27 de junio — Día 2
Se nos ha hecho de noche entre lágrimas, sonrisas tristes y los chasquidos de las pipas. Harry me ha prometido que se encuentra mejor y yo, pues no me lo he creído, pero le he hecho pensar que sí porque sé que estará mejor, que es cuestión de tiempo; así que le he dejado bien claro que estoy aquí para lo que necesite y acto seguido me ha cambiado de tema. Desde entonces, la conversación ha sido un poco más amena y divertida, evitando cualquier tema que pudiera hacernos estallar en lágrimas de nuevo. Y menos mal.
Ahora, estamos caminando por la calle principal de camino a mi cita con la abuela. Hemos pasado por delante de la cancha de baloncesto en la que nos conocimos y Harry me está insistiendo mucho para que le enseñe las fotos que hice. Es justo, pero no se lo voy a poner tan fácil.
—Está bien —me rindo—, pero entiende que la fotografía es algo muy personal para mí.
—Lo entiendo perfectamente, sí —asiente contundente.
—Por lo que, lo justo es... —remoloneo y él pone los ojos en blanco.
—No das puntada sin hilo, eh —se queja entre risas.
—Justo —le acuso con el dedo—, empecemos por ahí.
—¿Por dónde? —me mira extrañado.
—Por lo bien que hablas español —le aclaro—. Es una locura el nivel que tenéis Lisa y tú para ser vuestra primera vez aquí. Y entiendo que en Reino Unido lo has podido estudiar en el colegio y tal, pero dudo mucho que ese sea el nivel de bachillerato. Tiene que haber algo más... —me quedo pensativo.
—Así que pretendes que te cuente una historia súper personal sobre por qué sé hablar español a cambio de enseñarme las fotos. Entiendo —se hace el indignado.
—¿Cómo que fotos? —le corto—. Foto —y levanto un dedo.
—Eres un estafador en toda regla.
—Prefiero hacerme llamar empresario.
A Harry se le escapa una carcajada y yo sonrío satisfecho.
—Está bien, Mr. Empresario —se para en seco para mirarme a los ojos—. Lleguemos a un acuerdo.
Le imito y me planto frente a él, fingiendo autosuficiencia.
—Soy todo oídos.
—La historia que estoy a punto de contar —comienza la negociación—, es una quite personal [52] que incluye daddy issues [53] de mi adolessensia, así que creo que vale al menos dies fotografías.
El cuerpo se me rebota al escuchar eso y me siento realmente mal. «¿De verdad le acabo de abrir otra herida?», refunfuño en silencio.
—Perdona, Harry... —comienzo mi disculpa, pero me corta.
—Dies fotos —repite sonriente—, y es mi última oferta.
Entiendo por su semblante que esta herida ya no le duele tanto y que está más que dispuesto a enseñarme lo que hay dentro, así que visto mi desconcierto con una sonrisa, extiendo la mano para sellar el acuerdo y él la estrecha de buena gana.
—Trato hecho —es todo lo que digo.
—Vale —se vuelve a poner en marcha, dirección el cine—. La historia comienza con el pequeño Harry queriendo viajar por todo el mundo a lo aventurero intrépido.
—Te pega —apunto.
—Pero, como era de esperar, Mr. Grosvenor no quiere que su hijo sea feliz y descubra el mundo, sino que prefiere tenerlo secuestrado en lo alto de una torre, enseñándole a llevar el negocio familiar para que, en el futuro, cuando él no esté, pueda hacerse cargo.
—Típico movimiento de padre, sí.
—Entonces, al igual que contigo ahora, llegué a un acuerdo.
Me mira de soslayo y me sonríe para que entienda que es una broma. El hecho de que tenga ese detalle me pone el corazón aún más blandito, pero no digo nada, tan solo devuelvo la mirada al frente para que no se de cuenta de que me brillan los ojos cuando le miro.
—Él quería que estudiase Relasiones Internasionales, mientras que yo quería estudiar Turismo. Para viajar —me aclara—. Suerte la mía, porque existe un doble grado de ambas carreras y mi padre, a regañadientes, aseptó que lo estudiara. Eso sí, con la condición de que, a cambio, Lisa y yo teníamos que dar clases particulares de español, fransés, alemán y chino cada día.
—No me jodas —se me escapa.
Él suelta una risotada.
—Sí te jodo, sí. Pero no todo fue malo porque grasias al trato pude sacarme la carrera con matrícula y ahora tengo fasilidades para viajar por todo el mundo porque hablo sinco idiomas. Aunque sé que, en español, por ejemplo, seseo un poco.
«Es una forma de decirlo», pienso sin querer.
—Tienes un nivel que ya quisieran muchos nativos —digo.
—Una cosa no quita a la otra —anota lo evidente.
—Si quieres... —empiezo a formular—, yo te puedo ayudar.
—Sí —me corta él antes de que termine la frase—. Por favor.
—Pues mañana mismo empezamos —asiento convencido.
—Hablando de mañana... —y se vuelve a parar en seco.
«No, Harry —me asusto—. Dijimos veintiún días juntos.»
—Los planes han cambiado un poco.
«Nos fuimos a la mierda.»
—¿Tienes plan este finde? —y sonríe, misterioso.
Hago como que me lo pienso, pero conozco la respuesta.
—Supongo que... ¿no? O sí, no sé, depende de ti.
«Demasiado sincero», comprendo.
—Vale —entiende—, pues cuando hables con tu abuela y te organices, si tu fin de semana sigue libre —remarca—, prepárate una mochila no muy grande con lo básico como para sobrevivir dos o tres días.
—¿Qué? —es todo lo que puedo decir.
—El bañador es obligatorio —zanja.
—Pero... —estoy dispuesto a quejarme, pero no me deja.
—Hemos llegado —dice señalando tras de mí.
Me doy la vuelta en el sitio, confuso, y ahí está el cine con la abuela esperándome junto a la taquilla. Ella agita la mano desde la lejanía y Harry la imita, respetando ambos la distancia que he decidido crear entre mis dos mundos.
—Pero... —intento quejarme otra vez.
En esta ocasión, sin embargo, me interrumpe con uno de esos abrazos que te dejan medio atontado y yo, como no podía ser de otro modo, me dejo hacer.
—Hasta mañana, stalker —me susurra.
Se me eriza el vello al sentir su aliento tan cerca de mi lóbulo, sobre todo teniendo en cuenta que viene acompañado de mi frase favorita. Pero me gusta algo menos que, sin decir ni una palabra más, desaparezca calle arriba, dejándome ahí plantado con unas ganas insalubres de besarle.
__________52. "Bastante personal".
53. "Problemas paternales".
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Cuando aprendí a quererte
Novela JuvenilJunio de 2019, Rodrigo acaba de terminar el último curso de universidad y, tras meses contando los días para el que iba a ser el mejor verano de su vida, todo se tuerce. Su novio, después de cuatro años juntos, ha roto con él y Rodrigo necesita hui...