CAPÍTULO 27

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La arboleda espesa comienza a disiparse, terminando su camino en aquel claro rodeado de pinos nevados. Edén camina sin prisa, seguro, pero con el corazón corriendo a mil por hora.

Esta oscuro, demasiado. Pero como la noche anterior, aquel hueco en medio del bosque, es iluminado tenuemente por la luna y las estrellas. Su visión desarrollada de lobo hace el resto.

Ni siquiera los pequeños animales nocturnos parecen haber salido aquella noche, casi como si supiesen lo que se viene. Dos depredadores luchando hasta la muerte. Sin importar la sangre, el sudor, sin importar el dolor ni las consecuencias.

Se detiene ahí, en cuanto llega, esperando a su contrincante. Con la mirada atenta a cualquier movimiento. 

Va vestido con un pantalón de chándal cómodo y una camiseta sin mangas. Sobre su muñeca, un reloj que marca las doce en punto. Al rededor de su dedo anular, el regalo de su cachorrita. Su razón por la que seguir con esta locura. Por la que derramar la sangre de ese idiota.

Como si lo hubiese invocado, una sombra aparece frente a él en aquel descampado. Un hombre, grande y con barba. Es alto, algo menos que Edén, y, al contrario que él, parece llevar una ropa más normal, toda negra y larga cubriendo su cuerpo.

- Llegas justo a tiempo, Beta.- Víctor es el primero en hablar, rompiendo el ensordecedor silencio. Sin embargo Edén no dice nada.

- ¿Te ha comido la lengua un gato?- Pregunta esta vez alzando una ceja, tratando de molestarlo.

Pero la única respuesta del rubio es fruncir el ceño ligeramente. Nada de lo que diga podrá molestarlo, no cuando solo tiene un objetivo en mente y podrá llevarlo a cabo mucho mejor con la mente en frío.

- No tiene caso que hable con un psicópata como tu.- Es lo único que responde calmado, con la voz grabe.- Mejor acabemos con esto.

La barba de Víctor se mueve acompañando a su maniática sonrisa, sin ocultar la insana obsesión con su propia hija.

Pero la mueca tiembla cuando ve otra figura salir del bosque. Otro hombre al que reconoce de inmediato como el guardia de aquel centro comercial, que avanza visiblemente más nervioso que el Beta.

- Dijimos que solo tu y yo.- Gruñe molesto viéndose de repente acorralado en aquel descampado.

Ethan solo lo mira serio, de nuevo a aquel señor que abusó de la loba que ahora pertenece a su manada. Edén solo se encoje de hombros sin importarle demasiado.

- No necesitaría nada más para derrocarte. Pero insistió en venir.

- Bien.- La sonrisa vuelve de forma más escalofriante y despreocupada, erizando la piel del rubio ocmo advertencia.- Supongo que todos tenemos nuestro AS bajo la manga.

¿Cuál sería el suyo? Edén no puede evitar preguntárselo, pero por más que lo observa, todo parece como la primera vez que lo vio.

Los tres se acercan más, a escasos metros los unos de los otros. En la mirada de Víctor la determinación; la chiflada idea de llevar esto hasta niveles insospechados. Sueño que lleva persiguiendo sin descanso todos estos últimos meses. 

- No queda mucho para que vuelva a tenerla conmigo.- Sonríe de nuevo con los ojos perdidos en el horizonte, como si verdaderamente estuviese imaginándoselo.- Aún no se por donde empezar con ella.

- ¿Por que no te metes con alguien de tu tamaño?- Gruñe Ethan mientras Edén trata de contener a su lobo un poco más, apretando los puños con fuerza.

- ¿Y perderme la forma tan exquisita en la que grita? ¿En la que suplica?

Y Edén no necesita escuchar nada más antes de abalanzarse sobre él. Con fuerza y rabia. Imaginándose todos los horrores por los que ha tenido que pasar su cachorrita, sin conocer nada más que aquel infierno en el que no puede contar con la única persona que debería estar ahí para ella.

