Capítulo 9. 🦋

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Mark

Las cosas con Valerie iban de mal en peor, cada día a su lado era una maldita tortura, pero jamás iba a admitir que me había equivocado y que casarme con ella fue un error, porque tal vez lo era, pero de mi boca nunca iba a salir un "me equivoqué". Valerie tenía una buena imagen ante los demás y eso necesitaba yo porque se hablaba mal de mí por mi carácter y algunas cosas que se descubrieron de mi juventud. Valía la pena haber pagado las deudas de su estúpido padre y su inmaduro hermano, ella me ayudaría a llegar más lejos y que todos olvidaran algunas cosas que hice en mi adolescencia. A la larga todo se olvida y es lo que yo quería, Valerie ayudaría con eso, solo tenía que moldearla a mi manera y presionarla un poco más para que terminara de ceder y que hiciera todo lo que yo quería.

—Esa mujer te tiene mal —Megan continuaba presionando —. Y no me refiero a la estúpida que tienes cómo esposa, sino a la tonta ilusa puta que está enamorada de ti —bramó.

—Estás celosa y no sabes lo que dices —comenté sereno. Sus celos eran más que evidentes y por eso decía todo eso, porque estaba celosa de que ya no le prestara la misma atención que antes

—¿Estoy celosa? ¿Eso crees que pasa? —se rio sin gracia —. Eres un imbécil —escupió —. Un imbécil que piensa que el mundo gira a su alrededor —se cruzó de brazos, molesta.

—No todo el mundo, pero el tuyo sí —eché la cabeza hacia atrás en el momento que el vaso de cristal tocó mis labios y bebí el coñac de golpe —. No mientas, Megan, te dan celos que esa ilusa cómo tú la llamas tenga mi atención en este momento —me puse de pie dejando el vaso sobre el escritorio.

—No sé qué le ves —masculló. Me puse delante de ella y la tomé de las caderas sentándola sobre el escritorio —. No tiene gracia y los clientes ni la voltean a ver.

—No la ven porque lo tienen prohibido —cogí su barbilla con fuerza —. Nadie puede acercarse a ella —zanjé —. Ni siquiera tú —me miró de manera severa.

—Cuando se te pase el embelesamiento con ella la vas a tratar cómo las demás zorras que trabajan aquí, ni siquiera la vas a voltear a ver y de nuevo me vas a buscar. ¿Y sabes qué? No voy a estar a tu disposición —una sonrisa ladina se formó en mis labios.

—Claro que vas a estar a mi entera disposición, porque tú al igual que este maldito club me pertenecen —solté su barbilla —. Ahora sal de mi vista —me echó una mirada aniquiladora antes de salir y azotó la puerta —. Tonta —me serví un poco más de whisky y lo bebí de golpe. Salí de la oficina y avancé por el pasillo hasta el final girando hacia la izquierda, abrí la última puerta donde Mer esperaba cómo cada noche que venía al Edén a asegurarme que todo estaba bien con los negocios. A veces ni siquiera le tenía que decir que lo hiciera, ella simplemente obedecía a cada una de mis órdenes, no cómo Valerie, a quien le gustaba llevarme la contraria siempre.

—Estás aquí —sonrió al verme, con las manos detrás de su espalda.

Cerré la puerta detrás de mí y me acerqué a la cama. Mer me ayudó con el saco y lo puso sobre el respaldo de la silla. Trepó a la cama y masajeó mis hombros con sumo cuidado, cómo siempre lo hacía, empezando con los pulgares.

—Pensé que esta noche no ibas a venir —comentó.

—¿Por qué pensaste eso? —pregunté.

—Te acabas de casar con Valerie así que pensé que estarías más tiempo con ella y no aquí —me aflojé la corbata y la arrojé contra el sofá que tenía en la esquina a mano izquierda.

—Esa mujercita me harta —me deslicé hacia el frente apoyando los codos en mis rodillas. Solté una larga exhalación que me estaba quemando el pecho hacía días atrás.

Mala Costumbre 🦋 (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora