Capítulo 34. 🦋

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Carson

La tomé de las caderas con ambas manos para ayudarla a moverse sin pena. Se restregaba encima de mí sin pudor ni contemplaciones. Sus pupilas dilatadas y los labios entreabiertos, con tanto deseo y pasión.

—Pero...—siseé. Apretó los labios en una fina línea. Descendió con sus manos por mi pecho, apretó suavemente sin despegar sus ojos de los míos.

—Lo harás bien, princesa, sé que sí.

—Tienes mucha confianza en mí, Carson.

—Confío en ti —aseguré. Continuaba moviéndose arriba de mí y me encontraba tan excitado que podría romper la tela de mis pantalones con lo duro que estaba ahí abajo.

—No hay que hacer ruido, Jean duerme en la habitación de al lado —musitó muy bajito.

—Haré lo que pueda, no voy a prometer que no voy a maldecir cuando me corra en medio de tus hermosas piernas —sus mejillas se pusieron tan rojas cómo una manzana. Desvió la mirada unos segundos y me miró de nuevo.

—Carson...—musitó.

—No me culpes por lo que digo, te deseo tanto que en este momento te haría el amor.

—¿Y qué te lo impide? —se mordió el interior de la mejilla.

—Qué soy un caballero, princesa y te voy a tratar cómo lo mereces —el cabello le caía en los costados y se veía hermosa cómo siempre. Era en realidad una princesa y a veces pensaba que no la merecía, que era demasiado para mí.

Angus decía que estaba mirando muy alto cuando me fijé en ella, pero a mí no me importó que fuera millonaria, me enamoré de ella sin darme cuenta, sin esperarlo ni planearlo. Valerie me conquistó con su manera de ser y ese gran corazón que llevaba por dentro.

—No quiero que seas piadoso, Carson, quiero que me tomes con fuerza y me hagas tu mujer —solté su cadera y mi mano ascendió a su mejilla, apartando el pelo que le caía en la mejilla.

—Tú ya eres mi mujer, princesa, desde antes de que me entregaras tu cuerpo —terminó por besarme de una manera apasionada y deseosa, muy deseosa. Deslicé mi mano debajo de su oreja acariciando la parte trasera de su cuello —. Princesa...

—No hablemos, solo hay que hacerlo —asentí. Me senté sobre el colchón, Valerie me quitó la camisa sin separar su boca de la mía —. Solo hazme el amor, Carson, por favor.

No tenía que pedirme nada por que yo le daría mi vida si era necesario. Estaba a su entera disposición y ella no tenía que hacer nada más que respirar y existir. La amaba demasiado que haría todo por verla feliz, haría todo por ella.

Nuestro beso se intensificó. No sé en qué momento nos quedamos sin ropa y nos metimos debajo de los cobertores. Continuamos besándonos hasta que el calor de su excitación traspasó la tela de mis calzoncillos, necesitaba estar dentro de ella y acariciarla por dentro.

—¿Yo arriba y tú abajo? —me preguntó.

—Mejor yo arriba y tú abajo, claro solo si me lo permites —asintió.

Me acomodé arriba de su delgado cuerpo sin lastimarla. Empecé besando su cuello, bajé a sus pechos y los tomé con delicadeza tomándome el tiempo para saborearla y lamer tus pechos. Los metía a mi boca y los succionaba despacio. Terminé con sus pechos y bajé besando a la altura de su estómago, me detuve y subí de nuevo a sus labios. Abrí sus piernas con mis caderas haciéndome un espacio en medio de ellas. Sus manos viajaron a mi espalda en el momento que me acerqué lo suficiente para rozar mi miembro a la entrada de su sexo.

Mala Costumbre 🦋 (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora