MORT ━ Levi Ackerman [Male OC]

XXXV

Año 850.

Cuando dieron por terminada su labor, fue Levi el que impidió que Dan se recostara sobre uno de los sillones de la sala, sujetando con poca fuerza su mano para guiarlo a la que era su habitación.

Dan trató de mantener su expresión seria, pero ver como Levi trataba de acomodar la cama que una hora atrás habían limpiado comenzaba a darle gracia.

En todo el tiempo que llevaban de conocerse, las únicas veces que lo había visto sobre una cama habían sido encima de una camilla, para revisiones o...

Para intentar dormir en ella, pero se rendía cuando pasaban los minutos y terminaba dirigiéndose a su sillón.

Levi parecía estar concentrado en conseguir que esa cama se viera como algo mejor, pero cada cierto tiempo su mirada se desviaba a la puerta, tal vez pensando en dejar la cama y dormir en el sillón, no le parecía una tan mal idea.

── Levi ─ Dan intentó llamar su atención, pero su pareja parecía concentrada en lo que estaba tratando de hacer. ─ Yo puedo hacerlo.

Los ojos de Levi se enfocaron en él, tentado a asentir terminó por salir de la habitación.

Él podía ser incapaz de acomodar una cama de manera cómoda, pero Farlan debía tener más experiencia en eso.

Cuando volvió, pudo ver como Dan ya se encontraba acostado, dándole la espalda.

Lo entendía.

Dan había estado actuando extraño los últimos días, las últimas semanas. Le daba igual la relación que tuviera con Zelik, porque Dan parecía contarle tanto como podía sobre él, pero no le daba igual lo que Dan sentía gracias a su muerte.

Zelik era un nombre que pocas veces no aparecía en sus días, al menos una mención al día le parecía lo normal.
Pero ahora, Dan rara vez respondía preguntas sobre su padre o sobre Zelik, le era complicado aceptar que el nombre de Ezra no podría ser mencionado, porque era lo más íntimo qué tenía en común con Dan; el nombre de su padre.
Y de un momento a otro, Ezra había dicho no ser el padre de Dan y Zelik había decidido no seguir ahí.

Parecía como si todo lo que conocía sobre Dan, de un día a otro hubiera comenzado a esfumarse.

No entendía porqué Dan ahora no quería usar el apellido que por años había dicho con orgullo, tampoco entendía porqué un amante de las galletas parecía no querer nada que ver con ellas, mucho menos entendía porqué ahora se encontraba dándole la espalda.

Dan le resultaba un desconocido, incluso cuando trataba de esconderlo.

── ¿Dan? ─ intentó llamar, pero al no recibir respuesta se dispuso a salir de la habitación, deteniéndose al escuchar una pequeña risa.

Pero había algo que le costaba aún más entender, cosas como las risas que Dan soltaba antes de llorar o cuando se encontraba triste, cosas como los abrazos repentinos el té mañanero que le daba después de cada expedición.