Pero ahora lo tiene a él. Y no piensa dejar que aquel hombre vuelva a ponerle una mano encima.

El choque entre los dos hombres genera eco por todo el bosque. Víctor no tarda en estar tirado en el suelo, con el cuerpo de su contrincante generando presión en su torso. Protegiéndose como puede de la ristra de golpes que el rubio lanza en su dirección.

Forcejeando, consigue atinarle un rodillazo en el estómago y deshacerse del agarre. Alejándolo lo suficiente como para volver a la lucha y levantarse con agilidad. Pero no se hace esperar, y Edén ataca de nuevo con un derechazo que gira su rostro.

La ceja del hombre de la barba sangra, sin embargo su sonrisa no se borra. Y eso solo enfurece más al Beta que vuelve a tumbarle.

"Demasiado fácil" Piensa Ethan mirando desde el exterior como, poco a poco, el padre de Abi deja de defenderse ante los golpes de su compañero. Sangra, y a veces no puede evitar quejarse rindiéndose de a poco. 

La espalda de Edén está tensa y parece que con solo un par de goles podría terminarlo. Con la mirada aún ardiendo por la cólera.

Sin embargo Ethan vio la forma en al que Víctor agarró a Abigail. La presión de sus dedos en su piel, jurando que podría romperle el radio en cualquier momento. La fuerza poco humana de tirar de ella. Y no solo poco humana... Poco licántropa también.

- ¡Edén!

El grito de advertencia del menor, cuando comprende lo que ocurre, llega demasiado tarde. Cuando, de un solo empujón sobre sus hombros, hace volar al rubio hacia la arboleda más cercana.

El sonido de sus huesos contra el duro tronco genera tal dolor en él que por un momento piensa que se va a desmayar de golpe.

No sabe muy bien que ha ocurrido al principio, lo último que recuerda es estar cegado por la ira, sobre Víctor, y salir disparado sin razón aparente. Cada respiración le duele en el pecho y está seguro de que ha de haberse roto alguna costilla.

Pero solo entonces lo entiende. Cuando, a pocos metros de él, puede ver aquellos luceros rojos distintivos de los vampiros en el rostro del padre de su mate.

- Un híbrido.- Susurra despues de un pequeño grito de dolor al comprenderlo todo.

Ethan no tarda en lanzarse a por él, relevando a Edén, cuando se da cuenta de que él avanza a rematar a su Beta. Sin embargo, no hace falta mucha lucha para salir de la misma forma disparado contra unas rocas cercanas.

Siente el golpe en su nuca, un hilo de sangre espesa bajar por su cuello manchando su camiseta y esa neblina negra nublar su vista. Lo último que piensa, antes de caer en la inconsciencia, es en haberlo distraído lo suficiente para que Edén se recuperase.

- Te lo dije.- Sonríe sadicamente Víctor avanzando de nuevo hacia el Beta, habiendose desecho de aquel joven.- Pronto tendré a Abi de nuevo. ¿Cuál crees que puede hacer mi fuerza con ella?

Edén no espera a incorporarse, sintiendo un pinchazo en su pie izquierdo que le proboca un tambaleo. Pero no tiene tiempo que perder, preparandose de nuevo para luchar.

Los híbridos han sido siempre una especie perseguida y no muy común. La mayoría de manadas y países las rechazan por la simple razón de que tienen la fuerza, capacidades y ventajas de ambas especies. Haciendolos mucho más poderosos, y desequilibrados.

- Te lo dije.- Responde de la misma forma el rubio conteniendo un gemido de dolor pero decidido.- Tendrás que matarme.

Con un último esfuerzo y un gruñido por el pinchazo en sus cortillas, Edén libera a su gran lobo, conjurandose a la Luna para que le ayude en esta batalla del que solo uno saldrá con vida.

Mi CachorraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora