Capítulo 17. 🦋

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Carson

Aquella noche pasó muy rápido. Cerré los ojos un momento y cuando desperté me encontraba de camino al hospital con MacKay en la ambulancia. Por más que me negué él insistió en llevarme y asegurarse que estuviera bien. No quería ir al hospital, solo quería regresar a mi casa para ver a Mabel y saber que estaba bien. Le tuve que llamar a mi vecina para encargársela y no se quedara sola el resto de la noche.

Apenas habíamos llegado del hospital, solo porque le rogué a MacKay que me sacara de ese lugar, no quería pasar ni una noche más ahí y dormir en esas incomodas camillas. Había mucho ruido y olía a desinfectante. El olor era muy penetrante y molesto para mi nariz.

—Te dije que no era necesario que me acompañaras —le dije a MacKay.

Se encargó de llevarme ropa al hospital, me trajo y compró el desayuno. Mabel estaba feliz por verme. Ailsa (la vecina), subió a Mabel para vernos por fin. Cuando nos vimos movió la cola de un lado al otro, de arriba abajo y se puso a llorar cómo si no nos hubiéramos visto en días, tal vez semanas.

—No te iba a dejar venir solo —dijo. Había dejado el desayuno en la mesa y se preparaba para irse. Tenía que entregar el reporte de lo que había sucedido horas atrás. No cumplí con la misión y eso me hacía sentir mal, nunca había fallado en ninguna misión de la que se me encomendó y esta vez fallé, maté al informante y de paso resulté herido. Me sentía un inútil que no podía hacer bien un trabajo, cuando en el pasado hubiera sido pan comido, de entrada, por salida y sin que nadie resultara herido, menos yo. El informante hubiera llegado con bien a las manos de mi jefe y fin del asunto. Ahora ni siquiera eso podía hacer bien, me estaba deteriorando.

—Lamento lo que pasó —musité, con pena. Pasaba mi mano por el lomito de Mabel mientras ella apoyó su cabeza en mi pierna. Miraba a MacKay cómo si supiera de lo que estaba hablando.

—No lamentes nada —cogió las llaves de su auto —. Las cosas se salieron de control. Ese sujeto no estaba bien, eso está más que claro.

—No sé qué se metió, pero no estaba en sus cinco sentidos —MacKay se acercó y se sentó en el sofá frente a mí —. Se veía...demente —musité mirando un punto fijo en el suelo. Recordé la mirada de ese hombre, sus ojos yendo de un lado al otro rápidamente. Parecía asustado, como si estuviera huyendo de alguien.

—He escuchado que hay una nueva "droga" —formó comillas con los dedos —. Es un tipo de suero experimental que se le está aplicando a cualquier persona que acepte ser conejillo de indias y esté dispuesto a pasar por todo ese proceso —lo miré, sorprendido.

—¿Un suero? —alcé una ceja.

—Sí, un suero que está compuesto de quien sabe qué químicos. El primero en sacarlo fue el Dragón Rojo, pero lo han estado replicando y suministrándolo por doquier, sin tener ningún tipo de cuidado —MacKay resopló, preocupado y molesto.

Había escuchado hablar de ese mentado Dragón Rojo. Era el mafioso más importante de todo Reino Unido, un criminal en el bajo mundo, pero nadie conocía su identidad. Era como una leyenda en la ciudad, un fantasma que se escondía en lo más podrido de Londres. Era el mayor exportador de cocaína, usaba ese suero para su beneficio y todos le rendían cuentas a él.

—Tienes que averiguar si a ese tipo le suministraron ese suero —MacKay asintió.

—Voy a ordenar que le hagan la autopsia. Si le suministraron ese suero lo vamos a saber.

—Y las consecuencias que conlleva —asintió de nuevo —. No es el primer caso que vemos de ese tipo y tampoco será el último —MacKay se quedó pensando —. ¿Quién le querrá hacer la competencia al Dragón Rojo? —indagué, curioso.

Mala Costumbre 🦋 (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora