La manada es hermosa a su manera. A pesar de ser verano, los caminos tienen restos de nieve y es imprescindible una chaqueta abrigada para salir al exterior.
Uskad está rodeada de altos bosques de pinos nevados, las casas son pequeñas y hogareñas y la gente camina de lado a lado realizando sus tareas cotidianas.
Abigail los observa. Quieta en el banco de aquel pequeño parque donde, algunas familias, pasean disfrutando del sol que pretende calentar sus helados territorios.
Después de la deliciosa experiencia con su mate, Edén insistió en no ir más allá. "No aún." Le había asegurado antes de besar su frente. Con cuidado, limpió el desastre y volvió a vestirla como si fuese una muñeca delicada, asegurando de rozar cada parte de su cuerpo con cariño a la vez que colocaba su sudadera de vuelta frenándose a si mismo de no terminar lo comenzado.
Pero ahora no estaba. Excusándose con que debía visitar a su Alpha para el papeleo de volver a formar parte de la manada y prometiéndole regresar cuanto antes. La curiosidad ganó a la joven chica que no podía esperar en casa y decidió salir a explorar por su cuenta, terminando en aquel hermoso parque.
Tan ensimismada está mirando a su alrededor que no detecta a la persona a su lado hasta que se detiene frente a ella, tapándole la visión.
- Que pequeño es el mundo, Abigail.
Ojos verdes como gemas, pelo castaño, y ese característico traje uniformado que le salvó una vez.
- ¡Ethan!- La castaña se levanta de golpe verdaderamente sorprendida sin poder evitar sonreír.
- Me preocupé cuando no me llamaste. Me alegro de que estés bien.- Sonríe en su dirección el muchacho.
- Lo siento.- No tarda en disculparse avergonzada.- Mi pareja llegó, decidimos partir aquí para buscar protección.
- ¿¡Tienes mate!?- La sorpresa de su pregunta deja a Abi algo confundida, pero asiente enseguida.- Perdona... Es que como no llevas marca no lo pensé. Aunque debí suponerlo.- Sonríe señalando con la mirada la sudadera que desprende el olor característico de Edén.
Las mejillas de Abigail se sonrojan sin saber que decir, sonriendo ligeramente al detectar el aroma dominante de su hombre.
"La marca." Prácticamente, los lobos vivían por y para ella. Para finalizar la conexión con sus mates y formar parte el uno del otro, para siempre. Normalmente a penas pasaban unos días antes de que las parejas se marcasen como suyas. O incluso horas.
Edén nunca había hablado de ella, supone que para no presionarla. O eso espera, porque una punzada en su pecho la hace sentir algo apartada de ser una pareja de lobos convencional.
- Estamos tomándonos las cosas con calma.- Se excusa, más para ella misma que para darle una razón a aquel muchacho.
Sin darse cuenta, ambos comienzan a pasear despacio por el parque, charlando tranquilamente como si se conocieran de toda la vida, a pesar de haber coincidido solo en una desafortunada circunstancia.
- Acabo de cumplir dieciocho. Estaba fuera de mi servicio militar aquel día, ¡y menos mal! Me alegro de que estes ahora bajo la protección de Uskad.- Termina diciendo Ethan, después de relatarle un poco de su vida a Abi.
- ¡Dieciocho! Por fin soy más mayor que alguien aquí.- No puede evitar exclamar Abi suspirando.- Intento no pensar en ello, pero todos los lobos aquí parecen haber vivido ya tres vidas. El Alpha, Maika... Edén.
Ethan ríe comprendiendo lo que se siente al querer crecer más rápido, al querer ser tomado en serio ante los ojos de miles de lobos viejos, como su padre. "Eres solo un crío aún, Ethan" Suele decirle cuando quiere tomar decisiones de peso.
El servicio militar para ser guardia Real, era tan solo otra forma de mostrar su valía a su familia y a toda la manda, en realidad.
Se mantienen en silencio durante unos segundos, cada uno en sus propios pensamientos. Sin embargo el sonido de unas zancadas a cuatro patas, de un lobo, les hace darse la vuelta extrañados y alterados. No es raro ver lobos en Uskad, pero sí uno que corra con esa fuerza y determinación justo en su dirección, a la vez que gruñe con dureza.
Lo reconoce al instante, el enorme lobo marrón corre en su dirección con los colmillos amenazantes y sus orejas alerta. El olor es el suyo. El de Edén.
No se detiene hasta estar frente a la pareja, cuya primera reacción solo empeora las cosas. Ethan tira de Abigail cubriéndola tras su espalda, como le enseñaron en el servicio. Listo para defenderla de nuevo ante cualquier amenaza.
Del lado opuesto Edén lo ve al revés. Aquel muchacho, al que reconoce de aquel día en el centro comercial, Ethan. Él es el verdadero intruso.
Algo que claramente no esperaba al oler a kilómetros el aroma floral de su mate al lado de otro hombre y una extraña incomodidad por medio del vínculo. Esa que le hizo salir corriendo de la mansión siguiendo su rastro.
Tarda poco en volver a transformarse para encararlo. Su pelo rubio desordenado y ese aire salvaje que puede hacer retroceder a cualquiera. Un lobo solitario, a pesar de haber vuelto a Uskad, que ha olvidado como convivir con otros hombres lobo.
- Aléjate de mi mate.- Gruñe molesto Edén con el ceño fruncido, tratando de alejar a su cachorra de aquel maldito chico que solo da un paso al frente enfrentándolo sin miedo.
Abigail debe admitir que su actitud la asusta, a pesar de comprender los celos del vínculo, como le ocurrió a ella con Maika. Sin querer, rememora ciertos comportamientos de su padre que empezaban igual, con un pronombre posesivo.
- Abigail, ven aquí. ¡Ahora!- Su voz suena brusca sin quererlo, encendido por el enfado hacia Ethan que solo empeora todo cuando agarra la mano de SU cachorra en el momento ella da dos pasos hacia él, reteniéndola.
- No le hables así.- Le reta con una voz que suena incluso más madura, defendiendo a la chica que se encuentra más incomoda y asustada que antes.- ¿Qué tipo de mate salvaje eres?
- Te juro que te arrancaré la cabeza si sigues haciéndote el listo conmigo. Verás lo salvaje que soy en realidad.
Y parece que habla en serio. Su pecho sube y baja por la ira que lo recorre, sus puños cerrados con fuerza como preparado para dar el primer golpe. Todo su cuerpo tiembla dispuesto a abalanzarse sobre él.
- No des un solo paso más, Edén.
Todos giran el rostro hacia la voz en sus espaldas que habla. Su voz gruesa y autoritaria hace que todos se detengan sin más opción que obedecer. Abigail abre los ojos sorprendida al ver ahí al mismísimo Alpha de Uskad, que también parece haber salido con prisa hasta el parque. Dispuesto a pelear, al igual que los otros dos hombres, en esta horrible escena montada en apenas unos segundos.
¿En que momento dejo que todo esto sucediera?
El único que parece esperarse la llegada de Hunk, es Ethan, que resopla a la nada soltando de poco el agarre de la mano de la castaña que sigue estática en su lugar con la mirada ahora gacha ante el poder del Alpha.
- Te lo advierto. Controla a tu lobo, porque estás ante el siguiente heredero de Uskad.
ESTÁS LEYENDO
Mi Cachorra
WerewolfUna promesa. Una promesa que llegó demasiado lejos. Encontrarla. A su mate, a su otra mitad. Aquella por la que tanto estuvo esperado. A esa cachorra que se escapó entre sus dedos la noche que se convertiría en la peor noche de su vida. En esa pesad...