Capítulo 20. 🦋

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Valerie

Ver a Carson en la casa, listo para trabajar, me sorprendió, ya que no lo esperaba por lo acontecido días atrás. No se encontraba bien de salud, sin embargo, parece que él no lo entendía de esa manera.

Carson hizo una reverencia, giró sobre sus talones y salió del comedor, dejándome a solas con el despreciable de Mark. Mi pulso se aceleró al máximo al verlo, me ponía un poco nerviosa y tenía que disimular antes de que Mark se diera cuenta de que algo pasaba. Cogí una servilleta para limpiarme las comisuras de los labios.

—¿Qué harás esta tarde? —indagó.

—Voy a ir con Beth a ver lo del salón para la cena de recaudación —lo miré atenta mientras dibujaba una mueca en su rostro. Era evidente que no le gustaba que hiciera este tipo de cosas, sin embargo, me importaba poco lo que Mark dijera o pensara, me tenía sin cuidado.

—¿Sigues con la tonta idea de sacar adelante ese orfanato? —dejé la servilleta a un lado del plato.

—No es ninguna idea tonta y no les voy a dar la espalda. Ya lo hicieron una vez, yo no lo haré.

—No les debes nada —continuó desayunando.

—Tú sí se lo debes y les diste la espalda —levantó la mirada hacia mí una fracción de segundos, pero me bastó para saber que no le gustaba que le contestara con ese tono. Sin embargo, no me retracté —. No te ocupas de ese lugar y apuesto a que no lo haces con otras cosas que son importantes —mascullé.

—Lo que suceda con esos niños me tiene sin cuidado —apreté los puños. Sentía una rabia inconmensurable que crecía con el paso de los segundos.

—Ya lo veo. Solo eres un egoísta —espeté. Mark dejó la cubertería a un lado, cogió una servilleta y se limpió los labios.

—No es que sea egoísta, pero no le voy a poner atención a algo que simplemente no me importa.

—Debería importarte —alzó una ceja. Subí los codos a la mesa —. ¿Qué crees que digan de ti cuando sepan que el orfanato no recibe apoyo y que tu esposa tiene que organizar cenas de recaudación para poder ayudarlos? —alcé una ceja. Toda prepotencia abandonó su rostro y su expresión cambió en medio segundo. Aquella sonrisa se borró de golpe.

—Nadie lo va a saber —me puse de pie, empujando la silla hacia atrás.

—Todos lo van a saber el día de la cena, así que te recomiendo que no asistas o haz algo para que no hablen mal de ti, mi amor —dije con ironía.

Avancé hacia las escaleras, pero Mark fue más rápido y me alcanzó antes de dar un paso. Empujó la silla con tal fuerza que esta cayó al suelo. Antes de reaccionar me tenía agarrada del cabello, estampó mi cara contra la pared.

—Más te vale que te las ingenies para que nadie diga nada de mí o te puede ir muy mal —habló cerca de mi oreja. Su agarre se hizo más fuerte y tiró de mi cabeza hacia atrás. Su pecho se pegó a mi espalda.

—Déjame —supliqué.

—Me gusta cuando súplicas por tu vida, mi amor. Me gusta que ruegues —se mofó.

Una lágrima traicionera se escapó de mi ojo y rodó por mi mejilla. Para Mark esto fue cómo si me estuviera poniendo de rodillas a su disposición, pero yo sentía todo lo contrario. Estaba llena de rabia y coraje. Solo quería golpearlo y huir de aquí.

—¿Ya no eres tan valiente? —su aliento acarició mi oreja. Sus labios se posaron en mi lóbulo y lo mojó con la punta de la lengua —. Eres más bonita cuando te quedas callada —contuve las ganas de soltarle una patada y propinarle una bofetada.

Mala Costumbre 🦋 (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora