, ¡no me quiero graduar! —aulló.

Mis ojos comenzaron a llenarse de agua, y es que en realidad, yo tampoco quería.

Mi etapa en el internado había sido tan memorable, había hecho amigos que creía para toda la vida, y vivido historias que se habían tatuado en mi piel.

Y ahora estábamos aquí, con nuestra toga y birrete de un color negro fúnebre, que era justo como me sentía: a punto de que una parte de mí muriera, alejándome de la familia con la que llevaba años creciendo, y que poco a poco se fue esfumando hasta solo quedar nosotras tres.

Partí a llorar yo también.

Beth se puso ambas manos en la cintura.

—¡Se supone debías ayudar Helena!

—¡Epa! ¿Qué es esto? ¿Un funeral o una graduación?

La voz familiar nos hizo levantar el rostro a Malika y a mí. Steve llegó enrollando su brazo por la cintura de Beth. Lucía exactamente igual que el día en que se graduó.

—¡Hola bebé! —chilló Beth y se lanzó a sus brazos.

Malika y yo nos miramos, yo fingí una arcada ante el sobrenombre que usó.

—¡Ya quisieras niñata! —defendió él.

—La verdad si chicos. Siento envidia por ustedes que irán a la misma universidad.

—Si hubieras querido, hubieras entrado —reprochó Beth.

Me encogí de hombros.

—Aún no entiendo qué demonios vas a estudiar.

—Animación, es como estudiar cine pero con dibujos.

—¿Ese es un trabajo real? —respondió una voz grave e inexpresiva a nuestras espaldas.

Nos giramos y Hedric estaba de pie con Karen por su costado. Había cortado su cabello, el look punk lo había dejado muy lejos, pero el cabello lo seguía llevando alargado. Seguía siendo un chico delgado y pálido, pero su vestimenta y peinado lo hacían ver mucho más maduro, y aunque me cueste admitirlo, apuesto.

Estaba sorprendida de que Karen viniera con él, May y yo constantemente nos quejábamos de como ella trataba de ser parte del grupo, cuando realmente no lo era. Siempre fue la novia problemática de Hedric, que pensábamos duraría unas semanas, pero aquí está, años después, e incluso su relación lucía más estable.

—Claro que es un trabajo real, bobo. Si no cómo explicas Disney.

—Por si no lo has notado, tú no eres Disney, Helena.

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